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Los ecologistas han pedido al papa que detenga la tala de un árbol destinado a la Plaza de San Pedro esta Navidad, pero la ciudad que lo suministra dice que, de todos modos, estaba condenado.
Dentro de unos días, el presidente Joe Biden recibirá un pavo vivo al que sin duda perdonará, participando en un perdurable ritual previo al Día de Acción de Gracias que puede ser "la tradición presidencial moderna más ridícula de Estados Unidos".
Este año, en Italia, los ecologistas piden al papa Francisco que suspenda la ejecución --por así decirlo-- de un árbol de casi 30 metros de altura procedente de la región septentrional de Trentino y destinado a adornar la Plaza de San Pedro durante la Navidad.
Citando tres de los principales documentos de Francisco sobre la importancia de salvaguardar el medioambiente, quienes se oponen al traslado del árbol han redactado una petición en internet en la que piden al pontífice que "dé señales claras para que cambiemos nuestro enfoque hacia el respeto de la naturaleza" y perdone el árbol.
La petición exige que no se corte el árbol diciendo que "los árboles de Navidad son una tradición pagana y no tienen nada que ver con el nacimiento de Cristo".
Se cree que los antiguos romanos decoraban sus casas con ramas de hoja perenne para conmemorar el solsticio de invierno durante una fiesta llamada Saturnalia. Pero los árboles decorados arraigaron más tarde en toda Europa como parte de las fiestas cristianas, y Letonia y Estonia se han disputado ser el lugar del primer árbol de Navidad decorado del mundo.
En Italia, donde muchas iglesias y familias siguen celebrando la Navidad con nacimientos en miniatura, la tradición del árbol de Navidad solo arraigó tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
Pero los italianos no parecen especialmente sentimentales con la tradición. En Roma, un árbol de Navidad cerca del Ayuntamiento fue criticado por ser demasiado roñoso, y otro fue comparado con un mueble de Ikea o Frankenstein. En Nápoles se roban árboles con regularidad.
En el Vaticano, la tradición del árbol de Navidad se remonta a 1982, cuando un campesino polaco trajo al papa Juan Pablo II un árbol "desde Polonia".
"Desde entonces, la ofrenda del árbol de Navidad al papa se ha convertido en un honor", según el Vaticano, que acepta anualmente un árbol donado por un país o región europea diferente.
Renato Girardi, alcalde de Ledro, localidad que da nombre al valle de donde procede el árbol de este año, dijo que su ofrecimiento llevaba nueve años en la lista de espera del Vaticano.
"Queríamos unir a la comunidad en torno a un árbol", dijo en una entrevista telefónica.
Al menos decenas de miles de personas no están de acuerdo con el destino previsto para el árbol, y la petición en internet ha recogido firmas de casi 50.000 personas.
Esta semana, los organizadores de la protesta imprimieron todos los nombres de los firmantes y los enviaron en un voluminoso paquete dirigido al papa Francisco (con una petición de acuse de recibo).
"Nos enteramos de que el papa no tiene correo electrónico, pero abre las cartas", dijo Ornella Dorigatti, presidenta de Bearsandothers, uno de los grupos implicados en la protesta. Utilizaron papel reciclado, dijo.
La protesta también anima a la gente a imprimir y enviar por correo al papa una carta ya redactada, en la que se describe al árbol elegido como "mudo espectador de dos guerras mundiales" y por haber dado "sombra, cobijo y deleite" a generaciones de habitantes de Ledro y visitantes.
En realidad, las autoridades locales aún no han identificado qué árbol concreto se talaría, ya que quieren confundir a los manifestantes que se habían comprometido a encadenarse a él, dijo Dorigatti.
La carta pide al papa que haga lo que habría hecho San Francisco de Asís: elegir la naturaleza antes que la notoriedad.
Pero el alcalde Girardi señaló que la economía del valle dependía de la industria maderera, y que el árbol era uno de los varios cuya tala estaba prevista este año en cumplimiento del PEFC, el sistema de certificación forestal de la Comisión Europea.
"Si no va a Roma, irá a un aserradero", dijo.
"Toda la comunidad está implicada en este proyecto", dijo, y añadió que unos 600 residentes, de los 5400 habitantes del valle, tenían previsto ir a Roma para la ceremonia de encendido del árbol en diciembre.
El alcalde dijo que, una vez que el árbol hubiera cumplido su turno en la plaza de San Pedro, se llevaría de vuelta a Ledro y se tallaría en forma de escultura para un parque artístico local.
El Vaticano no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Elisabetta Povoledo es una reportera radicada en Roma que cubre Italia, el Vaticano y la cultura de la región. Es periodista hace 35 años. Más de Elisabetta Povoledo