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El aumento de la violencia en las dos últimas semanas ha llevado a las organizaciones internacionales de ayuda a replantearse la presencia de su personal en el país.
Un helicóptero de las Naciones Unidas lleva días zumbando sin parar sobrevolando Haití, mientras la ONU comienza a reducir su personal en Puerto Príncipe, evacuando a 14 personas a la vez en viajes aéreos.
Muchas embajadas y organizaciones internacionales de ayuda --entre ellas Médicos Sin Fronteras, que dirige algunos de los pocos hospitales en funcionamiento en Puerto Príncipe-- están suspendiendo sus operaciones en Haití, donde las pandillas han irrumpido en más zonas de la capital, sembrando el pánico entre los grupos humanitarios.
El aeropuerto internacional de Puerto Príncipe permanece cerrado al tráfico comercial después de que las pandillas dispararon contra aviones estadounidenses este mes.
Muchos haitianos están especialmente alarmados y consternados por la partida del personal de las Naciones Unidas, la agencia internacional en la que la población se apoya para que le ayude a resolver una agobiante crisis de pandillas que ha obligado a muchos civiles a huir de sus hogares.
"Todos los haitianos pensamos que el mundo entero nos abandona", dijo Wesner Junior Jacotin, médico de cuidados intensivos en Haití. "Si yo estuviera en un país extranjero y creyera que en cualquier momento mi vida podría correr peligro, también me iría".
Pero, se preguntó: "¿Qué pasa con quienes no pueden irse?"
Naciones de todo el mundo miran a la ONU como la única solución viable para un país convulso que se ha ido desmoronando desde que su último presidente fue asesinado hace más de tres años.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió durante varias horas la semana pasada para debatir si debía lanzarse una operación oficial de mantenimiento de la paz, a pesar de los antecedentes de intervenciones fallidas de la ONU en la nación caribeña.
El gobierno de Joe Biden ha presionado mucho a favor de esta medida. La mayor parte de la población de Haití, incluido su gobierno, está desesperada y desea que los soldados de la ONU regresen a Haití, al igual que la mayoría de los países de la región. Pero Rusia y China, que tienen poder de veto, se han opuesto, argumentando que no hay paz que mantener.
La ONU, que antes del cierre del aeropuerto de la capital tenía unos 300 empleados trabajando en 18 agencias diferentes, entre ellas el Programa Mundial de Alimentos, UNICEF y la Organización Internacional para las Migraciones, dijo que trasladaría a los trabajadores a sus oficinas en zonas más seguras del país, fuera de Puerto Príncipe.
Sin embargo, se evacuó del país a otras decenas de empleados asignados a la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, la misión política conocida como BINUH, por su sigla en inglés.
Esos empleados, que participan en programas de policía, derechos humanos, justicia y otros, fueron trasladados en helicóptero a la ciudad septentrional de Cabo Haitiano, desde donde abandonaron el país porque no había oficinas fuera de la capital donde pudieran trabajar, dijeron funcionarios de la ONU.
Además, un C-130 de las Fuerzas Aéreas estadounidenses aterrizó en el aeropuerto internacional Toussaint Louverture de Puerto Príncipe este fin de semana para transportar a diplomáticos estadounidenses que estaban siendo evacuados de la embajada de Estados Unidos, dijo el Comando Sur de Estados Unidos. La embajada ha quedado reducida en gran medida a una plantilla mínima con operaciones limitadas.
La medida se adoptó días después de que Médicos Sin Fronteras --organización médica francesa acostumbrada a trabajar en entornos hostiles-- anunciara que ya no aceptaría nuevos pacientes en sus cinco clínicas de la región de Puerto Príncipe.
El domingo, otro grupo humanitario, Mercy Corps, dijo que estaba considerando la posibilidad de evacuar a su personal a otras provincias esta semana.
"Parece que todos los que pueden se están trasladando a algún lugar fuera de Puerto Príncipe", dijo David Lloyd, misionero estadounidense cuyo hijo y nuera murieron en un ataque de pandillas a principios de año. "Mi pregunta es: después de arrasar Puerto Príncipe, ¿qué será lo siguiente? ¿Entonces las pandillas se van a ir a Cabo Haitiano? Alguien tiene que pronunciarse y decir basta".
Al cerrar el aeropuerto, Lloyd huyó recientemente del país emprendiendo un arduo viaje a través de las montañas y por mar. Ahora se encuentra en Oklahoma.
La salida de trabajadores de asistencia y diplomáticos se produce tras la intensificación de la violencia de las pandillas en las últimas semanas, que los líderes criminales dijeron que pretendía obligar a dimitir al consejo presidencial de transición que gobierna Haití.
Hace dos semanas, las pandillas dispararon contra tres aviones comerciales estadounidenses, lo que llevó a la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos a suspender los viajes aéreos a Puerto Príncipe.
Hace aproximadamente una semana, los integrntes de una pandilla intentaron asaltar Petionville, un barrio donde tienen su sede muchas organizaciones de asistencia y sus empleados. La policía y los residentes locales se defendieron y mataron a muchos miembros de la pandilla, dijo la policía.
La ONU calcula que al menos 220 personas, entre ellas 115 miembros de pandillas, murieron en más de una decena de ataques coordinados entre el 11 y el 19 de noviembre.
La agencia de la ONU para las migraciones dijo el lunes que 41.000 personas habían huido de sus hogares en las últimas dos semanas.
En junio se envió a Haití una misión de Apoyo Multinacional a la Seguridad (MSS, por su sigla en inglés), una fuerza policial internacional financiada por el gobierno de Biden y compuesta en gran parte por agentes de policía kenianos. Pero la misión ha tenido que enfrentarse a pandillas fuertemente armadas que superan ampliamente en número a la fuerza internacional.
Incluso la misión admite que muchas personas han criticado su respuesta.
"Los recientes acontecimientos en Haití han hecho que muchos haitianos cuestionen el papel de la MSS y su gestión de la actual situación de seguridad en medio de un aparente aumento de las actividades de las pandillas", dijo la misión el domingo por la noche en X, refiriéndose a sí misma por su sigla.
La fuerza dirigida por Kenia dijo que no difunde gran parte de su trabajo, aunque reconoció haber llevado a cabo el domingo una operación en un bastión de las pandillas en la zona de Delmas de Puerto Príncipe. La declaración de la misión en X era una aparente referencia a los informes de los medios de comunicación de que las autoridades habían atacado el bastión de un conocido líder de pandilla, Jimmy Cherizier, a quien se conoce como Barbecue. Sigue en libertad.
Ulrika Richardson, coordinadora humanitaria de la ONU, dijo que el ataque a Petionville, donde la agencia internacional tiene oficinas, enviaba un mensaje contundente de que la organización tenía que reevaluar su dotación de personal.
En Haití, la ONU necesitaba reducir su presencia a un nivel en el que, en caso de emergencia grave, todos sus trabajadores pudieran ser evacuados en 24 horas, dijo un portavoz de la agencia. La ONU cuenta con un helicóptero con capacidad para 14 personas y es capaz de hacer cinco viajes a la ciudad septentrional de Cabo Haitiano en un día.
"La ONU no se va de Haití; nos comprometemos a permanecer en Haití", dijo Richardson. "Queremos acelerar e intensificar la ayuda humanitaria en Haití. Esto requiere ingenio y creatividad".
La ONU alimenta a 40.000 personas al día, dijo, y añadió que ella y un equipo reducido de personas consideradas fundamentales para el trabajo de la agencia se quedarán.
"Podemos hacerlo", dijo Richardson.
Leslie Voltaire, que dirige el Consejo Presidencial de Transición en Haití, dijo que muchas embajadas habían reducido su personal, pero dijo que no sabía que BINUH, la misión política de la ONU, se hubiera marchado.
Reginald Delva, asesor de seguridad en Haití y ex ministro del Interior, criticó las salidas.
"Es desafortunado que quien está aquí para poner fin al desorden huya de él, dejando un país sumido en el caos total", dijo. "Trasladarse a la región del norte y dejar una capital en total anarquía es un acto de cobardía y solo puede empeorar las cosas".
Otros expertos en el país dijeron que las evacuaciones eran comprensibles, pero no por ello menos preocupantes.
"Hemos visto un montón de evacuaciones diplomáticas y de embajadas que no son normales", dijo David Ellis, quien dirige un servicio de helicópteros médicos sin ánimo de lucro que paró sus operaciones después de que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos suspendiera los vuelos. "Me preocupa mucho que la comunidad internacional esté dándose por vencida con Haití".
Ellis se marchó a Georgia.
Pierre Espérance, destacado activista de derechos humanos en Puerto Príncipe, dijo que en la mayoría de las embajadas solo quedaban los embajadores y los altos cargos.
"Esta semana hemos visto muchos helicópteros. Todo el mundo se ha ido: Canadá, Japón, Estados Unidos", dijo.
"El Estado se ha derrumbado por completo".
Frances Robles es periodista del Times y cubre Latinoamérica y el Caribe. Ha reportado en la región por más de 25 años. Más de Frances Robles