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La danza, denominada haka, buscaba demostrar el enfado y el temor de su comunidad ante un proyecto de ley que pretende reinterpretar el tratado fundacional del país con su población indígena.
El Parlamento de Nueva Zelanda se suspendió temporalmente el jueves mientras legisladores maoríes realizaban una haka, una danza tradicional en grupo, demostrando el enfado y el temor de su comunidad ante un proyecto de ley que pretende reinterpretar el tratado fundacional del país con su población indígena.
Durante la primera lectura de la propuesta, cuando el presidente de la cámara preguntó a la legisladora maorí Hana-Rawhiti Maipi-Clarke cómo votaría su partido, Te Pāti Māori, sobre el proyecto de ley sobre los Principios del Tratado de Waitangi, ella se levantó, rompió lo que parecía ser su copia de la legislación y empezó a realizar una haka.
Se unieron a ella otros miembros de la oposición en el hemiciclo, así como personas que se encontraban en la tribuna con vista a la cámara.
El presidente de la cámara, Gerry Brownlee, interrumpió temporalmente la sesión. Maipi-Clarke, quien ejecutó la haka en el Parlamento tras ser elegida el año pasado, fue suspendida por la protesta, que Brownlee calificó de irrespetuosa.
El Tratado de Waitangi, firmado por los jefes maoríes y la Corona británica en 1840, se considera el documento fundacional de Nueva Zelanda. Constituye la base de las leyes y políticas destinadas a reparar los agravios históricos cometidos contra los maoríes por los colonizadores.
Pero un partido político conocido como Act, el miembro más derechista del gobierno de coalición conservador, afirma que quiere "igualdad de derechos" para todos, y que las disposiciones especiales para las personas basadas en su origen étnico han sido divisorias para la sociedad neozelandesa.
Este mes, Act presentó el proyecto de ley, que, según los expertos, podría dañar gravemente las relaciones raciales y deshacer décadas de trabajo encaminado a reparar los agravios históricos cometidos contra el pueblo maorí por los colonizadores. Ya ha avivado las tensiones raciales en el país.
Los maoríes representan aproximadamente el 20 por ciento de los 5,3 millones de habitantes de Nueva Zelanda. Sufren penurias materiales, tienen peores indicadores de salud y son encarcelados en porcentajes mucho más elevados que la población en general.
Miles de personas protestaron contra el proyecto de ley marchando por todo el país hasta Wellington, la capital, esta semana, según los medios de comunicación locales.
El Partido Nacional, principal partido político de centro-derecha de Nueva Zelanda y miembro principal de la coalición gobernante, ha intentado distanciarse del proyecto de ley. Pero los líderes del partido habían acordado presentar el proyecto de ley cuando formaron la alianza con Act.
Los legisladores votaron a favor del proyecto el jueves, pero es poco probable que la legislación siga avanzando o se convierta en ley.
"No se pueden negar, de un plumazo, 184 años de debate y discusión con un proyecto de ley que, en mi opinión, es muy simplista", declaró el jueves a la prensa el primer ministro, Christopher Luxon, antes de la primera lectura.
Luxon, quien pertenece al Partido Nacional, dijo que deseaba que el proyecto de ley fuera rechazado en segunda lectura.