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Para los puertorriqueños que viven en la isla, las elecciones para la gobernación son las más importantes de este año.
María Mercedes-Grubb estaba a punto de echarle sal gruesa a un filete perfectamente hecho una noche de este verano en un nuevo restaurante de San Juan cuando se fue la luz, lo que llevó al lugar a cerrar horas antes.
El restaurante, Mamplé, del que es chef ejecutiva, sufrió al menos cinco apagones en el primer mes de apertura, dijo Mercedes-Grubb, y cada uno de ellos supuso un impacto económico negativo para el negocio y sus empleados.
"En un restaurante, toma semanas recuperar lo que se pierde en un día de trabajo", dijo. "Es muy triste tener a todo el personal sentado en la puerta sin ganar dinero".
Los apagones han aumentado en frecuencia y duración en Puerto Rico durante el año pasado, según muestran los datos del gobierno, y han interrumpido todas las facetas de la vida. Siete años después de que el huracán María golpeara a la isla, la red eléctrica sigue siendo frágil, ineficiente y cara --los puertorriqueños pagan unas de las facturas por electricidad más altas de Estados Unidos-- a pesar de la privatización del sistema de transmisión y distribución de energía en 2021.
Los puertorriqueños que viven en estados de tendencia electoral incierta se convirtieron esta semana en el centro de atención de las elecciones presidenciales después de que un comediante en un mitin del expresidente Donald Trumpllamara a Puerto Rico "isla flotante de basura". La vicepresidenta Kamala Harris ysus aliados amplificaron y denunciaron el comentario ofensivo, mientras que Trump buscó rápidamente distanciarse de él.
Pero los más de 3,2 millones de puertorriqueños que viven en Puerto Rico no pueden votar por el presidente más allá de una boleta simbólica. Su elección más importante del martes es la de gobernador y uno de los temas más importantes en esa contienda de cuatro candidatos ha sido el problema de la electricidad, que empeoró luego de que el huracán Ernesto rozara la isla en agosto.
Los apagones han provocado recientemente un inusitado interés en el proceso político, en parte porque están perjudicando a las pequeñas empresas que constituyen una parte importante de la economía. Algunos negocios han ofrecido ofertas a los clientes que demostraran que se habían inscrito para votar. En las redes sociales, los dueños de estos establecimientos han animado a la gente a votar cuando han tenido que cerrar debido a un corte de electricidad. Hubo un gran número de registro de nuevos electores.
Cuando los candidatos para la gobernación debatieron en televisión el mes pasado, los cuatro dijeron que apoyaban la cancelación del contrato de 15 años que tiene la isla con Luma Energy, el consorcio privado canadiense-estadounidense que se hizo cargo de la red eléctrica. Al inicio de la campaña electoral, no todos ellos habían adoptado esa postura.
Su posición es más política que práctica: rescindir el contrato antes de tiempo podría costar cientos de millones de dólares y requeriría la aprobación de la junta fiscal, nombrada por el Congreso, que ha supervisado las finanzas de Puerto Rico desde 2016.
Aunque los críticos señalan los cortes de energía como evidencia de un mal desempeño, Luma dice que está enfocada en "superar los desafíos históricos" que han plagado el sistema eléctrico.
"Para ser claros, hemos hecho un progreso sustancial mientras cumplimos con todos los requisitos del contrato de Luma y nos hemos mantenido dentro del presupuesto, sin aumentar nuestras tarifas", dijo Luma en un comunicado. "Nuestro compromiso con Puerto Rico es claro".
Los cortes de electricidad --junto con una crisis de vivienda, el alto costo de vida, la lenta recuperación del huracán y una prolongada crisis financiera-- han acelerado un cambio político extraordinario.
El cambio ha dado espacio a terceros partidos y a un candidato de coalición a la gobernación, Juan Dalmau, quien ocupa un cercano segundo lugar en las encuestas de opinión pública. Si Dalmau, ex senador estatal, lograra una victoria, se convertiría en el primer gobernador no afiliado a ninguno de los dos partidos que han dominado la política del archipiélago durante más de medio siglo.
La política puertorriqueña no coincide con la de Estados Unidos continental. La candidata que lidera las encuestas, la representante Jenniffer González Colón, integrante del Congreso de Puerto Rico sin derecho a voto, es una republicana alineada con Trump que lidera el Partido Nuevo Progresista, colectividad que apoya la estadidad para Puerto Rico.
Dalmau no es demócrata ni republicano; la coalición que representa, conocida como la Alianza de País, incluye al longevo partido independentista en la isla y a uno de los nuevos partidos más pequeños que han surgido. Los nuevos partidos se han preocupado menos por la cuestión definitoria del estatus político de Puerto Rico con relación a Estados Unidos y se han centrado más en la política social y económica, incluida la política energética.
No hay una solución fácil para el sistema eléctrico y su infraestructura envejecida tras décadas de falta de inversión y mala gestión. La reconstrucción es lenta y depende de fondos federales. Pero incluso si un nuevo gobernador no puede cancelar fácilmente el contrato de Luma, podría aplicar o mejorar los mecanismos de supervisión.
Dalmau ha propuesto devolver el control de las centrales eléctricas y de la red eléctrica al sector público bajo una agencia energética independiente y realizar la transición a fuentes de energía renovables. González Colón ha propuesto nombrar un zar de energía que supervise a las empresas eléctricas privadas y les exija responsabilidades, y fomentar al mismo tiempo una mayor competencia en el sector energético.
Pero algunos propietarios de pequeñas empresas se preguntan cuánto tiempo pueden esperar. Xavier Ramos Oliver y su socia, Ariana Camayd Cabán, se preparaban para celebrar el segundo aniversario de su tienda de vinos, Cru, en septiembre, cuando los apagones los obligaron a comprar un generador por 14.000 dólares, cerca de un tercio de sus ingresos mensuales.
Habían perdido ventas durante los apagones, así como una nevera cuando una subida de tensión quemó el compresor. Los clientes que querían celebrar eventos en su tienda desistían de la idea cuando se enteraban de que Cru no tenía un generador.
"No teníamos dinero en el banco, así que lo compramos con la tarjeta de crédito", dijo Camayd Cabán.
Mercedes-Grubb tuvo que cerrar su primer restaurante en San Juan tras el huracán María. En el nuevo restaurante, con capacidad para 35 comensales y situado en la planta baja de un edificio residencial, no hay espacio suficiente para un generador adecuado.
"Esa no puede ser la solución", dijo. "La verdadera solución aquí tiene que ser que arreglen la red eléctrica".
Ella ha estado entre los dueños de pequeños negocios que animan a los clientes en las redes sociales no solo a votar, sino a votar "ni rojo ni azul", en referencia a los dos partidos políticos tradicionales de Puerto Rico.
"Tenemos que votar de forma diferente", dijo Mercedes-Grubb, quien apoya a Dalmau. "Siempre han sido los mismos políticos".
Patricia Mazzei es la jefa de la corresponsalía en Miami, que cubre Florida y Puerto Rico. Más de Patricia Mazzei