La fantasía de invadir los refugios de los magnates tecnológicos

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Mark Zuckerberg tiene su rancho hawaiano con un búnker a prueba de explosiones. Elon Musk, su complejo secreto de Texas para guarecer a su creciente prole. Jeff Bezos, un superyate de 500 millones de dólares al que puede llegar el helicóptero de su prometida.

Los retiros privados de los multimillonarios de la tecnología son absurdos por su inaccesibilidad. Pero ahora son difíciles de evitar en las pantallas y en las páginas.

A bordo de los lujosos jets de negocios en el relato sobre Facebook Careless People y del lujoso yate en El triángulo de la tristeza , así como en el interior de la cabaña alpina de la sátira de HBO Mountainhead y en los mundos virtuales hiperrealistas de Black Mirror y Made for Love , se nos invita a seguir a los líderes tecnológicos hasta sus recónditas guaridas. Mientras saltamos de la isla privada de la boba historia de un crimen en Glass Onion: Un misterio de Knives Out a la isla privada de la aventura de feminismo pop Blink Twice , espiamos por el ojo de la cerradura cómo se aíslan de la realidad, de la responsabilidad y de la propia humanidad.

No podemos escapar de la influencia material y psíquica de la élite tecnológica, y ahora, en nuestro entretenimiento escapista, imaginamos que ellos no pueden escapar de nosotros. Jugamos a colarnos en sus opulentas guaridas, a criticar la decoración y a desentrañar una fantasía más profunda: en algún lugar dentro de sus muros fortificados yacen los secretos de su eventual ruina. En estas tramas, vemos cómo se podría desconectar su tecnología, revocar su poder y sacar a la luz sus actos privados. Todo lo que hace falta es un intruso --generalmente una mujer, a menudo de clase trabajadora-- que tenga el conocimiento y la astucia necesarios para tirar la casa abajo.

El villano siempre ha tenido su guarida. En las películas de Bond (y en las parodias de Austin Powers), los magnates que tienen que ver con tecnología intentan apoderarse del mundo desde algún búnker subterráneo, estación espacial o retiro en la montaña. Ahora que esas figuras han adquirido cada vez más poder político y de mercado, películas, series de televisión y novelas enteras se instalan en sus refugios privados.

La comedia estrenada en la primavera Mountainhead es un drama ambientado en una casa de vacaciones para ultrarricos en la que todos los personajes principales son un tanto reprobables y consultan sus teléfonos dentro de un santuario estéril mientras su propia tecnología destruye el mundo exterior. A menudo, la guarida en cuestión --la isla tropical de Parpadea dos veces, el Davos representado en Careless People-- aparece primero como un lugar de escape envidiable antes de que se revelen sus oscuros secretos.

Los edificios de estas historias se construyen a partir de un montón de elementos similares. Pueden estar envueltos en cristal y decorados con materiales industriales expuestos, produciendo un tufillo de transparencia corporativa donde en realidad no existe ninguna. En su interior pueden esconder habitaciones seguras parecidas a mazmorras y trofeos ocultos de las hazañas más oscuras de un magnate tecnológico. Su lejanía sugiere unas vacaciones de las presiones del mundo real, y demuestra que los propietarios disponen de los cuantiosos medios necesarios para acceder a lo inaccesible. Pero también indica una falta de responsabilidad, incluso un estatus más allá de lo legal. Lo que ocurre en el recinto se queda allí.

La exclusividad de estos espacios, el supremo control medioambiental que ofrecen, tiene el efecto de hacer que los multimillonarios de la tecnología vean al resto de la humanidad como menos que humana. En Careless People, el relato desde dentro de Sarah Wynn-Williams sobre sus años en Facebook, compara el reino aislado de Zuckerberg no con una burbuja, sino con "una gruesa y opaca cúpula", una "fortaleza que lo separa del resto del mundo". Confinado en su escondite mientras el mundo arde, uno de los tecnobros de Mountainhead pregunta sinceramente a otro: "¿Crees en otras personas?".

En ocasiones, el retiro del multimillonario es totalmente artificial, una zona en la que puede utilizar sus recursos para controlar totalmente a otros actores. En la serie de ciencia ficción de HBO Max Made for Love, la esposa de un multimillonario de la tecnología escapa de su complejo de realidad virtual solo para descubrir que le ha implantado un chip directamente en el cerebro. En el episodio de Black Mirror de 2017 "USS Callister" --y en la secuela estrenada este mes de mayo--, un par de empresarios tecnológicos que representan tipos diferentes de personas detestables (Jimmi Simpson interpreta a un inversor mujeriego, Jesse Plemons a un codificador incel) se vuelven ricos con un juego inmersivo al que llaman Infinity. El programador interpretado por Plemons crea su propia versión del juego, en la que puede jugar con versiones clonadas de sus compañeros de trabajo, torturándolos o seduciéndolos según su voluntad. Mientras tanto, el mujeriego interpretado por Simpson crea su propio escenario para ver desde su oficina de cristal cómo sus empleados son asesinados de forma sistemática en el juego.

Las superficies de cristal del retiro tecnológico ridiculizan los ideales de apertura y conectividad declarados por la industria. Las escenas de gala de la película de 2024 Parpadea dos veces están iluminadas con un blanco cegador, sugiriendo que sus adinerados invitados no tienen nada que ocultar (tanto mejor para atraer a víctimas para su operación de tráfico sexual). El drama inicial de Mountainhead se desarrolla frente a una enorme ventana que da a un valle; lo cómodos que se sienten los multimillonarios reunidos al estar expuestos es un testimonio de que nada puede tocarlos. En Glass Onion: Un misterio de Knives Out todo gira en torno al cristal, lo que golpea al espectador en la cabeza con la fragilidad de los ricos. Un escaparate siempre presagia cristales rotos.

Glass Onion: Un misterio de Knives Out es la secuela de 2022 de Entre navajas y secretos, la película de misterio y asesinato de Rian Johnson plagada de famosos que salió en 2019. Entre navajas y secretos estaba ambientada en la espeluznante mansión de un anciano adinerado, lo que encaja con las típicas vibras acogedoras de la novela policíaca. Glass Onion traslada la acción al terreno sin encanto de la finca de un multimillonario de la tecnología en su propia isla. Su estilo arquitectónico --de baja altura, extenso, sin aire-- se ha vuelto tan familiar como la vieja y chirriante casa para los espectadores de misterio. Colocar un acertijo en el retiro de un multimillonario --una maniobra que Parpadea dos veces toma prestada-- da la sensación de que los arraigados sistemas de riqueza y poder pueden reducirse a la simplicidad de un misterioso asesinato o un embrollo criminal. El retiro del multimillonario destila su dominio mundial en un drama doméstico y manejable. El secreto de su éxito puede ser resuelto por un investigador solitario, y la forma en la que se gana la vida puede ser amenazada por un huésped revoltoso.

En este punto, el escondite tecnológico corre el riesgo de sufrir una sobreexposición. La sorpresa del retiro del brillante fundador en la película de 2014 Ex Máquina, una estructura escandinava de vidrio con una fembot encerrada en su sótano, ha inspirado copias poco excepcionales. Parte del problema es que las visiones de los diseñadores de producción están limitadas por la imaginación de las personas ricas en la realidad. Parpadea dos veces se rodó en un hotel que fue decorado como un complejo. Mountainhead está ambientada en un chalet de Utah que a su vez está inspirado en las películas (su precio de venta de 65 millones de dólares presumía de tener una "góndola de esquí privada a la James Bond"). En pantalla, el palacio parece desinflarse y convertirse en una opulenta mansión suburbana. Mountainhead lo aborda de frente: "Es objetivamente un diseño terrible", dice uno de los tecnobros. "Solo una vez se construye una guarida de pedófilos".

Sin embargo, hace falta la mirada de una mujer para ver realmente a través del artificio. En Glass Onion, Janelle Monáe interpreta a una maestra de escuela que llega a la isla del genio multimillonario sin invitación y lo desenmascara como un auténtico imbécil. En Parpadea dos veces, Naomi Ackie es una camarera que es atraída a la isla de tráfico sexual de un magnate, solo para resistirse a sus tentaciones y prenderle fuego. En la sátira de 2022 El triángulo de la tristeza, sus adinerados huéspedes --entre ellos un millonario de la tecnología-- caen por la borda y llegan a una isla desierta, donde quedan a merced de Abigail, miembro del personal de limpieza del yate y la única sobreviviente con habilidades de supervivencia en el mundo real.

Antes de unirse a Facebook, Wynn-Williams trabajó como diplomática de Nueva Zelanda, lo que la califica como una especie de mujer común y corriente sin pretensiones entre la clase multimillonaria. Sus memorias enfadaron tanto a Facebook quela demandó por ellas, lo que probablemente contribuyó a que el libro llegara a la lista de los más vendidos.

Mountainhead aporta un giro más realista, pues deja a sus intocables personajes indemnes al final. Aunque a la entrada del chalet se acercan visitantes potencialmente perturbadores y de un estatus inferior --una novia enfadada, un miembro del consejo preocupado, un bebé que balbucea--, nadie cruza el umbral sin autorización. El inmaduro eslogan que los tecnobros han acuñado para sus retiros es "sin tratos, sin comidas, sin tacones altos", es decir, sin mujeres con intenciones contrarias que hagan las cosas interesantes. Aunque tres de los tecnobros conspiran para matar al cuarto, fracasan en el intento; el sauna se llena de gasolina, pero nadie enciende una cerilla. Cuando termina el fin de semana, uno imagina que cualquier prueba del conflicto puede ser desaparecida tranquilamente por el personal, y todos los daños reparados a través del seguro.

La historia de la mujer común y corriente en la isla de un magnate tecnológico sigue la lógica de un cuento de hadas. Ella rompe el cristal del multimillonario, descubre su secreto más oscuro y destruye su poder. En el mundo real, ninguna revelación de fraude, incompetencia o abuso parece capaz de destronarlo. Si la casa del multimillonario se derrumba, simplemente construirá otra.

Amanda Hess es crítica para la sección de Cultura del Times. Cubre la intersección entre internet y cultura pop.