Mis colegas y yo hemos pasado meses investigando la industria azucarera en el estado occidental indio de Maharashtra. Hemos documentado matrimonios ilegales de menores, condiciones de trabajo brutales y un patrón de mujeres forzadas a someterse a histerectomías innecesarias.
Una pregunta surgía una y otra vez: si esta industria es tan abusiva, ¿por qué los trabajadores no se van y ya?
La respuesta era más turbia de lo que podíamos imaginar.
Obtuvimos informes policiales y registros del gobierno local, entrevistamos a los propietarios de las fábricas y recogimos los relatos de primera mano de media docena de familias.
En conjunto, demuestran que los trabajadores que intentaron abandonar sus empleos en la cosecha de azúcar fueron amenazados, golpeados o secuestrados como represalia. Al menos en un caso, mataron a un trabajador. Algunos de los trabajadores dijeron que los habían mantenido cautivos dentro de los ingenios azucareros.
Ellos y sus familias nos contaron que las autoridades fueron de poca ayuda. Muchos siguen viviendo con miedo a nuevas represalias.
La raíz de este sistema abusivo es algo llamado servidumbre por deudas.
¿Qué es la servidumbre por deudas?
La servidumbre por deudas es un tipo de trabajo forzado. Describe cualquier sistema en el que las personas deben trabajar para pagar sus propias deudas o las que han heredado. A menudo, también se considera responsables a los cónyuges y a los hijos.
Esta práctica, también conocida como trabajo en régimen de servidumbre, es una violación de los derechos humanos reconocida internacionalmente y prohibida por la legislación india y por la Organización Internacional del Trabajo.
En Maharashtra, los cortadores de caña de azúcar no reciben salarios. En su lugar, reciben anticipos al principio de cada cosecha de los contratistas que trabajan para los ingenios azucareros. Reembolsan estos anticipos con su trabajo.
Estos pagos a tanto alzado ayudan a afrontar gastos grandes, como reparaciones domésticas y gastos médicos. Pero como los anticipos suelen venir sin documentación escrita, los contratistas acaban teniendo el control total sobre cuándo y cuánto trabajan los cortadores de caña.
El resultado son unas condiciones brutales, con jornaleros que trabajan en condiciones de calor extremo desde el amanecer hasta el anochecer. Los niños, a quienesno se paga, a menudo se ven obligados a colaborar, cortando caña o realizando tareas como ir a buscar agua.
Todos los trabajadores que entrevistamos nos dijeron que la deuda dominaba sus vidas y les obligaba a volver año tras año para cortar la caña.
Incluso los contratistas con los que hablamos estaban de acuerdo. Nos dijeron que era prácticamente imposible que los trabajadores devolvieran un anticipo en una sola temporada de cosecha, por mucho que trabajaran.
Dado que todo esto es extraoficial, si un contratista dice que un trabajador no trabajó lo suficiente una temporada y debe dinero, no hay forma de refutar la afirmación. Así que, inevitablemente, la deuda se traslada al año siguiente, y los trabajadores deben volver, aunque quieran irse.
¿Por qué iba eso a provocar histerectomías?
Muchos trabajadores nos dijeron que les gustaría emigrar a las ciudades para encontrar otros tipos de trabajo o incluso para dedicarse a otros cultivos. Pero la deuda los tiene atrapados.
Las condiciones sanitarias en los campos de caña de azúcar son tan malas --sin agua corriente, refugio ni aseos-- que menstruar mientras se trabaja es increíblemente difícil. Las mujeres dijeron que tenían poco acceso a compresas o tampones, y ningún lugar donde tirarlos.
Acudir al médico significa algo más que retrasarse en el trabajo. Las mujeres tienen que pagar por el privilegio de un día libre.
Por eso, en Maharashtra, las trabajadoras se ven presionadas para someterse a histerectomías incluso por dolencias ginecológicas menores. Muchas lo ven como una forma de detener la menstruación o como una forma drástica de prevenir el cáncer, que se considera una sentencia de muerte en esas zonas remotas.
Para pagar las histerectomías en hospitales privados, muchas familias piden préstamos a sus empleadores, dinero que tendrán que devolver con aún más trabajo.
¿Alguien está haciendo algo al respecto?
Las empresas multinacionales como Coca-Cola y Pepsi, que se abastecen de azúcar en Maharashtra, afirman explícitamente que no utilizan la servidumbre por deudas en sus cadenas de suministro, pero la práctica está muy extendida en el estado. Un equipo de investigación gubernamental designado por un tribunal descubrió el año pasado que la industria azucarera dependía de un amplio sistema de servidumbre por deudas.
Ninguna de las empresas con las que hablamos quiso hacer comentarios al respecto. Maharashtra representa un tercio de la producción de azúcar de India, el segundo mayor productor de azúcar del mundo, después de Brasil. Así que las empresas tienen un incentivo para mantener en funcionamiento esa cadena de suministro.
Muchos políticos locales niegan que se produzca la servidumbre por deudas. Ellos también tienen un incentivo económico. Anteriormente descubrimos que la mayoría de los ingenios azucareros del estado están controlados por figuras políticas locales.
Está pendiente un proceso judicial sobre el trato a los trabajadores del azúcar, pero el caso avanza lentamente por el sistema judicial indio, notoriamente atascado.
Pushpa Pawar, a la derecha, cortadora de caña de azúcar contratada, con sus cuñadas en su aldea de Kolgaon, en el oeste de la India, el 31 de agosto de 2024. (Saumya Khandelwal/The New York Times)