'Duna: La profecia' sigue buscando su voz

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TelevisionDune: Prophecy (TV Program)Home Box OfficeBarden, Jessica (1992- )Fimmel, TravisSchapker, AlisonStrong, MarkWatson, EmilyWilliams, Olivia (1968- )

La serie, que tardó mucho en gestarse, es una precuela sombría de la saga que trata sobre las mujeres que buscan guiar una galaxia, pero le falta sustancia (o especia).

Duna, la saga de múltiples novelas y películas, trata en parte de la batalla por un preciado producto que se extrae de un planeta desértico para enriquecer a la rapaz nobleza. Se llama especia.

Duna: La profecía, la serie precuela de seis episodios que empieza el domingo en HBO, también trata de un valioso recurso acaparado por los imperios y procesado mediante maquinaria. Se llama propiedad intelectual.

La especia es una sustancia peligrosa, controlada mediante la violencia, pero al menos el universo obtiene algo de ella. Su capacidad para expandir la mente hace posible el viaje hiperespacial y puede inducir la clarividencia en quien la usa.

La propiedad intelectual, por otra parte, tiende simplemente a darnos copias opulentas e inferiores de cosas que ya tenemos. La casa del dragón es Juego de Tronos: Más rubios y más sosos; Los anillos de poder sustituye la maravilla mística de El señor de los anillos por CGI y orfebrería.

Duna: La profecía está ambientada 10.000 años antes de que Timothée y Zendaya pisaran las arenas. Su acción se desarrolla poco después de un levantamiento contra las "máquinas pensantes" que esclavizaban a la humanidad. Pero la propia serie está firmemente bajo el control de la máquina de la propiedad intelectual.

La serie está centrada en la Hermandad, precursora de las Bene Gesserit de las películas, supervisada en este tiempo por la despiadada y sutil Madre Superiora Valya Harkonnen (Emily Watson). Esta sociedad secreta de mentalistas femeninas, una combinación de aparato de Estado profundo y grupo de yoga mortal, proporciona "decidoras de verdad" (detectores de mentiras humanos) a los miembros de la nobleza que gobiernan, a la vez que guía la historia con un programa genético diseñado para engendrar gobernantes ideales. (Puede que la humanidad tenga naves espaciales más rápidas que la luz, pero la galaxia sigue siendo un patriarcado en el que las mujeres solo pueden influir con sigilo).

El imperio necesita ayuda. El emperador Javicco Corrino (Mark Strong) mantiene el poder en una galaxia inquieta mediante una delicada red de alianzas. En la actualidad, está casando a su obstinada hija Ynez (Sarah-Sofie Boussnina) en una unión destinada a asegurar su dominio sobre el planeta de especia Arrakis (en esta serie, un lugar del que se oye hablar más de lo que se ve). Aislado y acosado, cae bajo la influencia de Desmond Hart (Travis Fimmel), un soldado salvaje y fanático que tiene la capacidad de utilizar fuerzas psíquicas oscuras y amenaza el poder invisible de la Hermandad.

Duna: La profecía se parece menos a las películas de Denis Villeneuve que La casa del dragón. Los escenarios son imponentes y casi medievales; el vestuario está repleto de velos, que funcionan como ornamento y símbolo. (Las personas deben mantenerse parcialmente ocultas, especialmente las mujeres que buscan el poder en esta sociedad). La acción pasa de una caverna minimalista a otra. Al futuro le encantan los diseños sin paredes interiores.

El diálogo, desafortunadamente, es igualmente austero y fastuoso. La inusual risa es como un sorbo de agua en el desierto. Los primeros episodios intercalan pesadas descargas expositivas con uno que otro epígrafe gnómico: "La esencia del ajuste de cuentas es alguien que ha nacido dos veces, una con sangre y otra con especia". ¡Como las rimas de los viejos anuncios de crema de afeitar!

La construcción del mundo puede ser impresionante en ocasiones, sobre todo cuando Duna: La profecía indaga en el funcionamiento interno y las políticas de la Hermandad. Diane Ademu-John y Alison Schapker, quienes desarrollaron la serie para la televisión, tuvieron un trabajo difícil al dar vida a las novelas del "universo expandido" de Duna que la serie utiliza como punto de partida. (Schapker es ahora la única showrunner, la cuarta de la serie desde 2019).

Cabe preguntarse qué habrían hecho los creadores de Duna: La profecía si hubiesen construido una nueva historia desde cero. El tercer episodio se aparta casi por completo del arco político-galáctico para contar la historia de Valya (interpretada de joven por la excelente Jessica Barden) y su hermana y colega Tula (Olivia Williams de adulta, Emma Canning como la versión más joven), y es la mejor de las cuatro entregas que se mostraron a la crítica.

Pero en todas partes de Duna: La profecía se siente el despiadado rayo tractor que sirve a la franquicia a la fuerza. Es una historia de personajes que comparten nombres conocidos --también aparece un Atreides--, pero carecen de chispa de vida. Existe la sensación de estar tachando elementos de una lista. Arrakis ya no es el centro de la acción, pero sigue interviniendo un gusano de arena, porque no puede ser que te gastes tanto dinero en una serie de Duna y no le des a la gente un gusano de arena.

El personaje más interesante es la férrea Valya de Watson, a quien impulsan tanto un sentido de misión histórica como un deseo de venganza familiar. (Los Harkonnen, los poderosos villanos de las películas, en esta precuela son una casa caída en desgracia y exiliada a un gélido planeta ballenero). La interpretación más interesante, sin embargo, es la de Fimmel, a quien vimos recientemente en la exquisita y enrevesada serie Raised by Wolves, cuyo fervor nervioso y de ojos salvajes deja entrever la serie más extraña y rica que desearía que le hubieran permitido a Duna: La profecía ser.

Aún podría llegar a serlo. A su favor, Duna: La profecía sabe que es televisión, no una película en serie, lo que significa que se centra en la guerra política y psicológica en lugar de en escenas de batallas llenas de metal y gritos. Sus temas sobre el poder y el destino tienen potencial, y sin duda hay algo oportuno --como ocurrió con El cuento de la criada en 2017-- en la historia de una hermandad de "mujeres sin miedo a su poder" que se ve atacada por un hombre despiadado e inestable.

Pero una historia debe involucrarnos con las personas, no solo con las circunstancias. ¿Quién te importa en este conflicto y por qué? ¿La oscura cábala que dirige un programa de eugenesia? ¿El fanático lunático dotado de habilidades aterradoras? ¿El imperio corrupto y sus vasallos? ¿La persona cuyo apellido recuerdas de las películas?

Con demasiada frecuencia, Duna: La profecía parece creer que todos apoyamos la propiedad intelectual. Esto es evidente en una de las primeras escenas, en la que la joven Valya demuestra violentamente "una nueva habilidad que he estado perfeccionando": la Voz, el truco mental de las Bene Gesserit, famoso por las películas, que puede obligar a la gente a actuar contra su propia voluntad. Así pues, Duna: La profecía marca otra casilla. Pero, ¿podrá perfeccionar una convincente voz propia ?

James Poniewozik es el crítico jefe de televisión del Times. Escribe críticas y ensayos centrados en la televisión como reflejo de una cultura y una política cambiantes. Más de James Poniewozik

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