
MoviesMadison, Mikey (1999- )Anora (Movie)Baker, Sean (1971- )
Mikey Madison ofrece una actuación decisiva para su carrera en una película ganadora de la Palma de Oro sobre el romance entre una trabajadora sexual y un heredero rico.
A veces, una cinta realmente se gana el título de "película consagratoria", y yo estoy aquí para decir que Anora, de Sean Baker, es la película consagratoria de este año. La he visto dos veces y las dos salí del cine eufórica, entusiasmada por las interpretaciones, el ritmo y la forma emocional de esta película. La única pregunta que queda --y es una gran pregunta-- es a quién exactamente consagrará Anora como una estrella.
Una respuesta obvia (y obviamente correcta) es Mikey Madison, quien interpreta al personaje titular. Madison no es ninguna novata; interpretó a Sadie, miembro de la familia Manson, en Érase una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino; y a la hija mayor de Pamela Adlon, Max, en la estupenda serie de FX Better Things.
Madison siempre ha sido buena, una joven promesa de rasgos extraordinariamente expresivos que puede hacer de malcriada e ingenua al mismo tiempo. Pero este papel le exige arriesgarse, con elementos bufonescos, de romance, comedia y tragedia, además de bailar con poca ropa o sin ella y dar un par de puñetazos potentes. Interpretar a Anora requería tanto una vida interior emocionalmente rica como una presencia física impresionantemente dinámica, todo ello volcado en un personaje sobre el que la gente se forma opiniones en cuanto lo conoce. Y en todo momento, Madison es fascinante.
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La película es también consagratoria para Baker, cuyas películas anteriores, como Proyecto Florida y Red Rocket, se han ganado elogios y un público devoto. Con Anora, sin embargo, ha subido de nivel. (La película ganó la codiciada Palma de Oro en el Festival de Cannes en mayo).
Baker es conocido por hacer películas sobre personas marginadas de la sociedad, con frecuencia trabajadoras sexuales. Pero esta cinta, que Baker dirigió, escribió y editó, es más firme y segura que sus trabajos anteriores. En algunos aspectos, Anora tiene más en común con la película de Baker de 2015, Tangerine, una comedia disparatada sobre trabajadoras sexuales transgénero en Los Ángeles, filmada con iPhones. Pero también parece una evolución significativa en su estilo, y me entusiasma ver qué será lo próximo que hará.
Ani --Anora prefiere el diminutivo de su nombre-- es una bailarina exótica en un club del centro de Manhattan y también acepta clientes como acompañante. Vive en Brighton Beach, uno de los barrios más al sur de Brooklyn, habitado en su mayoría por rusos y otras comunidades de Europa del Este, y tiene un acento acorde. Ani habla un ruso aceptable porque, como le dice a un nuevo cliente del club, su abuela nunca aprendió inglés.
Ese nuevo cliente es Ivan (un fantástico y frenético Mark Eydelshteyn), quien también tiene un sobrenombre, Vanya, y aparenta tener unos 15 años. Dice que tiene 21. En el momento en que conoce a Ani en el club está sumido en los excesos, en más de un sentido. El tipo es rico, y Ani no se molesta en preguntarle sobre el origen de su riqueza hasta después de visitarlo en su casa palaciega en el sur de Brooklyn, con vista al mar. (La película nunca especifica el lugar, pero parece que está en Mill Basin).
Cuando Ani le pregunta a Vanya cómo es que tiene esa increíble casa, él divaga y bromea en su inglés entrecortado, pero al final revela que su padre es un hombre muy poderoso y rico de Moscú. "Búscalo en Google", le dice Vanya, y observa como Ani abre sus ojos de par en par.
Vanya le paga generosamente a Ani por sexo exuberante, y da la impresión de estar acostumbrado a darle dinero a la gente, tanto que apenas piensa en esas relaciones como algo transaccional. A ella le gusta.
Ani no es de las que se deja intimidar por el dinero; es una fría mujer de negocios con una apreciación adecuada de lo que puede significar el dinero en efectivo, y pide sin reparos lo que le corresponde por los servicios prestados. Vania, sin embargo, solo quiere divertirse con sus amigos, algunos de los cuales también son vástagos de rusos ricos y otros solo son chicos locales. Vanya queda prendado de Ani y le paga para que se mude a su mansión durante una semana y sea su novia. Ella negocia y luego acepta. Su mirada sugiere que no está del todo segura de que se trate solo de un negocio.
Anora se divide en tres actos, cada uno de los cuales funciona dentro de su propio género, algo prestado y actualizado del Hollywood clásico. El primer acto es un romance que parece una versión más joven y explícita de Mujer bonita, o quizá simplemente un cuento de hadas: la chica local y el principito. El segundo acto es una comedia de enredos con muchos predecesores, el más reciente Diamantes en bruto: un paseo por Nueva York lleno de escenas con un ritmo hábilmente divertido y algunas caídas. Y el acto final bueno, dejaré que lo descubras por ti mismo.
Que los tres actos se integren sin esfuerzo es una maravilla de la cinematografía y la actuación. Madison y Eydelshteyn tienen una química hermosa y efervescente que se mueve por una línea delicada a medida que avanza la historia. Cuando aparecen los matones del padre de Vanya (interpretados por Karren Karagulian, Vache Tovmasyan y el realmente excelente Yura Borisov), los hilos de su lujosa unión empiezan a deshilacharse. Es una historia de amor, pero complicada, y ahora se ven las costuras.
Y pronto nos vamos por el sur de Brooklyn, por calles que son conocidas sobre todo para quienes hemos pasado un día de verano en el paseo marítimo de Coney Island. En esta película es invierno, así que la visión del lugar es diferente, vacío y frío. Esta es la Nueva York que no siempre aparece en las películas, desesperadamente hermosa y también caótica.
En un momento dado, los personajes caminan, o en realidad acechan, por el paseo marítimo mientras cae la noche. En el horizonte puedes ver un espeso atardecer anaranjado, la icónica atracción de Coney Island del salto en paracaídas se delinea contra el cielo ardiente. Es más hermoso de lo que puedas imaginar.
En esta película no vemos demasiado sobre la historia de fondo de nadie, al menos no directamente. En cambio, Baker se apoya en pequeños toques, casi imperceptibles, para dar dimensión a sus personajes, que son fácilmente caricaturizados. La música juega un papel importante: grandes y vibrantes temas de club nocturno que nos transmiten la vida interior de los personajes. A menudo la música se desliza de lo diegético a lo no diegético y viceversa, lo que significa que la música pertenece a su mundo y al nuestro; se nos induce a entrar en la historia, a formar parte de ella.
También hay elecciones de vestuario: Ani, por ejemplo, se cubre cada vez más a medida que su personaje se vuelve más vulnerable. Todo su desarrollo está detrás de los ojos. A veces, su rostro aparece en el centro de la pantalla, llenando el encuadre, como verías a una estrella en una película romántica del viejo Hollywood.
Anora es una fábula moderna y obscena, llena de bailarinas exóticas, hombres fuertes y brutos. Como la mayoría de las películas de Baker, trata en esencia de los límites del sueño americano, de los muchos muros invisibles que se interponen en el camino de las fantasías sobre la igualdad y las oportunidades, y de cómo salir adelante por tus propios medios. Es una historia de riqueza y poder, y de lo que el amor puede y no puede superar. Pero también trata de algo mucho más desgarrador: lo que significa estar acostumbrado a que te miren de una manera y luego experimentar, de repente, lo que se siente cuando realmente te ven.
AnoraClasificada R por todo: desnudos, sexo, un club de striptease, violencia cómica, muchos insultos y consumo de drogas. Duración: 2 horas 19 minutos. En cines.
Alissa Wilkinson es crítica de cine del Times. Ha estado escribiendo sobre películas desde 2005. Más de Alissa Wilkinson
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