Los israelíes respaldan a Netanyahu tras la orden de detención de la CPI. Al menos por ahora

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La orden de detención contra Benjamín Netanyahu por la guerra en Gaza provocó la indignación de todo el espectro político israelí. Pero a largo plazo, no es una buena imagen para un primer ministro.

Cuanto más se convierte al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu en un paria internacional, más israelíes parecen apoyarlo.

Las órdenes de detención dictadas el jueves por la Corte Penal Internacional contra Netanyahu y su exministro de Defensa, Yoav Gallant, acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en la Franja de Gaza provocaron una oleada de indignación y condena en todo el espectro político israelí.

"Es vergonzoso ver a Netanyahu y a Gallant en el mismo lugar que Muamar el Gadafi, Slobodan Milosevic, Ratko Mladic y varios dictadores africanos", escribió Sima Kadmon, columnista política y crítica de Netanyahu desde hace mucho tiempo, en la edición del viernes del popular periódico Yediot Ahronot. Aun así, añadió, "las acusaciones de antiisraelismo son comprensibles. Quizá incluso de antisemitismo".

A pesar de la profunda polarización interna, dijeron los analistas, es probable que la mayoría de los israelíes se solidaricen con el repudio de Netanyahu de la decisión de la corte, que denunció como "antisemita" por "acusar falsamente" al primer ministro de Israel, elegido democráticamente.

"Esto ayuda a Netanyahu", dijo Mitchell Barak, encuestador israelí que trabajó como ayudante de Netanyahu en la década de 1990, presentándolo como "el hombre solitario que se enfrenta a todo el mal del mundo".

"Lo convierte en la víctima que le gusta ser, la persona que lucha por los derechos de Israel", dijo Barak, añadiendo que los israelíes han estado en gran medida unificados en su apoyo a la guerra.

Las órdenes se produjeron cuando la imagen interna de Netanyahu se ha erosionado en los últimos meses y cuando ha aumentado la censura internacional por la crisis humanitaria de Gaza, donde han muerto más de 44.000 palestinos, según los funcionarios sanitarios locales, que no distinguen entre civiles y combatientes.

La confianza pública en el liderazgo de Netanyahu cayó en picada tras el sorpresivo asalto dirigido por Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, en el que murieron unas 1200 personas, convirtiéndose en el día más mortífero para los judíos desde el Holocausto y sumiendo a la región en una larga guerra.

Muchos israelíes lo han acusado de prolongar la guerra en Gaza por motivos políticos: para mantener unida su coalición de gobierno de derecha y permanecer en el poder incluso mientras lucha contra acusaciones de corrupción en un tribunal israelí.

Sin embargo, es probable que la mayoría rechace la decisión de la corte internacional.

Es probable que a Netanyahu tampoco le quiten el sueño las órdenes judiciales, según un funcionario del gobierno israelí recientemente jubilado, que trabajó durante años en cuestiones relacionadas con los asuntos internacionales de Israel y solicitó el anonimato para poder hablar con franqueza.

Por un lado, Estados Unidos, el aliado más importante de Israel, ha rechazado el proceso judicial contra dirigentes israelíes. Por otro, Israel no es miembro del tribunal internacional y no reconoce su jurisdicción en Israel ni en Gaza.

"¿Tengo algunos problemas con la forma en que se ha llevado a cabo esta guerra? Absolutamente", dijo Thomas R. Nides, exembajador de Estados Unidos en Israel durante el gobierno de Biden. "Dicho esto", añadió, "creo que la decisión de la CPI es escandalosa".

La reacción a las órdenes judiciales ha puesto de relieve el abismo existente entre la percepción generalizada que tiene Israel de la guerra en Gaza y la forma en que se ve desde fuera.

Pocos israelíes han expresado públicamente empatía por los civiles de Gaza, culpando a Hamás de su sufrimiento. Y con la mayoría de los jóvenes de 18 años del país reclutados para el servicio militar obligatorio en el llamado ejército popular y con muchos sirviendo en las reservas hasta la mediana edad, a la mayoría de los israelíes les resulta difícil imaginar a los soldados como criminales de guerra.

Los israelíes son conscientes de que aún podrían dictarse órdenes de detención internacionales contra oficiales y soldados, lo que aumenta su animadversión hacia la corte. Pero, al mismo tiempo, están en gran medida aislados de la antipatía hacia Israel en el extranjero.

"Internamente, estamos en una burbuja", dijo Mazal Mualem, comentarista política israelí del sitio de noticias de Medio Oriente Al-Monitor y autora de una biografía del dirigente israelí, Cracking the Netanyahu Code.

Para Netanyahu, dijo Mualem, ésta es "otra guerra que librar". Y añadió: "Esto no perjudicará a Netanyahu; lo reforzará con su propia base en la derecha".

Incluso sus oponentes políticos dicen lo que parece pensar la mayoría de la opinión pública israelí.

"Israel está defendiendo su vida contra organizaciones terroristas que atacaron, asesinaron y violaron a nuestros ciudadanos", escribió el jueves en las redes sociales Yair Lapid, líder centrista de la oposición parlamentaria israelí, y añadió: "Estas órdenes de detención son una recompensa al terrorismo".

Las órdenes de detención llegan en un momento turbulento para Netanyahu e Israel. El país se encuentra al borde de un posible acuerdo de alto al fuego en el conflicto con Hizbulá en Líbano, mientras que en Gaza permanecen unos 100 rehenes, de los que se supone que al menos un tercio han muerto.

Netanyahu despidió recientemente a Gallant como ministro de Defensa debido a diferencias sobre la continuación de la guerra en Gaza y las políticas internas, lo que minó aún más la confianza en el gobierno.

La oficina de Netanyahu también ha sido objeto de un escrutinio cada vez mayor a causa de una serie de investigaciones centradas en la mala gestión de material de inteligencia. El jueves, la fiscalía israelí acusó a uno de sus ayudantes de filtrar información clasificada sobre Hamás de un modo que, según los fiscales, podría perjudicar a la seguridad nacional y poner a personas en peligro de muerte en tiempos de guerra.

Se espera que el mes que viene Netanyahu suba al estrado en su propio juicio por corrupción. Se le acusa de soborno, fraude y abuso de confianza en tres casos distintos, pero relacionados entre sí, que se instruyen en paralelo. Ha negado haber cometido delito alguno en los casos, que se centran en acusaciones de haber organizado favores a magnates a cambio de regalos y cobertura informativa favorable para él y su familia.

Algunos críticos israelíes señalan que Netanyahu contribuyó a la decisión del tribunal internacional de dictar órdenes de detención al impedir el establecimiento de una comisión de investigación israelí independiente, con un panel encabezado por un juez, para examinar los fallos del gobierno el 7 de octubre de 2023 y la conducta de Israel en la guerra.

En lugar de ello, deseosos de eludir cualquier culpa personal hacia Netanyahu por esos fracasos, y ante la proximidad del momento de que declare en sus casos de corrupción, los partidarios de Netanyahu han redoblado sus ataques contra el sistema judicial de Israel. Tal vez envalentonados por la victoria de Trump, han alimentado la idea de que Netanyahu está siendo perseguido por las fuerzas liberales en su país y en el extranjero.

"Desde la elección de Trump, se han quitado los guantes", dijo Gayil Talshir, politóloga de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Los israelíes esperan que el nuevo gobierno de Trump sea más complaciente con el gobierno israelí, el más derechista y religiosamente conservador de la historia del país.

Talshir añadió que la descripción de Netanyahu del tribunal internacional como antisemita solo podría ampliar el abismo entre Israel y gran parte del resto del mundo.

A pesar del amplio rechazo israelí a la decisión de dictar órdenes de detención, la simpatía por Netanyahu puede decaer a largo plazo, según algunos analistas.

Ser una "persona non grata diplomática" no es una buena imagen para un primer ministro, dijo Barak, el encuestador, sobre todo teniendo en cuenta que la enorme estatura internacional de Netanyahu fue en su día una de sus cartas de presentación electoral.

Netanyahu y Gallant no corren riesgo de ser detenidos en su país debido a las órdenes de detención. Sin embargo, podrían ser detenidos si viajasen a uno de los 124 países miembros de la corte, entre los que se encuentran la mayoría de los países europeos, pero no Estados Unidos.

Incluso volar a Estados Unidos podría ser arriesgado si alguien a bordo, por ejemplo, necesitara tratamiento médico urgente, lo que obligaría a un aterrizaje de emergencia en el camino.

Refiriéndose a los nuevos límites impuestos a la capacidad de Netanyahu para viajar al extranjero, Barak dijo: "No puedes ser primer ministro por Zoom".

Isabel Kershner, corresponsal en Jerusalén, ha estado informando sobre la política israelí y palestina desde 1990. Más de Isabel Kershner

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