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El presidente ruso, en una conferencia de prensa anual, dijo que aún no se había reunido con Bashar al Asad, el derrocado dirigente sirio que huyó a Moscú, pero que tenía previsto hacerlo.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, intentó el jueves disimular o trasladar la culpa de los recientes reveses sufridos en su país y en Medio Oriente, al tiempo que hizo un nuevo llamado a Donald Trump en el que dijo que estaba dispuesto a hablar con el presidente electo de Estados Unidos "en cualquier momento".
En su conferencia de prensa de fin de año, de cuatro horas de duración, Putin dijo que fue un fracaso de Irán resistirse a una ofensiva rebelde que ayudó a derrocar a uno de los aliados más estrechos de Rusia, Bashar al Asad, en Siria este mes, sin abordar la propia decisión de Moscú de no ayudar a Al Asad.
Dijo que los servicios de seguridad rusos cometieron el "más grave de los errores" al no impedir el asesinato de un general ruso en Moscú esta semana.
Y el banco central ruso, dijo Putin, podría haber actuado antes para atajar la inflación que ha disparado los precios al consumo.
"Quien quiera presentar a Rusia como debilitada", dijo Putin en un momento dado, citando a Mark Twain, "quiero recordar a un conocido personaje y escritor que dijo una vez: 'Los rumores sobre mi muerte son muy exagerados'".
Fue una combinación familiar de desviar la atención junto a la confianza en sí mismo por parte de Putin, en su intento de presentar a Rusia como un país que controla firmemente su destino, tanto en el interior como en el exterior.
Ahora que la guerra en Ucrania se acerca a su cuarto año, y que Rusia está sufriendo grandes pérdidas y su economía muestra signos de tensión, Putin no ocultó su deseo de entablar conversaciones con Trump, quien ha prometido negociaciones rápidas para poner fin a la guerra.
"Estoy dispuesto a ello, en cualquier momento", dijo Putin, tras ser preguntado por posibles negociaciones con Trump. "Y estaré dispuesto a reunirme, si él quiere eso".
Más tarde, añadió: "Si alguna vez tenemos una reunión con el nuevo presidente electo, Trump, estoy seguro de que tendremos algo de qué hablar".
Putin mantuvo que buscaba un amplio acuerdo de paz para poner fin a la guerra, en lugar de un alto al fuego temporal. Dijo que seguiría avanzando en el campo de batalla, donde, según Putin, Ucrania está sufriendo "el desgaste de equipos militares, pertrechos, municiones y, lo que es más importante, personal".
"Si nos detenemos durante una semana, eso significará dar al enemigo la oportunidad de atrincherarse en estas posiciones, darle la oportunidad de descansar", dijo. "No necesitamos un alto el fuego. Necesitamos la paz".
Putin hizo gala de una fanfarronería similar en sus comentarios sobre Siria, al hablar en público por primera vez sobre la sorprendente caída de Al Asad.
El líder ruso atribuyó la responsabilidad de la caída de Al Asad tanto a los soldados del gobierno sirio como a las fuerzas iraníes y proiraníes, porque "se retiraron sin luchar, estallaron sus posiciones y se marcharon". Rusia envió 4000 combatientes iraníes a Teherán a petición de Irán mientras avanzaban los rebeldes, dijo.
La propia Rusia hizo poco por ayudar a Al Asad, decidiendo no comprometer recursos para ayudar a combatir la sorpresiva ofensiva rebelde que comenzó el mes pasado.
Y Putin insistió en que Moscú seguía siendo un actor en Medio Oriente a pesar de lo que se ha considerado un duro golpe para las ambiciones de Rusia de posicionarse como potencia mundial.
Afirmó que la mayoría de los países de Medio Oriente y las facciones gobernantes en Siria querían que Rusia mantuviera sus bases militares sirias.
"Tendremos que pensarlo", dijo Putin, refiriéndose a si Rusia mantendría las bases. "Tendremos que decidir por nosotros mismos cómo serán nuestras relaciones con las fuerzas políticas que ahora controlan y controlarán la situación del país en el futuro. Nuestros intereses tienen que coincidir".
Los analistas afirman que, de hecho, la posición de Rusia como potencia mundial ha sufrido como consecuencia de la caída de Al Asad, especialmente si pierde su base naval de Tartus y su base aérea de Hmeimim en Siria. Ambas han sido clave para la capacidad de Rusia de proyectar su influencia a través del Mediterráneo y África.
En respuesta a una pregunta de NBC News, Putin dijo que aún no se había reunido con Al Asad, quien había huido de Siria hacia Moscú, pero que tenía previsto hacerlo. Putin dijo que preguntaría a Al Asad por el paradero de Austin Tice, el periodista estadounidense secuestrado en Damasco, Siria, en 2012.
"Sin duda hablaré con él", dijo Putin refiriéndose a Al Asad. Y refiriéndose a Tice, añadió: "Prometo que haré esta pregunta".
La maratónica conferencia de prensa anual de Putin en Moscú se ha convertido en un ritual para el gobernante ruso, quien asumió el poder por primera vez en 1999. En los últimos años, se ha combinado con otro rito del Kremlin, la "línea directa", en la que Putin responde a llamadas o cartas procedentes de todo el país, a menudo de personas que se quejan de sus autoridades locales.
Las transmisiones, a menudo de más de cuatro horas, pretenden mostrar el estrecho compromiso de Putin con los asuntos mundiales, así como con las preocupaciones de los rusos de a pie. Según los analistas, también se pretende que contraste con los líderes occidentales, a quienes los medios de comunicación estatales rusos suelen presentar como débiles y desactualizados.
En la sesión del jueves, Putin comentó también el asesinato de un general ruso, Igor Kirillov, quien murió el martes en Moscú por una bomba colocada en un monopatín. Calificó el asesinato como el último fallo de los servicios de seguridad rusos, recordando el coche bomba que mató a Daria Dugina, hija de un destacado nacionalista, en 2022.
"Fallaron en estos atentados", dijo Putin. "Su trabajo necesita mejorar para no permitirnos estos gravísimos errores".
Pero para muchos rusos, la mayor preocupación en los últimos meses ha sido el aumento del precio de productos básicos como las papas, cuyo precio casi se ha duplicado en el último año.
El precio de los pepinos, dijo uno de los moderadores a Putin, citando estadísticas oficiales, subió un 10 por ciento en solo una semana este mes. Lo que los miembros del público más deseaban oír de Putin, dijo el moderador, estaba "relacionado con la subida de los precios del pan, el pescado, la leche, los huevos y la mantequilla".
"El aumento de los precios, es realmente algo desagradable y malo", dijo Putin en un tono discreto y melancólico. "Pero espero que, manteniendo en general los indicadores macroeconómicos, también lo controlemos".
Dirigió una crítica velada, poco frecuente, al banco central de Rusia, que ha sido objeto de críticas por parte de corporaciones y líderes empresariales por sus tasas de interés récord. Putin dijo que "algunos expertos creen" que el banco podría haber tomado medidas "más eficaces y tempranas" para hacer frente a la inflación.
Pero dijo que la subida de los precios --que los expertos consideran en gran parte consecuencia de la sobrecargada economía de guerra rusa-- era en realidad un indicador de la mejora del bienestar de la población.
"Lo que ocurre es que la oferta de alimentos no ha aumentado tanto como el consumo", dijo Putin, sin mencionar la guerra.
Anatoly Kurmanaev y Oleg Matsnev colaboraron con la reportería.
Anton Troianovski es el jefe del buró en Moscú del Times. Escribe sobre Rusia, Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central. Más de Anton Troianovski
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