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El destino del presidente Yoon Suk Yeol está ahora en manos del Tribunal Constitucional del país, que decidirá si lo restituye o lo destituye formalmente.
Hace once días, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, hizo un audaz intento de aumentar su poder, poniendo al país bajo mandato militar por primera vez en 45 años, alegando frustración ante la oposición por obstruir su agenda en el Parlamento.
Su decreto de ley marcial duró solo unas horas, y ahora se encuentra apartado del poder: destituido y suspendido por la Asamblea Nacional tras una votación celebrada el sábado en la que una decena de miembros de su propio partido se volvieron contra él.
Los legisladores intentaron poner fin al mandato de Yoon después de que su declaración sumiera la democracia del país en el caos y provocara la indignación pública en todo el país.
Las protestas callejeras se convirtieron en celebraciones ante la Asamblea cuando se supo que se había aprobado el proyecto de ley de destitución. La popularidad de Yoon ha caído en picada durante sus dos años y medio en el cargo, un mandato marcado por una creciente polarización política, escándalos relacionados con su esposa y un enfrentamiento casi constante entre su gobierno y el Parlamento, dominado por la oposición.
Pero la agitación política y la incertidumbre desatadas por su efímera declaración de la ley marcial distan mucho de haber terminado. Poco después de la votación, Yoon prometió luchar en los tribunales para recuperar su poder, incluso mientras la policía y la fiscalía lo acechaban con una posible acusación penal de insurrección.
El destino de Yoon, un dirigente profundamente impopular, está ahora en manos del Tribunal Constitucional del país, que decidirá --en los próximos seis meses-- si lo restituye o lo destituye formalmente. Si se le destituye formalmente, Corea del Sur deberá elegir a un nuevo dirigente en un plazo de dos meses.
Durante su suspensión del cargo, el primer ministro Han Duck-soo, el funcionario número dos en la jerarquía gubernamental, ha asumido el cargo de líder interino. Dado que Han no es un funcionario electo, dirigirá Corea del Sur sin peso político real en un momento en que el país se enfrenta a desafíos internos y externos, como la creciente amenaza nuclear de Corea del Norte y el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
"Mi corazón está muy apesadumbrado", dijo Han, burócrata de carrera. "En estos tiempos difíciles, centraré todas mis fuerzas y esfuerzos en dirigir de forma estable los asuntos del Estado".
De momento, la destitución de Yoon supuso un gran alivio para las multitudes de manifestantes que se habían congregado cerca de la Asamblea en los últimos días para pedir su salida. Horas antes de que la Asamblea se dispusiera a votar, miles de personas empezaron a converger hacia el Parlamento, portando pancartas que decían: "¡Impugnen a Yoon Suk Yeol, el cabecilla de la insurrección!".
Tras la votación, cuando les llegó la noticia de que Yoon había sido destituido en una votación con 204 votos a favor y 85 en contra, saltaron y se abrazaron.
"Es el momento más feliz de mi vida", dijo Kim Myoung-sook, de 60 años. "La ley marcial es una declaración de guerra al pueblo, y la semana pasada estuve muy deprimida".
Los grupos de la oposición se mostraron triunfantes pero cautelosos. Park Chan-dae, dirigente del principal partido de la oposición, el Partido Democrático, calificó la destitución de "victoria para el pueblo surcoreano y la democracia".
Sin embargo, la misión de destituir a Yoon no ha terminado, dijo Lee Jae-myung, principal líder de la oposición. "Solo hemos superado una pequeña montaña", dijo a una concentración de partidarios frente a la Asamblea. "Hay una montaña más grande y empinada por delante".
Yoon dio a entender que no tenía intención de irse pacíficamente. En un discurso grabado que se hizo público poco después de su destitución, se dirigió a la nación y enumeró lo que considera sus logros como presidente, incluidos sus esfuerzos por alinear más estrechamente al país con Estados Unidos y Japón en los lazos militares. Ahora sus esfuerzos estaban en pausa, dijo.
"Pero nunca me rendiré", dijo, repitiendo su intención de combatir la decisión en el Tribunal Constitucional.
La Asamblea solo había destituido a dos presidentes surcoreanos anteriormente. En 2017, el Tribunal Constitucional decidió por unanimidad destituir posteriormente a Park Geun-hye. Pero en 2004, el tribunal rechazó a la Asamblea y anuló la destitución del entonces presidente Roh Moo-hyun.
La destitución de Yoon fue el giro más dramático de su turbulento mandato, que comenzó en 2022, cuando ganó por un estrecho margen las elecciones con una plataforma conservadora y favorable a las empresas. Su mandato ha estado marcado por protestas casi constantes y por el estancamiento político.
Gran parte de sus problemas políticos tienen que ver con su esposa, Kim Keon Hee, a quien sus críticos y los medios de comunicación locales acusan de aceptar regalos inapropiados, como un bolso de Dior, y de inmiscuirse ilegalmente en asuntos gubernamentales, como las decisiones sobre el personal.
En el proyecto de destitución, los legisladores de la oposición argumentaron que Yoon había perpetrado una insurrección cuando declaró la ley marcial la noche del 3 de diciembre y envió soldados a la Asamblea. Dijeron que era un intento de impedir que el Parlamento rechazara su decreto de ley marcial, como se lo permitía la Constitución.
Su intento de gobernar mediante la ley marcial duró solo seis horas, ya que ciudadanos airados y ayudantes parlamentarios frenaron el avance de las tropas, ganando tiempo para que los legisladores se reunieran y votaran. Pero el episodio recordó a los surcoreanos lo cerca que había estado su país del borde de la ley marcial, rememorando su dolorosa historia de dictadura militar décadas atrás.
En la última semana, la presión pública había ido en aumento sobre el partido gobernante. El índice de popularidad de Yoon cayó al 11 por ciento, un mínimo histórico, según una encuesta de Gallup Korea publicada el viernes.
Los legisladores de la oposición necesitaban ocho votos de apoyo del partido de Yoon para destituirlo. Cuando convocaron una votación de destitución el pasado fin de semana, el Partido del Poder Popular de Yoon la boicoteó, alegando que se le debía dar la oportunidad de dimitir en lugar de destituirlo. Solo participaron tres de sus 108 legisladores.
El sábado, el partido dijo que se oponía oficialmente a la destitución, pero se permitió a sus legisladores votar en secreto. El resultado indicó que 12 legisladores del partido de Yoon se habían unido a la oposición para destituirlo y otros 11 se abstuvieron o emitieron votos nulos, sellando su destino.
"El procedimiento de destitución pone de relieve que los controles y equilibrios son esenciales para detener los abusos de poder y apoyar el Estado de derecho", dijo Simon Henderson, subdirector para Asia de Human Rights Watch.
Yoon ha mantenido que su ley marcial formaba parte del poder presidencial otorgado por la Constitución. Pero se enfrenta a la posibilidad de convertirse en el primer presidente en ser detenido antes de que termine su mandato. Los fiscales le han prohibido salir del país y han detenido a su ex ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, y a dos exjefes de policía, acusados de ayudar a llevar a cabo una insurrección.
Según la legislación surcoreana, la insurrección es un delito castigable con la pena de muerte o cadena perpetua para quien el tribunal considere cabecilla.
Pero la destitución de Yoon "no es el final de la agitación política de Corea del Sur", dijo Leif-Eric Easley, profesor de estudios internacionales de la Universidad Femenina Ewha de Seúl. "Ni siquiera es el principio del fin".
La destitución solo concluyó "un punto muerto ejecutivo-legislativo sobre un intento de ley marcial", dijo. "Lo siguiente es la defensa de Yoon ante el Tribunal Constitucional y su probable procesamiento por insurrección".
Edward Wong colaboró con reportería desde Washington.
Choe Sang-Hun es el jefe de la corresponsalía del Times en Seúl. Cubre noticias de Corea del Norte y del Sur. Más de Choe Sang-Hun
Jin Yu Young informa desde Seúl sobre Corea del Sur, la región Asia-Pacífico y las últimas noticias mundiales. Más de Jin Yu Young
Victoria Kim es una reportera radicada en Seúl y se dedica a cubrir noticias de última hora en todo el mundo. Más de Victoria Kim
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