Aaron Levie, director ejecutivo de la empresa de software en la nube Box, dijo que tenía más esperanzas que nunca en los últimos 15 años de que Estados Unidos pueda aceptar pronto a más inmigrantes con un alto nivel académico, el tipo de extranjeros calificados que él contrata como ingenieros de software.
Hace poco, Levie publicó en la plataforma social X que las políticas de inmigración estadounidenses para trabajadores altamente calificados "no responden al mercado" y que Elon Musk, con su posición en la órbita del presidente electo Donald Trump, podría arreglarlas.
"Estoy de acuerdo", respondió Musk. El hilo se llenó rápidamente de otros trabajadores y ejecutivos del sector tecnológico que compartieron las historias sobre sus intentos para conseguir visas para ellos y sus empleados.
Acoger a más inmigrantes altamente calificados es "una de las principales ventajas --quizá la mayor ventaja-- que podría tener Estados Unidos para garantizar que se mantendrá a la vanguardia", dijo Levie en una entrevista.
La industria tecnológica considera que ese argumento sobre la competitividad económica podría persuadir a Trump de permitir mayores niveles de inmigración de trabajadores altamente calificados. Pero el optimismo de la industria choca con la experiencia pasada: el presidente electo no amplió la inmigración legal basada en la calificación durante su primer mandato. Más bien, sus autoridades migratorias restringieron los programas de visados para trabajadores calificados supervisándolos de forma más estricta.
Y, aunque algunas personas en Silicon Valley y en el sector corporativo estadounidense esperan que esta vez sea diferente, los analistas políticos de Washington, los abogados y los poseedores de visas están menos seguros.
"Sí creo que hay posibilidades de que se produzca algún tipo de expansión o cambio en el mundo de la inmigración calificada", dijo Shev Dalal-Dheini, directora sénior de relaciones gubernamentales de la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración. "Pero creo que seguirá siendo una batalla contra las ideas restriccionistas que forman gran parte de su gobierno".
Levie y quienes comparten su visión optimista señalaron a los gigantes tecnológicos que acaban de entrar en el círculo de Trump --y que han utilizado estos programas en sus propias empresas-- como una razón clara de que ampliar los visados para personas calificadas podría ser una prioridad mayor para Trump 2.0.
Musk se ha convertido en una voz poderosa en la esfera política del presidente electo. Su empresa Tesla obtuvo 724 visas H-1B, que se conceden a trabajadores extranjeros con habilidades especializadas, en 2024. Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta que en algún momento fue un destacado defensor de la reforma de la inmigración, se reunió con Trump en su complejo de Mar-a-Lago, en Florida, y la empresa de Zuckerberg donó 1 millón de dólares a la próxima toma de posesión de Trump.
Además, el propio presidente electo ha hablado de las posibilidades de reforma de la inmigración legal, tanto en una entrevista reciente como durante la campaña electoral. En junio, durante un pódcast del que es copresentador el capitalista de riesgo David Sacks, a quien desde entonces ha nombrado como su zar de las criptomonedas y la inteligencia artificial, Trump dijo que quería facilitar el trabajo en Estados Unidos a los extranjeros con alta formación.
"Lo que haré es que, si te gradúas en una universidad, creo que deberías obtener automáticamente, como parte de tu diploma, una green card para poder permanecer en este país", dijo Trump.
Su equipo de transición no respondió a las solicitudes de comentarios sobre sus planes en materia de visados y green cards para trabajadores altamente calificados. Pero quienes siguen de cerca al presidente electo creen que, a pesar de su determinación de expulsar a millones de inmigrantes que viven en el país sin permiso legal, a nivel ideológico no se opone a ampliar las vías para que las personas con habilidades específicas puedan trabajar de forma legal en Estados Unidos.
"No es un restriccionista", dijo Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro de Estudios de Inmigración, el cual está a favor de una menor inmigración. "Tan solo es un republicano normal que cree en 'lo legal es bueno, lo ilegal es malo'".
Pero, mientras los líderes empresariales sostienen que relajar las restricciones a la inmigración altamente calificada reforzaría la competitividad de Estados Unidos en la escena mundial, Trump adoptó el enfoque contrario durante su primer mandato.
Aunque en aquel entonces a veces habló de su deseo de pasar a un sistema de inmigración "basado en los méritos", el proyecto de ley que apoyó para ello en 2017 no amplió las green cards y no llegó a ninguna parte. Un año después, su gobierno hizo públicos unos principios generales de reforma que abandonaban por completo el concepto. En su lugar, las autoridades migratorias de Trump trataron discretamente de restringir muchas visas para estudiantes y trabajadores calificados. Se dispararon las tasas de rechazo a solicitudes de visas profesionales. En 2020, las autoridades suspendieron por poco tiempo las visas que solicitaban los empleadores.
Ahora, muchas de las mismas personas que defendieron esa postura más dura --incluido Stephen Miller, el próximo subdirector de política de la Casa Blanca-- vuelven al poder.
Las empresas de alta tecnología llevan tiempo presionando para que se flexibilice el tope de las visas H-1B, que se ha mantenido en 85.000 desde 2006. Para el año fiscal 2025, 470.000 personas solicitaron esas plazas. Además, es extremadamente difícil convertir esas visas de tres años en green cards, sobre todo para las personas procedentes de la India, de las cuales cerca de un millón están esperando aprobación.
La investigación sobre los inmigrantes altamente calificados es muy clara: los inventores inmigrantes superan las expectativas en términos de innovación, en parte elevando el rendimiento de sus colaboradores nacidos en Estados Unidos. Las empresas a las que se les otorgan sus peticiones H-1B contratan a más trabajadores nacidos en Estados Unidos, mientras que las restricciones de esos visados orillan a las empresas a expandirse al extranjero.
"La competencia con China exige que contemos con los mejores talentos del sector tecnológico", afirmó Vivek Chilukuri, investigador principal y director del programa de tecnología y seguridad nacional del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense. "Su tamaño es su ventaja estratégica y la nuestra es la inmigración".
Aun así, el apoyo a expandir la inmigración altamente calificada se ha socavado a causa de ejemplos muy difundidos de abusos por parte de empresas que utilizan trabajadores H-1B para sustituir a sus empleados estadounidenses. En su primer mandato, Trump solicitó documentación adicional para casi un tercio de las solicitudes H-1B, lo cual ralentizó todo, incluso para las empresas que consiguieron visas.
Existe un amplio consenso en Washington de que el sistema podría funcionar mejor, pero el Registro del Congreso está plagado de proyectos de ley que no han avanzado. Los legisladores poderosos han preferido empaquetar las reformas de los visados para trabajadores altamente calificados con cambios en la inmigración basada en la familia y la seguridad fronteriza, en un esfuerzo por conseguir el apoyo necesario para su aprobación. En cambio, esos acuerdos complejos han caído por su propio peso.
Mientras tanto, los empleadores están pagando para agilizar sus solicitudes y aconsejando a sus empleados internacionales que estén en Estados Unidos para la toma de posesión. Las empresas se están preparando para los retrasos y rechazos que enfrentaron en el primer mandato de Trump. Pero las declaraciones del presidente electo también les dan esperanzas de que, aunque las normas sigan siendo restrictivas, al menos no se endurezcan más.
"Sí creo que, en el lado de la inmigración altamente calificada, hay más probabilidades de que veamos cambios menos draconianos", dijo Sam Adair, abogado residente en Austin, Texas, quien dirige un bufete enfocado en la inmigración. "Pero es una incógnita".
Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta, se reúne con los llamados "dreamers", inmigrantes indocumentados que llegaron de niños a Estados Unidos, durante un evento en Mountain View, California, el 20 de noviembre de 2013. (Peter DaSilva/The New York Times)