Dijo que tenía videos sexuales de Sean Combs. La justicia lo mandó a llamar

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Courtney Burgess, un antiguo actor secundario de la industria musical, dijo que tenía material que mostraban encuentros sexuales con famosos. Los fiscales lo convocaron hace poco a declarar.

El magnate de la música Sean Combs se enfrenta en un tribunal federal a una amplia acusación de dirigir una empresa criminal dedicada al tráfico sexual y al crimen organizado.

En internet, una industria artesanal de detectives aficionados, especuladores y autodenominados antiguos socios le han acusado, a menudo con poco fundamento, de cosas mucho peores.

Después de que Combs fuera imputado en septiembre, las teorías en las redes sociales sobre el desenfreno de los famosos y más víctimas solo hicieron aumentar el frenesí y la conspiración. Poco después, un hombre comenzó a aparecer en pódcast dedicados a crímenes de la vida real diciendo que había recibido videos que mostraban encuentros sexuales con Combs y muchas otras estrellas, entre ellas algunas que dijo parecían estar ebrios y ser menores de edad.

Los medios de comunicación han recibido correos electrónicos anónimos ofreciendo negociar acuerdos para proporcionar las supuestas imágenes, pero ninguno ha publicado imágenes y sigue sin estar claro si tales videos existen.

Sin embargo, en un sorprendente giro que ha llevado la rumorología de internet hasta el sistema judicial estadounidense, los fiscales han citado recientemente a Courtney Burgess, quien dijo tener los explosivos videos, a fin de que testifique ante un gran jurado que analiza cargos adicionales contra Combs.

La aparición de Burgess, otrora actor secundario de la industria musical, solo ha servido para aumentar el frenesí circense que rodea el caso. Dado que gran parte de la investigación envuelta en el secreto, no está claro si los fiscales ven a Burgess como un posible nuevo testigo --el guardián de una pistola humeante-- o simplemente querían poner a prueba la bravuconería de alguien que busca ser parte de la acción en línea.

Los abogados de Combs, quien ha negado vehementemente los cargos, han tachado de "falsas e indignantes" las afirmaciones de Burgess sobre la existencia de los videos, argumentando que llevarlo a testificar ante el gran jurado le ha dado un aire de legitimidad que no merece.

Además de su testimonio, el citatorio del gobierno del 24 de octubre ordenaba a Burgess que presentara cualquier dispositivo electrónico o archivo "relacionado con, creado por, grabado por y/o en el que aparezca" Combs, quien también es conocido como Diddy y Puff Daddy.

Un representante de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York declinó hacer comentarios.

El diluvio de insinuaciones en TikTok, Instagram y YouTube solo ha complicado el trabajo de los abogados de Combs, quien también está lidiando con al menos 30 demandas civiles que alegan conducta sexual inapropiada y un análisis a gran escala de la historia personal de Combs ,incluidos sus arrestos por agresión y un video de seguridad que lo mostró maltratando a su novia en el pasillo de un hotel.

Al calificar de "ridículas" las afirmaciones de Burgess y de "profundamente perjudicial" la discusión pública de esas grabaciones, los abogados de Combs indicaron en los documentos judiciales que "el gobierno está avivando el fuego de las teorías conspirativas en línea e imposibilitando que el señor Combs tenga un juicio justo".

La defensa solicitó una orden mordaza para todos los posibles testigos y sus abogados, pero un juez se negó a concederla.

Es cierto que, ante el vacío de nueva información sobre las intenciones de la fiscalía, el papel de Burgess se ha visto magnificado por su disposición a hablar públicamente, y en las últimas semanas lo ha hecho, y mucho.

En una entrevista con periodistas a las puertas de un tribunal federal de Manhattan el mes pasado, Burgess dio el inusual paso de hacer público su papel en la investigación. De pronto, un personaje marginal que admite que nunca ha conocido a Combs se convertía en un improbable nuevo foco de atención en el caso contra el famoso icono del hip-hop.

"Nunca he estado nervioso", dijo Burgess, de 54 años, a la salida del tribunal. "Solo tengo temor de Dios".

El relato que cuenta de su implicación en el caso puede ser tan confuso como la historia de su vida, que según Burgess incluye incursiones como empresario en la agricultura, la energía solar, el transporte, el sector inmobiliario y la industria editorial. Al igual que ocurre con su relato de los videos, que ha ido cambiando con el tiempo, muchas de sus afirmaciones --una frustrada juventud como promesa del béisbol de las grandes ligas, éxitos musicales casi por accidente y tragedias personales atribuidas a fuerzas oscuras-- resultan difíciles de verificar.

"Siempre está trabajando en algo discreto, siempre en segundo plano", dijo Dawn Monique Edmond, una antigua compañera de secundaria de Burgess que trabajó con él en una revista que duró poco, Hip Hop Herald.

"Es un contador de historias", añadió. "Adorna las cosas, pero no creo que sea un mentiroso".

Burgess, que se describió a sí mismo en entrevistas como "forajido" y mormón practicante, nació y creció en Newark, Nueva Jersey, donde fue acusado en 1989 de un tiroteo relacionado con drogas en el que murió un joven y otros dos resultaron heridos. Tras ser absuelto, Burgess dijo que empezó a trabajar en el mundo de la música; durante un tiempo dirigió el grupo de hip-hop Artifacts, de Newark, que firmó un contrato con una filial de Atlantic Records.

Burgess dijo que pronto se integró a la órbita de Tupac Shakur y, por tanto, de Combs, antagonista del rapero gángster.

"Yo era como su sombra, siempre en segundo plano cuidándole las espaldas", dijo Burgess sobre Shakur, quien fue asesinado a tiros en 1996. Aunque admite que no conocía personalmente a Combs, dijo: "Todo el rato andábamos chocando cabezas a la distancia".

Burgess dijo que tampoco tuvo más que interacciones pasajeras con Kim Porter, pareja seria de Combs durante muchos años y con quien el magnate tuvo tres hijos. Pero mencionó a Porter, quien murió en 2018, como la fuente del material de video que recibió, así como un manuscrito de lo que describió como un borrador de sus memorias.

Según el relato de Burgess, recibió el primero de esos materiales en 2008, tras una sesión en un estudio de grabación de Atlanta con un ejecutivo musical, Shakir Stewart. Burgess dijo que Stewart le entregó un sobre amarillo que contenía un par de memorias USB, supuestamente de Porter, amiga del ejecutivo.

El relato de Burgess sobre cuándo y cómo recibió el material --que ha ido dando a conocer por partes en pódcast de nicho y ampliado en entrevistas con The New York Times-- es difícil de corroborar porque tanto Stewart como Porter fallecieron. Familiares y amigos de Porter ya lo han tachado de invención y la versión de Burgess es a veces vaga e incoherente.

"En mi vida he oído hablar de este hombre", dijo Lawanda Lane, amiga íntima de Porter que vivió con ella durante más de 20 años y que se ha manifestado en contra del papel de Burgess en el caso.

Burgess dijo que al principio no se dio cuenta de la importancia de lo que se le había entregado en 2008 porque no revisó el material de las memorias durante casi 10 años. "Pensé que era un demo, algún artista que ella quería que viera", dijo Burgess.

Pero dijo que alrededor de la muerte de Porter recibió archivos adicionales relacionados con Combs de otro amigo común, a quien no quiso identificar. Sin embargo, dijo que durante años mantuvo en secreto lo que describió como videos salaces y el borrador de las memorias.

Cuando se le pregunta qué hay en las cintas, Burgess puede volverse ambiguo y dice que nunca las vio en su totalidad. Ha mencionado numerosos nombres de famosos que afirma aparecen en escenas sexuales, pero cuando se le pregunta por los detalles, describe imágenes no pornográficas generadas en redes sociales y por paparazzis en las que aparecen famosos y que se distribuyen ampliamente por internet.

Este verano, cuando los problemas de Combs se agravaron significativamente y las redadas en sus domicilios alimentaron las especulaciones sobre la inminencia de que se presentaran cargos penales, la posibilidad de una industria empezó a brotar entre las grietas del internet sensacionalista.

En julio, a través de una conexión en el mundo de los pódcast sobre crímenes reales, Burgess conoció a Chris Todd, quien se describe a sí mismo como autor independiente e investigador de casos sensacionales.

En septiembre, el manuscrito que Burgess asegura que le habían dado, con la edición y promoción de Todd, se puso a la venta como un libro de 59 páginas, Kim's Lost Words, en Amazon, publicado bajo el seudónimo de Jamal T. Millwood. Llegó a encabezar la lista de los más vendidos. Pero después de que los hijos de Porter y uno de sus amigos cercanos lo denunciaron como fraudulento, Amazon lo retiró de su sitio web.

Aunque el libro acaparó titulares, Burgess permaneció en un segundo plano en la controversia.

Después de que Combs fue imputado en septiembre, una abogada, Ariel Mitchell-Kidd, empezó a hablar públicamente de los supuestos videos. Ya era una comentarista habitual en los medios de comunicación sobre los casos de Combs y en aquel momento representaba a una mujer que había presentado una demanda por conducta sexual inapropiada contra el magnate. (Más tarde abandonó a esa clienta).

En una entrevista televisiva, Mitchell-Kidd dijo que le habían mostrado imágenes fijas --"de naturaleza pornográfica"-- de una celebridad de primera con Combs; las imágenes se las dio a conocer una persona a la que no nombró quien quería su ayuda para organizar lo que se conoce como "atrapar y matar", una práctica que busca evitar que noticias perjudiciales lleguen a los medios. Según la propuesta que se le hizo, el video se ofrecería a la celebridad para que la comprara con el fin de evitar que se difundiera. Mitchell-Kidd dijo que se negó a participar en tal acuerdo.

Al mes siguiente, en una entrevista en YouTube titulada "I HAVE THE DIDDY TAPES!" (¡TENGO LAS CINTAS DE DIDDY!) con un presentador de pódcast sobre crímenes reales, Burgess --quien niega estar implicado en los esfuerzos por vender los videos-- dio un paso al frente para atribuirse el mérito de los tan discutidos materiales.

Cuando el presentador Matthew Cox le preguntó por qué no había presentado voluntariamente al gobierno sus supuestas pruebas, Burgess respondió: "De donde yo soy, eso es ser soplón".

Burgess dijo que a finales de octubre recibió la visita de agentes federales en su casa de Carolina del Sur, quienes le entregaron el citatorio que ordenaba su comparecencia ante el tribunal. Rápidamente contrató a Mitchell-Kidd como abogada.

Burgess y Mitchell-Kidd volaron a Nueva York para prestar declaración el 31 de octubre. Dijo que se había deshecho de las memorias USB originales que contenían los videos, pero que su teléfono y su correo electrónico también podían contener copias.

En una entrevista, Mitchell-Kidd dijo que inmediatamente después del testimonio de Burgess ante el gran jurado, que no se le permitió observar, asistieron a una audiencia con los fiscales sobre una disputa acerca de la amplitud del citatorio, que derivó en que el gobierno modificara el documento para incautar solo el teléfono de Burgess. Mitchell-Kidd dijo que no podía confirmar el contenido del dispositivo.

"En este momento, en lo que respecta al gran jurado, creo que su papel ha terminado", dijo. Si Combs se enfrenta a cargos adicionales basados en la información del teléfono de Burgess, añadió Mitchell-Kidd, "esa es otra historia".

Colin Moynihan, Ben Sisario y Matt Stevens contribuyeron con este reportaje.

Joe Coscarelli es un reportero de cultura especializado en música pop, y es autor de Rap Capital: An Atlanta Story. Más de Joe Coscarelli

Julia Jacobs es reportera de asuntos generales que a menudo cubre temas legales en el arte y la cultura. Más de Julia Jacobs

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