Missiles and Missile Defense SystemsDefense and Military ForcesRussian Invasion of Ukraine (2022)UkraineRussiaInternational Relations
El misil de alcance intermedio no transportaba armas nucleares, pero forma parte de un arsenal estratégico capaz de utilizarlas.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, intensificó el jueves un tenso enfrentamiento con Occidente al afirmar que su país había lanzado un nuevo misil balístico de alcance intermedio contra Ucrania en respuesta al reciente uso ucraniano de armas estadounidenses y británicas para atacar territorios que se adentraban más al territorio ruso.
En lo que pareció una amenaza ominosa contra los aliados occidentales de Ucrania, Putin también afirmó que Rusia tenía derecho a atacar las instalaciones militares de los países "que permitan que sus armas se utilicen contra nuestras instalaciones".
Su advertencia se produjo horas después de que el ejército ruso disparara un misil balístico con capacidad nuclear contra Ucrania que, según funcionarios y analistas occidentales, pretendía infundir temor en Kiev y Occidente. Aunque el misil solo llevaba ojivas convencionales, su uso indicaba que Rusia podría atacar con armas nucleares si así lo decidiera.
"El conflicto regional en Ucrania, provocado previamente por Occidente, ha adquirido elementos de carácter global", dijo Putin en un discurso inusual a la nación. "Estamos desarrollando misiles de alcance intermedio y más corto como respuesta a los planes de EE. UU. de producir y desplegar misiles de alcance intermedio y más corto en Europa y en la región Asia-Pacífico".
Putin ha esgrimido con frecuencia la amenaza de las armas nucleares para tratar de mantener a Occidente fuera de balance y frenar el flujo de apoyo a Ucrania. Pero enviar un misil de alcance intermedio con capacidad nuclear a Ucrania y blandir el ataque como una amenaza a Occidente aumentó aún más las tensiones.
En un tono entre jactancioso y amenazador, Putin calificó el ataque del jueves de "prueba" exitosa de un nuevo misil balístico de alcance intermedio llamado Oreshnik. Además, dejó claro que el ataque a Ucrania había sido una respuesta a la reciente decisión del gobierno de Biden de conceder a Ucrania permiso para utilizar misiles balísticos ATACMS, de fabricación estadounidense, para atacar objetivos dentro de Rusia.
Ucrania utilizó ATACMS y el misil británico Storm Shadow contra Rusia por primera vez esta semana, dijeron funcionarios ucranianos y occidentales.
Desde que Putin ordenó a sus soldados invadir Ucrania en febrero de 2022 --y los aliados occidentales de Ucrania comenzaron a suministrar armas y otros apoyos a Kiev--, tanto Rusia como Occidente se han esforzado por evitar una confrontación directa que, según todas las partes, podría desembocar en un desastroso conflicto militar y, posiblemente, en una guerra nuclear.
Pero a medida que la guerra en Ucrania se acerca al final de su tercer año, las protecciones que impiden tal confrontación parecen estar más tensas que nunca.
"Esto es una escalada", dijo Tatiana Stanovaya, integrante del Carnegie Russia Eurasia Center. "Realmente creo que la situación es muy peligrosa".
En su discurso por la noche, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo: "Putin es el único que comenzó esta guerra, una guerra completamente no provocada, y es quien está haciendo todo lo posible para que la guerra continúe durante más de mil días".
Zelenski calificó el ataque con misiles de "una prueba más de que Rusia definitivamente no quiere la paz".
El uso de un misil de alcance intermedio del arsenal estratégico ruso fue notable, dijeron funcionarios ucranianos y occidentales. El objetivo en territorio de Ucrania estaba dentro del alcance de las armas convencionales que Moscú ha utilizado habitualmente durante toda la guerra.
Pero en esta oportunidad, Rusia lanzó un misil de mayor alcance capaz de transportar ojivas nucleares y destinado principalmente a la disuasión nuclear; esa elección, dijeron los funcionarios y analistas militares, señala una advertencia destinada a infundir temor en Kiev y sus aliados.
Fabian Rene Hoffmann, experto en armamento de la Universidad de Oslo, dijo que, desde la perspectiva rusa, "lo que quieren decirnos hoy es: 'Miren, el ataque de anoche no tenía carga nuclear, pero, ya saben, si siguen haciendo lo que hacen, el próximo ataque podría ser con una ojiva nuclear'".
En un principio, el jueves se debatió qué fue exactamente lo que Rusia disparó contra Ucrania. La fuerza aérea ucraniana y Zelenski afirmaron inicialmente que se trataba de un misil balístico intercontinental, un arma capaz de alcanzar objetivos a miles de kilómetros de distancia, incluso en Estados Unidos. Las autoridades ucranianas dijeron que el misil había alcanzado una instalación militar en la ciudad de Dnipró, en el centro del país, aunque el alcance de los daños no estuvo claro de inmediato.
Sin embargo, funcionarios de alto rango estadounidenses y un funcionario ucraniano dijeron que el arma parecía ser un misil balístico de alcance intermedio, no un misil balístico intercontinental.
Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin, dijo que, según el protocolo, Rusia no estaba obligada a notificar a la parte estadounidense el lanzamiento del misil porque el Oreshnik no es un misil intercontinental. Sin embargo, se activó una notificación automática a Estados Unidos 30 minutos antes del lanzamiento, declaró Peskov a Tass, el medio de comunicación estatal ruso.
El Departamento de Defensa estadounidense confirmó que había recibido ese aviso.
En un comunicado emitido el jueves, el Consejo de Seguridad Nacional de EE. UU. dijo que Rusia había lanzado lo que denominó "un misil balístico experimental de alcance medio contra Ucrania". La declaración dijo que Rusia probablemente tenía "solo un puñado" de estos misiles y probablemente lo había utilizado para tratar de "intimidar a Ucrania y sus partidarios".
La Fuerza Aérea ucraniana dijo que el misil fue lanzado desde la región rusa de Astracán. Ivan Kyrychevskyi, analista militar de Defense Express, una agencia de consultoría ucraniana, dijo que la zona de lanzamiento sugería que había sido disparado desde un camión ubicado en el campo de entrenamiento de Kapustin Yar, un terreno de pruebas de la época de la Guerra Fría para misiles balísticos soviéticos, bombarderos estratégicos y otros armamentos, lo que subraya la amenaza que se pretendía con el lanzamiento.
Ucrania no dispone de radares capaces de detectar este tipo de misiles en vuelo por la alta atmósfera, ni de sistemas de defensa antiaérea capaces de derribarlos, dijo Kyrychevskyi. "Nuestros socios occidentales podrían haber visto este lanzamiento antes que nosotros", dijo.
Los analistas dijeron que el nombre que Putin dio a la nueva arma, Oreshnik, parecía nuevo, pero que el arma en sí probablemente no era muy diferente de las versiones conocidas de misiles balísticos rusos de alcance intermedio.
Aunque otros misiles rusos que han sido lanzados contra Ucrania también pueden transportar armas nucleares --como el Iskander y el Kh-101--, lo que hace que el misil de alcance intermedio sea alarmante, además de su rango, es su capacidad para disparar varias cabezas nucleares cuando vuelve a entrar en la atmósfera terrestre, dijo Tom Karako, director del proyecto de defensa antimisiles del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.
Eso hace difícil, por no decir casi imposible, interceptarlos. Los misiles además son grandes y pueden viajar lejos, alto y rápido, alcanzando velocidad hipersónica.
Representa "una señal de amenaza nuclear tanto para Ucrania como para la propia Europa", dijo Karako. "Es una señal muy clara".
Roman Kostenko, presidente de la comisión de defensa e inteligencia del Parlamento ucraniano, dijo que el ataque del jueves no llevaría a Ucrania a alterar su forma de combatir en la guerra, incluido el contraataque a objetivos en Rusia en defensa propia.
Pero Ucrania detuvo su producción de misiles nucleares después de obtener la independencia en 1991, y ahora, dijo el coronel Kostenko, "no tenemos nada para responder a esta clase de armas".
Por si quedaba alguna duda sobre la intención de Rusia, Putin expuso la amenaza explícitamente.
"Siempre hemos preferido --y seguimos dispuestos-- a resolver todas las cuestiones contenciosas por medios pacíficos", dijo. "Pero también estamos preparados para cualquier acontecimiento. Si alguien sigue dudando de esto, es en vano. Siempre habrá una respuesta".
Además de todo lo demás, las autoridades rusas y occidentales han discutido sobre quién es el culpable de la reciente escalada de violencia. Mientras que el Kremlin culpa a Washington de conceder a Ucrania permiso para atacar objetivos rusos con armas occidentales, la Casa Blanca ha dicho que fueron las propias acciones de Rusia las que provocaron la decisión, citando concretamente la decisión rusa de invitar a miles de soldados norcoreanos para ayudar a desalojar la ocupación ucraniana de parte de la región rusa de Kursk.
Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca, dijo a los periodistas el jueves que "la escalada en cada paso, en cada giro, viene de Rusia".
Jean-Pierre reiteró la postura de la Casa Blanca de que la decisión de incorporar soldados norcoreanos al conflicto fue la acción crucial que intensificó el conflicto, y que los cambios en la política sobre armamento estadounidense no lo eran. "Esta es su agresión: no la de Ucrania, no la nuestra", dijo.
En Dnipró, en el lugar del ataque con misiles del jueves, las autoridades seguían evaluando el alcance de los daños de los misiles, aunque no parecían ser cuantiosos. El alcalde de la ciudad, Borys Filatov, escribió en Facebook que una explosión había roto las ventanas de un centro de rehabilitación para discapacitados.
El gobierno ucraniano no proporciona evaluaciones de daños causados por los ataques dirigidos contra activos militares estratégicos, pero los residentes locales sugirieron que la planta de construcción de maquinaria Pivdenmash había sido alcanzada. El trabajo exacto que se lleva a cabo actualmente en la planta es un secreto muy bien guardado, pero su historial como productor de misiles en la Guerra Fría es bien conocido, lo que la ha convertido en un objetivo frecuente de ataques a lo largo de la guerra.
Michael Schwirtz, Aritz Parra, Oleg Matsnev Maria Varenikova, Nataliia Novosolova y Liubov Sholudko colaboraron con reportería.
Marc Santora ha estado reportando desde Ucrania desde el comienzo de la guerra con Rusia. Antes trabajó en Londres como editor de noticias internacionales enfocado en noticias de último momento y antes fue jefe de la corresponsalía de Europa Central y del Este, con sede en Varsovia. También ha reportado ampliamente desde Irak y África. Más de Marc Santora
Lara Jakes, radicada en Roma, informa sobre los esfuerzos diplomáticos y militares de Occidente para apoyar a Ucrania en su guerra contra Rusia. Ha sido periodista durante casi 30 años. Más de Lara Jakes
Valerie Hopkins cubre la guerra en Ucrania y la manera en que el conflicto está cambiando a Rusia, Ucrania, Europa y Estados Unidos. Está radicada en Moscú. Más de Valerie Hopkins
Andrew E. Kramer es jefe del buró de The New York Times en Kiev. Ha estado cubriendo la guerra en Ucrania desde 2014. Más de Andrew E. Kramer
Eric Schmitt es corresponsal de seguridad nacional para el Times y se centra en asuntos militares estadounidenses y antiterrorismo en el extranjero, temas sobre los que ha informado durante más de tres décadas. Más de Eric Schmitt
Michael Schwirtz, Aritz Parra, Oleg Matsnev Maria Varenikova, Nataliia Novosolova y Liubov Sholudko colaboraron con reportería.