El expresidente Donald Trump prometió que, si es reelecto, eliminará las políticas del gobierno de Biden diseñadas para alentar el uso y la producción de automóviles eléctricos. Sin embargo, uno de sus partidarios más importantes es Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, que fabrica casi la mitad de los vehículos eléctricos vendidos en suelo estadounidense.
Independientemente de que Trump cumpla sus amenazas contra los autos y camiones operados por batería, varios expertos políticos y de la industria automotriz opinan que un segundo mandato de Trump podría ser positivo para Tesla y Musk.
Musk donó más de 75 millones de dólares para apoyar a la campaña de Trump y organizó una operación para fomentar el voto a favor del expresidente en Pensilvania. Estas acciones casi le aseguran a Musk el tipo de acceso que necesitaría para promover a Tesla.
No obstante, Musk también tendría que confrontar una enorme brecha entre su lista de deseos para Washington y los planes de Trump.
Aunque Musk rara vez lo reconoce, Tesla ha recibido miles de millones de dólares a través de programas apoyados por demócratas como el presidente Joe Biden que Trump y otros republicanos han prometido desarticular.
En Míchigan, un estado indeciso en el que hay muchas fábricas automotrices, la campaña de Trump difundió anuncios en los que afirma que la vicepresidenta Kamala Harris, la candidata presidencial demócrata, quiere "acabar con los automóviles operados con gasolina", aunque esa no es su postura.
Durante el mandato anterior de Trump en la presidencia, "una de las primeras medidas que tomó en el cargo fue intentar reducir las normas de contaminación vehicular y atacar a los autos limpios y los reglamentos de la era de Obama", señaló Katherine Garcia, directora de la campaña Clean Transportation for All encabezada por la organización ambiental Sierra Club.
En teoría, Musk podría actuar como un freno para las acciones de los republicanos encaminadas a eliminar programas promotores de los automóviles eléctricos. Pero su capital político sería finito y quizá prefiera aprovechar su influencia para relajar el escrutinio de la tecnología de manejo autónomo de Tesla o conservar los créditos de aire limpio que les han sumado miles de millones de dólares a los beneficios de Tesla.
Musk también tendría que decidir si quiere darle prioridad a Tesla o a sus otras empresas, como SpaceX, de la que depende el gobierno federal para el lanzamiento de cohetes. La lista de intereses comerciales de Musk entreverados con los del gobierno es larga.
"No pondría todo para respaldar a Trump si no creyera que va a beneficiarlo a él y a sus empresas", opinó Will Rhind, director ejecutivo de la empresa de inversiones GraniteShares, que ofrece fondos centrados en Tesla. "Es claro que le apuesta a un caballo por un buen motivo".
Tesla no respondió a nuestras solicitudes de comentarios. La campaña de Trump citó una entrevista reciente en la que Trump reconoció que él y Musk tienen "pequeños desacuerdos con respecto a los automóviles eléctricos". El expresidente indicó que planea ponerles fin "el primer día" a los programas que llamó órdenes de autos eléctricos. Luego, añadió: "Queremos automóviles eléctricos, pero lo que en realidad queremos es tener automóviles de todo tipo".
Estos son algunos temas en los que los intereses de Tesla podrían influir en el diseño de políticas públicas en una segunda administración de Trump.
Créditos de aire limpio
La Agencia de Protección Ambiental y California les exigen a los fabricantes de automóviles cumplir ciertos estándares de contaminación o bien comprar créditos de empresas como Tesla que superan esos estándares. Preservar esos créditos quizá sea una prioridad para Musk.
En el tercer trimestre, Tesla obtuvo 739 millones de dólares, equivalentes a un tercio de sus utilidades, gracias a la venta de créditos de aire limpio. En años anteriores, estos créditos le permitieron a Musk alcanzar metas financieras para hacerse acreedor a un paquete de compensación que contribuyó a convertirlo en la persona más rica del mundo.
Pero hay muchas partes interesadas a las que les gustaría acabar con los créditos, no solo se trata de republicanos, sino también de otros fabricantes de automóviles que no venden suficientes autos eléctricos para cumplir los estándares de contaminación.
Subsidios a la fabricación
Tesla también ha recibido miles de millones de dólares a través de programas federales diseñados para recompensar a los fabricantes que producen baterías y vehículos eléctricos. Esos subsidios pueden recortarle cientos de dólares al costo de fabricar un vehículo. Es probable que Tesla, que fabrica muchos más vehículos eléctricos que otras empresas, haya aprovechado los subsidios más que otros fabricantes (el Departamento del Tesoro no divulga cuánto reciben empresas específicas).
Tesla también ha aprovechado fondos federales para construir estaciones de carga. Tiene la mayor red de carga en Estados Unidos.
Si los republicanos intentaran eliminar los subsidios, muy probablemente otros fabricantes de automóviles se unirían a Musk para luchar por ellos. General Motors declaró hace poco que 800 millones de dólares en incentivos federales le habían ayudado a construir fábricas de baterías en Estados Unidos.
Incluso algunos funcionarios republicanos electos podrían decir que el gobierno debería mantener el flujo de dinero porque gran parte del apoyo financiero se ha canalizado a fábricas de Carolina del Sur, Tennessee, Alabama, Texas y otros estados gobernados por republicanos.
Un ejemplo es Ken Moore, alcalde de Franklin, Tennessee, al norte de Spring Hill, donde dinero de Washington ayudó a financiar una fábrica de baterías construida por GM y LG Energy Solution. Moore, republicano que encabeza una asociación de alcaldes de Tennessee, señaló en una entrevista que no está listo para comprar un auto eléctrico, pero "claro que nos encanta que se creen empleos, sin duda diría eso".
Normas para los automóviles autónomos
Musk apostó el futuro de Tesla en tecnología que, según dice, les permitirá a sus automóviles conducir sin intervención humana. "Francamente, debería ser de lo más obvio en este momento que ese es el futuro", le dijo Musk a un grupo de inversionistas la semana pasada.
Pero las reguladoras algunas veces le han bloqueado el camino. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras anunció este mes que está investigando si un sistema de Tesla que la empresa designa "autónomo total (supervisado)" es responsable de cuatro colisiones, una de las cuales dejó un saldo de un peatón muerto.
Podría esperarse que Musk usara su influencia en la Casa Blanca para intentar lograr que los funcionarios federales desistan. Tesla ya había divulgado que el Departamento de Justicia también está investigando su tecnología de conducción autónoma.
Sindicatos
El sindicato United Auto Workers pretende organizar a los empleados de Tesla, pero ha enfrentado una resistencia intensa de Musk. Un tribunal federal de apelaciones falló la semana pasada que no amenazó ilícitamente a los empleados con quitarles opciones de acciones si decidían sindicalizarse, con lo que invalidó una decisión de la Junta Nacional de Relaciones del Trabajo.
El presidente designa a los miembros de la junta y a su director jurídico, cuyo encargo es hacer valer la legislación laboral. Tal como lo hizo en su primer mandato, es de esperar que Trump designe personas consideradas más benévolas con el sector empresarial (y con menos intenciones de frenar a Musk).
Créditos fiscales
Tal vez a Musk le parezca bien que los republicanos eliminen un crédito fiscal que reduce el costo de un vehículo eléctrico arrendado hasta 7500 dólares. A Tesla le beneficia el crédito de arrendamiento, pero la competencia lo necesita mucho más, en especial los fabricantes extranjeros de autos, como Hyundai y BMW, cuyos automóviles importados no cumplen los requisitos para recibir un crédito por la compra de un automóvil.
Tesla ha cabildeado contra el crédito para arrendamiento en Washington, y sería muy fácil para Trump acabar con él si volviera a ser presidente. El crédito depende de una interpretación legal del Departamento del Tesoro.
Perspectivas sobre los vehículos eléctricos
Musk, que se convirtió en partidario de Trump, podría moderar la aversión republicana a los vehículos eléctricos. Algunos estudios muestran que muchos más demócratas que republicanos compran automóviles operados con batería.
Pero Mike Murphy, trabajador político republicano desde hace mucho tiempo y director ejecutivo del grupo EV Politics Project, cuyo objetivo es lograr que los conservadores acepten esos autos y camiones, no se mostró optimista.
"Elon se está convirtiendo en un personaje del mundo MAGA", afirmó Murphy. Pero añadió que cambiar la perspectiva de los republicanos con respecto a los vehículos eléctricos "es una tarea muy complicada".
Una estación Tesla Supercharger para vehículos eléctricos en Barstow, California, el 11 de marzo de 2024. (Lauren Justice/The New York Times)
Don Sellars, maquinista retirado de aeronaves, sostiene un cartel con la consigna "Los trabajadores de la industria automotriz con Trump" en Sterling Heights, Míchigan, el 22 de octubre de 2024. (Nick Hagen/The New York Times)