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Cuando fue evidente que se produciría un cambio de régimen en el país vecino, las fuerzas israelíes lanzaron una amplia campaña aérea con el fin de evitar que las armas queden en manos de extremistas islamistas.
Tan pronto se hizo evidente el domingo que habría un cambio de régimen en la vecina Siria, Israel comenzó una amplia campaña aérea.
Para el martes, al menos 350 ataques aéreos habían arrasado activos militares en toda Siria, eliminando a la Armada, aviones de combate, drones, tanques, sistemas de defensa antiaérea, fábricas de armas y una amplia gama de misiles y cohetes, de acuerdo con el ejército israelí.
Funcionarios israelíes dijeron que estaban destruyendo armas e instalaciones militares para mantenerlas fuera del alcance de los extremistas islamistas. El grupo rebelde que encabezó el derrocamiento del presidente Bashar al Asad estuvo vinculado en el pasado con Al Qaeda y continúa designado como grupo terrorista por Estados Unidos y las Naciones Unidas (ONU).
"No tenemos intención de inmiscuirnos en los asuntos internos de Siria, pero sí de hacer lo que sea necesario para garantizar nuestra seguridad", dijo el martes el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
La campaña israelí de los dos últimos días ha sido excepcional en fuerza y alcance, en un intento por garantizar que quienquiera que acabe en el poder en Siria estará significativamente desarmado.
Esto se ha producido tras meses de intensos ataques aéreos israelíes contra Siria, incluyendo ataques a depósitos de armas pertenecientes a Irán y Hizbulá. No obstante, los bombardeos a gran escala de esta semana han sido mucho más amplios y devastadores para las capacidades militares de Siria, dijeron los analistas.
El ataque asestó un golpe a la infraestructura en Siria que Irán utilizaba para transportar armas a Hizbulá en Líbano. Y Netanyahu advirtió a los futuros dirigentes del país que impidieran que Irán volviera a utilizar el territorio sirio para sus propios fines militares.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, felicitó el martes a los barcos lanzamisiles del país por haber completado "la destrucción de la Armada siria" la noche anterior.
Sin embargo, el intenso ataque aéreo contra Siria en un momento tan frágil hizo sonar las alarmas entre algunos miembros de la comunidad internacional.
"Esto tiene que terminar", declaró el martes a la prensa en Ginebra el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen. Mientras las facciones sirias intentan una transición ordenada hacia un nuevo gobierno, es "extremadamente importante que no veamos ninguna acción de ningún actor internacional que destruya la posibilidad de que se produzca esta transformación en Siria", añadió.
La ONU también expresó su preocupación por las acciones de Israel sobre el terreno.
El sábado, incluso antes de que al Asad huyera del país, las fuerzas israelíes entraron en territorio sirio por primera vez en 50 años. Desde entonces, han tomado el control de una zona desmilitarizada de seguridad de 400 kilómetros cuadrados en los Altos del Golán, patrullada por soldados de la ONU desde la guerra de Medio Oriente de 1973. La zona colinda con el territorio controlado por Siria.
[El mapa a continuación muestra el avance aproximado del ejército israelí en la zona desmilitarizada de seguridad]
Israel capturó el Golán durante la guerra de Medio Oriente de 1967 y se anexó la mayor parte en 1981. Casi todo el mundo considera la zona como un territorio sirio ocupado por Israel, pero en las últimas décadas Israel ha defendido firmemente el terreno.
El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Gideon Saar, dijo que la incursión de Israel en la zona de seguridad controlada por la ONU fue "limitada y temporal".
Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, dijo a los periodistas que la presencia de fuerzas israelíes en la zona violaba el acuerdo de 1974 por el que se creó la zona de seguridad.
"No debe haber fuerzas ni actividades militares en la zona", dijo.
Netanyahu dijo el lunes que el acuerdo de 1974 se había venido abajo porque los soldados sirios que protegían parte de la zona de seguridad habían abandonado sus puestos.
Las autoridades egipcias dijeron que las acciones de Israel "violan el derecho internacional, socavan la unidad y la integridad del territorio sirio, y explotan la inestabilidad actual para ocupar más territorio sirio". Egipto pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que "adopte una postura firme contra los ataques israelíes contra Siria, garantizando su soberanía sobre todos sus territorios".
El ejército israelí dijo que sus ataques aéreos habían destruido gran parte de las capacidades militares de Siria. Sus objetivos incluían aeródromos, hangares, estructuras militares, lanzamisiles, posiciones de tiro, al menos 15 buques de guerra y decenas de centros de producción de armas. Los ataques contra la Armada siria también destruyeron decenas de misiles marinos con un alcance de entre 80 y 193 kilómetros, dijo el ejército israelí.
Fotografías procedentes de Siria mostraban el martes barcos hundidos en un astillero, edificios derruidos y los restos carbonizados de un centro de investigación científica que había estado vinculado al programa de armas químicas del país, según las agencias de noticias que distribuyeron las imágenes.
"No he hecho más que ver puntos por todas partes: han sido literalmente cientos de ataques en las últimas 48 horas", dijo Miri Eisin, coronel israelí retirada que ha estado monitoreando los ataques para el Instituto Internacional para la Lucha contra el Terrorismo.
"Agradezcan a Israel, porque acaba de destruir las armas químicas que nadie más estaba dispuesto a tocar", dijo.
Bajo al Asad, el gobierno sirio utilizó armas químicas --en particular el agente nervioso sarín-- contra ciudadanos en numerosas ocasiones durante los 13 años de guerra civil.
En los últimos años, Israel ha bombardeado periódicamente objetivos en Siria, y la intensidad de esos ataques se ha aumentado recientemente.
En abril, fuerzas israelíes bombardearon un edificio de la embajada iraní en Damasco, matando a altos funcionarios militares y de inteligencia iraníes. Y en septiembre, Israel atacó un centro de producción de misiles de Hizbulá en Siria antes de que comandos descendieran a rapel desde helicópteros para recoger pruebas.
Pero nada se había acercado a la magnitud de los ataques de esta semana.
Netanyahu dijo que a Israel le gustaría forjar relaciones con el nuevo gobierno sirio, con ciertas condiciones.
"Si este régimen permite que Irán se restablezca en Siria, que proliferen armas iraníes o de cualquier tipo hacia Hezbollah, o que nos ataque, responderemos con fuerza y exigiremos un alto precio", advirtió.
Eisin, la coronel retirada, dijo que Israel aprovechó una oportunidad que se presentó en Siria.
"Están intentando cortar algo que nunca pudieron hacer en el pasado, porque si lo hicieran, te encontrarías en una guerra total contra Siria, Hizbulá" e Irán, dijo.
Katz, el ministro de Defensa israelí, dijo que el paso de Israel a la zona desmilitarizada de los Altos del Golán tenía por objeto impedir que los militantes se concentraran cerca de Israel, como había ocurrido en Gaza y Líbano.
Dijo que las fuerzas israelíes "establecerían una zona defensiva libre de armas y amenazas terroristas en el sur de Siria".
Los avances terrestres generaron especulaciones nerviosas sobre la posibilidad de que Israel fuera más lejos en la captura de territorio.
Nadav Shoshani, portavoz militar israelí, confirmó que las fuerzas israelíes se habían desplazado fuera de la zona de seguridad en varias áreas. Pero dijo que se debía al terreno y "no a una ofensiva".
Las fuerzas israelíes "no están avanzando hacia Damasco", afirmó Shoshani a los periodistas el martes.
"No somos parte en este conflicto y no tenemos más intereses que proteger nuestras fronteras, y la seguridad de nuestros civiles".
Johnatan Reiss, Nick Cumming-Bruce, Aaron Boxerman, Gabby Sobelman y Vivian Yee colaboraron con reportería.
Jack Nicas es corresponsal del Times y cubre el conflicto en Medio Oriente desde Jerusalén. Más de Jack Nicas
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