En Siria, los rebeldes se hacen con el control de la mayor parte de Alepo

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El rápido avance sobre la ciudad se produjo solo cuatro días después de una sorpresiva ofensiva de la oposición que supone la escalada más intensa en años en la guerra civil.

Los rebeldes se habían apoderado hasta el sábado de la mayor parte de la ciudad más poblada de Siria, Alepo, según un grupo de observación de la guerra y combatientes que peinaban las calles en busca de los reductos de fuerzas gubernamentales que pudieran quedar.

Los rebeldes antigubernamentales afirmaron que habían encontrado poca resistencia sobre el terreno en Alepo. Pero los aviones de combate del gobierno sirio respondieron con ataques aéreos sobre la ciudad por primera vez desde 2016, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, grupo de monitoreo de la guerra.

Alepo quedó prácticamente paralizada el sábado, y muchos residentes permanecieron en sus casas por temor a lo que pudiera significar el repentino cambio de control, dijeron los testigos. Otros se aventuraron a salir a las calles, dándoles la bienvenida a los combatientes y abrazándolos. Algunos rebeldes intentaron tranquilizar a los residentes de la ciudad y enviaron al menos una furgoneta para distribuir pan.

El rápido avance sobre Alepo se produjo pocos días después de la sorpresiva ofensiva rebelde desplegada el miércoles contra el régimen autocrático del presidente Bashar al Asad. Los acontecimientos constituyen tanto el desafío más serio al régimen de Asad como la escalada más intensa en años en una guerra civil que había permanecido en su mayor parte latente.

El momento elegido para el asalto sugiere que los rebeldes podrían estar aprovechando los puntos débiles de una alianza que vincula a Irán con el grupo militante Hizbulá en Líbano, así como con el régimen de Asad en Siria y otros países.

El sábado, en Alepo, combatientes rebeldes bien armados y vestidos de camuflaje patrullaban por las calles en las que aún se veían los omnipresentes carteles de Asad. Las fuerzas de la oposición dijeron que, aunque controlaban casi toda la ciudad, aún no habían consolidado su dominio sobre ella.

Los rebeldes también anunciaron la toma de pueblos y ciudades en tres provincias, Alepo, Idlib y Hama.

En la ciudad de Alepo, los rebeldes anunciaron un toque de queda de 24 horas a partir de las 5 p. m. del sábado, afirmando que era por la seguridad de los residentes.

En cuestión de horas, del viernes al sábado, los soldados del gobierno sirio, las fuerzas de seguridad y los agentes de policía huyeron de la ciudad, según el grupo de observación de la guerra. Fueron sustituidos por los rebeldes islamistas y respaldados por Turquía que se desplegaron por la ciudad a pie, en motocicletas o en camiones montados con ametralladoras.

Había vehículos militares gubernamentales aparcados a lo largo de la entrada occidental de la ciudad, aparentemente abandonados. Los rebeldes quitaron la bandera gubernamental, la quemaron en la calle, e izaron la bandera de la oposición, con su banda verde, en un mástil que se erige sobre gran parte de la ciudad.

La ofensiva es la más reciente convulsión en la larga guerra civil siria, que comenzó en 2011. Desplazó a cerca de la mitad de la población y envió a millones de personas en busca de seguridad a países vecinos, como Turquía y Líbano, y más allá, incluso a Europa.

El conflicto estuvo prácticamente estancado durante años hasta el miércoles, cuando combatientes de diversas facciones armadas de la oposición lanzaron la ofensiva sorpresa.

Su avance se produjo ocho años después de una sangrienta batalla por el control de Alepo en 2016, que duró meses. En esa ocasión los rebeldes fueron finalmente derrotados, lo que supuso un duro golpe para sus esfuerzos por derrocar a Asad.

A lo largo de la guerra, Asad ha contado con el apoyo militar y político de dos de sus aliados más cercanos, Irán y Rusia. Rusia acudió una vez más en ayuda de Asad en los últimos combates.

El Ministerio de Defensa ruso dijo el viernes que Moscú había llevado a cabo ataques aéreos contra la ofensiva rebelde en apoyo del ejército sirio, aunque no dijo dónde. El grupo de observación de la guerra dijo que los ataques rusos habían alcanzado zonas controladas por la oposición en las provincias de Alepo e Idlib.

No quedó claro de inmediato si Rusia había golpeado la ciudad de Alepo, capital de la provincia de Alepo, para respaldar los ataques aéreos del gobierno sirio.

El gobernador de Alepo, mandos policiales y de seguridad y otras fuerzas del régimen han huido del centro de Alepo, dijo el sábado el grupo de observación.

Los medios de comunicación estatales sirios rebatieron los informes sobre la toma de la mayor parte de Alepo por los rebeldes, afirmando que el ejército había capturado a grupos de "terroristas" que habían estado grabando en el interior de varios barrios para intentar demostrar que habían tomado el control de los mismos. Desde los primeros días del conflicto sirio, el gobierno ha calificado de terroristas a prácticamente todas las figuras de la oposición.

Residentes de Alepo describieron a The New York Times cómo el control de su ciudad cambió aparentemente de la noche al día.

Algunos antiguos residentes de Alepo regresaron con el avance de la ofensiva rebelde. Tanto ellos como los combatientes antigubernamentales han estado compartiendo fotos y videos de sí mismos alrededor de lugares emblemáticos de Alepo. Uno de los lugares más populares para hacerse selfies el sábado fue frente a la antigua ciudadela que sirvió de puesto militar avanzado a las fuerzas gubernamentales en el punto álgido de las batallas por la ciudad hace años.

Un hombre mayor, aparentemente confundido sobre la identidad de los nuevos líderes de la ciudad, gritó a un grupo de combatientes: "Que Dios les proteja. Que Dios proteja a Asad".

La alianza rebelde está dirigida por el grupo Hayat Tahrir al-Sham, que en su día estuvo vinculado a Al Qaeda, aunque rompió públicamente con el grupo terrorista hace años. También se han unido grupos rebeldes respaldados por Turquía.

Algunos restaurantes y cafés que bordean las antiguas murallas de la ciudadela abrieron el sábado como de costumbre, pero de repente tenían nuevos clientes: combatientes rebeldes con sus armas y residentes que regresaban, quienes habían huido cuando el régimen tomó el control total de la ciudad en 2016.

El viernes, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU informó que el aeropuerto de Alepo estaba cerrado y se habían suspendido todos los vuelos.

El sábado, las fuerzas dirigidas por los kurdos, que controlan amplias zonas del noreste de Siria, tomaron el control del aeropuerto, según el observatorio. Pero horas después, los rebeldes afirmaron haber tomado el control del aeropuerto, una confusión sobre el terreno que podría dejar entrever el caos que se avecina en el territorio al cambiar rápidamente de manos.

Los combatientes dirigidos por los kurdos --una fuerza separada que no está alineada con los rebeldes-- también tomaron puestos de control abandonados en algunos barrios de Alepo, según el grupo de observación de la guerra y los rebeldes.

Las fuerzas dirigidas por kurdos cuentan con el respaldo de Estados Unidos, que formó una alianza con ellas hace años para combatir al grupo terrorista Estado Islámico cuando éste aprovechó el vacío de poder creado por la guerra civil y se apoderó de amplias zonas de Siria. Estados Unidos sigue teniendo cientos de fuerzas destacadas en territorio sirio, la mayoría en zonas controladas por los kurdos.

Antiguos residentes de Alepo regresaron para inspeccionar sus casas y barrios y, en algunos casos, para reunirse con familiares a los que no habían visto en años.

Algunos residentes de la ciudad dijeron estar preocupados por lo que podría suponer la toma del poder por una mezcolanza de grupos rebeldes. Pero ese no es su único temor.

Los ataques aéreos del sábado podrían presagiar más ataques aéreos y una vuelta a los años en que los rebeldes controlaban partes de la ciudad que eran bombardeadas regularmente por aviones de guerra rusos y del régimen sirio.

Antes de la guerra, Alepo era el centro comercial de Siria con una población de unos tres millones de habitantes. Pero grandes partes de la estratégica ciudad quedaron destruidas durante los años en que los rebeldes y el régimen lucharon por su control.

En diciembre de 2016, el gobierno de Asad, con ayuda de Rusia, reconquistó toda la ciudad tras un prolongado asedio de los barrios controlados por la oposición. En su momento, Asad exaltó la toma como un punto de inflexión en la guerra. En los años siguientes, su régimen, apoyado por el ejército ruso y las milicias respaldadas por Irán, recuperó amplias zonas del país.

Ese control puede estar ahora amenazado, sobre todo porque los aliados de Asad, entre ellos Rusia, Irán y Hizbulá, están distraídos y debilitados por otros conflictos regionales, entre los que destacan la guerra de Israel contra Hizbulá en Líbano y la guerra de Rusia en Ucrania.

Para algunos de los residentes de Alepo que regresaron, fue difícil comprender el rápido giro de los acontecimientos que les permitió volver a casa.

Cuando Abdulkafi al-Hamdo, profesor de inglés y activista antigubernamental de Alepo, se enteró el viernes de que los rebeldes habían entrado en la ciudad, dijo que no se lo creía. Afirmó que había huido de la ciudad en 2016 y que desde entonces vivía con su familia en el campo.

"Incluso soñando era imposible que Alepo volviera a ser liberada", dijo. "Pero yo tenía fe".

En cuanto supo la noticia de la toma parcial del poder por los rebeldes a primera hora del sábado, dijo, se apresuró a regresar.

"Incluso cuando entraba en Alepo, me decía: '¿Cómo ha ocurrido esto? Era imposible'", dijo.

Se aventuró a volver a barrios y lugares conocidos, incluida la universidad en la que se licenció, dijo, y añadió que se había tomado un selfie delante de la ciudadela.

Como partidario de la oposición, dijo que había intentado tranquilizar a los habitantes de la ciudad.

"La gente tiene miedo", dijo. "El régimen sembró en ellos el miedo a los rebeldes".

Hwaida Saad colaboró con la reportería.

Raja Abdulrahim reporta sobre el Medio Oriente y está radicada en Jerusalén. Más de Raja Abdulrahim

Hwaida Saad colaboró con la reportería.

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