Sexual Harassment#MeToo MovementChild Abuse and NeglectSex CrimesWomen and GirlsActors and ActressesMoviesCriminal JusticeHaenel, Adele (1989- )Ruggia, ChristopheFrance
La actriz Adèle Haenel ha acusado al director Christophe Ruggia de seducirla y agredirla sexualmente cuando ella tenía 12 años. Si es declarado culpable, se enfrenta a una pena de hasta una década de prisión.
Lo acusó de aislarla durante los ensayos y el rodaje. De acosarla durante tres años, periodo en el que los sábados por la tarde la tocaba sexualmente. Cuando todo empezó, él tenía 36 años. Ella tenía 12.
Hace cinco años, la actriz francesa Adèle Haenel conmocionó al mundo del cine del país cuando denunció al director Christophe Ruggia, quien la había contratado como actriz principal en una película de 2002 sobre una relación incestuosa.
El lunes, el caso llegó a los tribunales, como la primera acusación importante del movimiento #MeToo en Francia que llega a juicio. Ruggia, de 59 años, está acusado de agresión sexual con agravantes contra una menor. Si se le declara culpable, se enfrenta a una pena de hasta 10 años de prisión, así como a una multa de hasta 150.000 euros, unos 190.000 dólares.
Ruggia ha negado repetidamente las acusaciones, afirmando que su relación con Haenel era estrictamente platónica. Al declarar ante el tribunal el lunes, Ruggia calificó las acusaciones de que la había tocado sexualmente de "puras mentiras".
A lo largo de su testimonio, Haenel parecía atormentada, con las manos agitadas, los dientes rechinando y la cara atormentada por tics.
Cuando le llegó el turno de declarar, describió cómo se había hundido en el odio a sí misma y la depresión tras años de sentirse atrapada en una relación en la que Ruggia la tocaba sexualmente en repetidas ocasiones. Dijo que le profesaba su amor con frecuencia y le decía que nadie podía entenderlo porque era una niña.
"Actuaba como si fuera la víctima de esta historia y fuera culpa mía", dijo antes de verlo y decirle: "Lo estoy mirando señor Ruggia: es usted un gran mentiroso".
Después de que Haenel contara por primera vez su historia al medio de investigación francés Mediapart en 2019, inspiró acaloradas conversaciones sobre la industria cinematográfica del país y el sexo con menores, y sobre cómo el sistema judicial francés procesa las denuncias de abusos sexuales.
En ese momento, Haenel era una estrella en ascenso, elogiada por sus interpretaciones feroces pero sensibles, que le habían valido dos César, el equivalente francés de los Oscar. En Estados Unidos, saltó a la fama con Retrato de una mujer en llamas, su último papel antes de anunciar su decisión de boicotear la industria.
Ruggia era un director relativamente desconocido antes de las acusaciones. Pero en el insular mundo del cine francés tenía fama de hacer películas sobre justicia social y defender a los inmigrantes y los derechos humanos. Habló en nombre de los trabajadores de la industria, lo que lo llevó a asumir un papel destacado en la asociación de directores franceses.
Haenel, de 35 años, dijo que decidió denunciar lo que le había ocurrido tras ver un documental de 2019 sobre la relación de la estrella del pop Michael Jackson con dos chicos jóvenes y tras enterarse de que Ruggia estaba trabajando en una película con dos actores adolescentes en ese momento.
"Es una responsabilidad para mí", dijo en una entrevista en video de Mediapart ese año. "Trabajo. Tengo proyectos en marcha. Estoy a gusto, materialmente. No estoy en la misma situación precaria que la mayoría de la gente a la que le pasa esto".
Sin embargo, durante 15 años no habló públicamente de los abusos, y nunca había acudido a la policía. Ello se debía, según explica en el video, a que consideraba que existía "una violencia sistémica contra las mujeres en el sistema judicial".
"La justicia nos ignora", dijo, "nosotras ignoramos a la justicia".
Días después de la publicación del artículo, la fiscalía de París abrió una causa penal. Haenel decidió participar en el proceso. Se convirtió en una investigación de cuatro años.
En una carta enviada a Mediapart, Ruggia negó las acusaciones, pero dijo que comprendía la poderosa influencia que pudo haber tenido sobre Haenel como director que descubrió por primera vez su talento. "En aquel momento, no me di cuenta de que mi adulación y las esperanzas que puse en ella podían parecerle, dada su corta edad, dolorosas en ciertos momentos",escribió. "Si este es el caso, y si ella puede, le pido que me perdone".
La decisión de Haenel de hablar públicamente suscitó debates, pero no originó cambios políticos o estructurales en el sector. Mientras que el #MeToo derribó a varios hombres poderosos de Hollywood tras el inicio del movimiento en 2017, en Francia hubo una fuerte resistencia. "Muchos artistas desdibujaron, o quisieron desdibujar, la distinción entre comportamiento sexual y abuso", dijo Haenel en una entrevista concedida al Times en 2020.
Solo unos meses después de que Haenel hablara, el director Roman Polanski recibió el premio más prestigioso en la ceremonia anual de los César: el de mejor director. Polanski fue condenado en 1978 por mantener relaciones sexuales ilícitas con una niña de 13 años en Estados Unidos.
Haenel, quien estaba nominada como mejor actriz, protagonizó una protesta imprevista en la ceremonia, poniéndose de pie con su vestido azul marino, dando la espalda al escenario, haciendo un cero con los dedos y gritando "¡Vergüenza!" antes de abandonar el teatro.
En una carta publicada en una revista cultural francesa en 2023, Haenel explicaba su decisión de retirarse del cine, una industria que, según dijo, protegía a los abusadores sexuales y prefería que las víctimas "desaparecieran y murieran en silencio".
"Los cancelo de mi mundo", escribió.
"La acogida en Francia a las declaraciones de Adèle Haenel en 2019, en realidad, atestigua la resistencia en la industria", dijo Geneviève Sellier, profesora emérita de Estudios Cinematográficos en la Universidad Montaigne de Burdeos y autora de Le culte de l'auteur.
"Estaba sola. Casi nadie la seguía". Y añadió: "Al final, el precio que pagó fue muy alto, porque ya no trabaja en el cine".
El movimiento #MeToo en el mundo del cine francés se reavivó el año pasado, cuando la actriz Judith Godrèche acusó a dos directores de haber abusado sexualmente de ella cuando era una niña.
Sus declaraciones públicas se produjeron poco después de una investigación televisiva sobre el actor más premiado de Francia, Gérard Depardieu, quien se ha enfrentado y ha negado varias acusaciones de conducta sexual inapropiada. El documental incluía imágenes suyas haciendo comentarios groseros y sexistas sobre una niña prepúber durante un viaje a Corea del Norte en 2018, lo que provocó grandes críticas en Francia.
Un par de meses después, dos mujeres interpusieron una demanda contra Depardieu acusándolo de agresión sexual durante el rodaje de una película en 2021, algo que el actor ha negado. Debía comparecer ante el tribunal el mes pasado, pero su abogado dijo que estaba demasiado enfermo para asistir. El juicio se ha aplazado hasta marzo.
A instancias de Godrèche, la Cámara Baja del Parlamento francés creó una comisión para examinar la violencia sexual en el cine y otras industrias artísticas en Francia.
Tal vez debido a las críticas públicas de Haenel al sistema judicial en Francia, la investigación policial de su caso ha sido extremadamente rigurosa y detallada. El resumen del caso realizado por el juez instructor tiene 35 páginas.
"La justicia trató el caso de Adèle Haenel con eficacia y asignó recursos que no se encuentran en muchos casos", dijo Marine Turchi, la periodista de Mediapart que reportó la noticia.
El juez instructor entrevistó a 26 personas, entre ellas 11 miembros del reparto y del equipo de Los diablos, la película de Ruggia de 2002 en la que Haenel interpreta a una niña autista en una relación incestuosa con su hermano. Varios miembros del equipo dijeron que el director mantenía una relación "intensa", "ambigua" y "malsana" con la actriz, aislándola de los demás. Algunos dijeron que lo vieron besarla en la cara y en las mejillas.
Otros, como el coprotagonista de Haenel, Vincent Rottiers, dijeron que no habían visto ningún comportamiento inapropiado por parte de Ruggia. El productor de la película y uno de sus montadores también dijeron no haber visto nada fuera de lo normal.
Tras el rodaje de la película, Haenel visitaba con regularidad el apartamento del director para ver películas y que él le enseñara los clásicos, dijo. Cuando estaba allí, le acariciaba los muslos hasta llegar a los genitales, la besaba en el cuello y le metía la mano bajo la camiseta para acariciarle los pechos y el vientre, según declaró a la policía.
"Christophe me decía que estaba enamorado de mí y que la diferencia de edad era una maldición para él y que desafortunadamente yo era una adulta en el cuerpo de una niña", declaró a la policía.
Haenel dijo que se negó a ver a Ruggia después de 2004, y la policía ha recogido dos cartas que él le envió años después. En ellas, escribió que el corazón le "estallaba en el pecho" tras verla un día en la calle, que su anhelo por ella era como una "herida" y que su amor por ella "siempre había sido sincero".
Tras la investigación de Mediapart, la nueva película de Ruggia en la que participaban los actores adolescentes, L'émergence des papillons, quedó en suspenso y fue expulsado de la asociación de directores franceses. Declaró a la policía que otros proyectos que tenía en marcha también se habían suspendido por la investigación, y que perdió su trabajo en una prestigiosa escuela de teatro. Está viviendo de la asistencia social en Bretaña, cerca de la casa de sus padres, añadió.
Está previsto que el juicio dure unos dos días.
Catherine Porter es reportera internacional del Times y cubre Francia. Está radicada en París. Más de Catherine Porter
Ségolène Le Stradic es reportera e investigadora sobre Francia. Más de Ségolène Le Stradic