Presidential Election of 2024Presidential Election of 2020Trump, Donald JPennsylvaniainternal-paywall-exempt-elections-app
El expresidente, quien intentó revertir su derrota en las elecciones de 2020, también sugirió que no le importaba si disparaban a los periodistas.
A dos días de terminar su tercera campaña presidencial, el expresidente Donald Trump dijo el domingo a sus simpatizantes en un mitin en Pensilvania que "no debería haber dejado" la Casa Blanca al final de su mandato, intensificó sus infundadas afirmaciones de fraude electoral y dijo que "no me importa" si disparan a los periodistas.
Con estas declaraciones, Trump aprovechó los últimos días de su campaña para ofrecer a los votantes un crudo recordatorio de la violencia que se produjo al final de su mandato cuando, tras semanas de sus falsas afirmaciones de que había ganado unas elecciones que había perdido, una turba de sus simpatizantes irrumpió en el Capitolio para tratar de impedir la certificación de la victoria del presidente Joe Biden.
Trump no se ha comprometido a aceptar los resultados de las elecciones de 2024 a menos que considere que estas son justas, y ha sugerido repetidamente en las últimas semanas que la única explicación plausible de que pierda en 2024 sería que los demócratas "hicieran trampas".
El domingo, en un aeropuerto en Lititz, Pensilvania, Trump se desvió de un argumento final sobre lo que está en juego en la carrera con la vicepresidenta Kamala Harris y, en su lugar, con voz ronca y hablando lentamente, se entregó a sus quejas personales mientras llamaba al Partido Demócrata "demoníaco".
Al reflexionar sobre el estado de la seguridad fronteriza al final de su mandato, Trump dijo que se arrepentía de haber dejado el cargo.
"No debería haberme ido, digo, honestamente", dijo Trump, añadiendo, "lo hicimos tan bien, tuvimos un gran " y luego se cortó a sí mismo. Inmediatamente después señaló "así que ahora, cada cabina electoral tiene cientos de abogados parados allí".
El comentario hizo eco de lo que Trump dijo a algunos asesores a los pocos días de perder las elecciones de 2020: que no iba a dejar la Casa Blanca.
"Simplemente no me voy a ir", le dijo Trump a un asesor. A otro le dijo: "Nunca nos iremos", y añadió: "¿Cómo puede uno irse cuando ha ganado unas elecciones?".
Su renovado enfoque en negar el resultado de las últimas elecciones no fue la única nota oscura de su discurso del domingo, la primera de las tres paradas que está haciendo en el penúltimo día de la contienda. En un momento dado, Trump hablaba del cristal protector que lo ha encapsulado en los mítines al aire libre desde que sobrevivió a un intento de asesinato en Butler, Pensilvania, el 13 de julio.
"Para llegar a mí, alguien tendría que disparar a través de las noticias falsas, y eso no me importa mucho, porque no me importa. No me importa", dijo, mientras algunos asistentes reían y aullaban.
Más tarde, haciendo notar una abertura en el cristal protector, señaló a la zona de prensa. "Ellos son mi cristal", dijo. "Esas personas son mi cristal".
Cuando Trump se acercaba al final de sus declaraciones, apareció su principal asesora, Susie Wiles, y pareció intentar que diera por concluido su discurso.
Su portavoz, Steven Cheung, afirmó más tarde que los comentarios de Trump --quien recientemente ha incrementado sus ataques contra los medios de comunicación, ha pedido que se revoquen las licencias de los medios de radiodifusión y ha dicho que si desapareciera The Washington Post sería positivo para la nación-- no tenían "nada que ver con que se perjudicara a los medios", sino con que "en realidad buscaba el bienestar de ellos".
La declaración de Cheung no abordó la afirmación de Trump de que nunca debería haber abandonado la Casa Blanca.
Trump ha intensificado su uso del lenguaje amenazador recientemente. Ha pedido que se procese legalmente a una serie de personas si él considera que han hecho trampas en las elecciones, y dijo que Liz Cheney, una destacada crítica republicana que hacía campaña con Harris, debería ser puesta en algún lugar "de pie allí con un rifle con nueve cañones disparándole", mientras la acusaba de enviar a gente a la batalla sin tener que arriesgarse a hacerlo ella misma.
Trump nunca ha sido un candidato disciplinado y a menudo se enorgullece de entregarse a evasivas y a digresiones a veces incoherentes.
Pero en la recta final de la campaña, había estado haciendo un mayor esfuerzo por ceñirse al guión que los asesores le han estado instando a seguir: argumentar que el gobierno de Biden había arruinado la economía, que la inmigración ilegal estaba fuera de control y que solo él podía mejorar un país que había ido cuesta abajo desde que los votantes lo echaron de la Casa Blanca en 2020.
Sin embargo, el fin de semana de Trump estuvo marcado por un aluvión de nuevas encuestas que mostraban una carrera ajustada, incluida una encuesta del Des Moines Register que lo mostraba por detrás en Iowa, que su equipo rebatió y calificó de atípica. Esas encuestas estuvieron muy presentes en su discurso del domingo por la mañana. Trump sugirió que algunas encuestas --presumiblemente las que se inclinan en su contra-- deberían ser ilegales.
Trump parecía visiblemente fatigado el domingo, hablando despacio y con voz rasposa.
En su mitin en Lititz, Trump expresó su desdén por el discurso que ha estado pronunciando durante la recta final de su campaña y dejó clara su preferencia por una diatriba que se salga del guión. A continuación, hizo una serie de afirmaciones infundadas de fraude generalizado, sugiriendo que estaba en el centro de una conspiración para impedirle volver a la Casa Blanca.
Trump afirmó que las máquinas de votación serían hackeadas, que solo se podía confiar en las votaciones del día de las elecciones y en las boletas de voto y que unas elecciones justas eran aquellas en las que se podía declarar un ganador antes de las 11 p. m. de la noche electoral. Argumentó que los esfuerzos por ampliar el horario de las urnas para permitir que vote más gente --algo que su propio partido ha impulsado en Pensilvania-- equivalían a un fraude.
"Soy el único que habla de ello porque todo el mundo tiene miedo de hablar del maldito tema", dijo Trump. "Y luego te acusan de ser un teórico de la conspiración, 'Él es un teórico de la conspiración'", continuó, usando una voz cantarina. "Y quieren encerrarte, quieren meterte en la cárcel. Los que deberían estar encerrados son los que hacen trampas en estas horribles elecciones por las que pasamos en nuestro país".
Trump ha amenazado en los últimos meses a un amplio grupo de personas que incluye abogados, donantes políticos y operarios con ser procesados si gana las elecciones y se descubre que ha habido personas que han hecho "trampas" en relación con la votación.
Alardeó del tamaño y la asistencia de sus mítines, afirmando falsamente que había llenado un estadio en Milwaukee dos noches antes donde hubo varios asientos vacíos.
"¿No es esto mejor que mi discurso?" preguntó Trump a la multitud. Más tarde, añadió: "Me encanta salirme de estos estúpidos teleprónteres, porque la verdad sale a la luz".
Michael Gold es corresponsal de política del Times que cubre las campañas de Donald Trump y otros candidatos a la presidencia en 2024. Más de Michael Gold
Maggie Haberman es corresponsal política sénior e informa sobre la campaña presidencial de 2024, las contiendas electorales en todo Estados Unidos y las investigaciones sobre el expresidente Donald Trump. Más de Maggie Haberman
Shane Goldmacher es un corresponsal de política nacional y cubre la campaña de 2024 y los principales sucesos, tendencias y fuerzas que moldean la política estadounidense. Se le puede contactar en shane.goldmacher@nytimes.com. Más de Shane Goldmacher