El dron que sobrevolaba el pueblo de Korenevo, en la región rusa de Kursk que Ucrania invadió en agosto, grabó una escena espeluznante: al menos siete cadáveres tendidos en la carretera, la mayoría de ellos con atuendos de civiles.
Había automóviles destrozados esparcidos por el camino, algunos con cadáveres en su interior. Un hombre yacía enredado con una bicicleta roja. Algunos cuerpos se habían descompuesto tanto con el calor del verano que tuvieron que ser identificados por sus dientes, según un voluntario que ayudó a recuperar los restos.
El video y las fotografías que captaron la escena fueron tomados en los primeros días de la ofensiva ucraniana, la primera invasión de territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial. La zona estaba fuertemente disputada por soldados rusos y ucranianos, con armas disparadas en ambas direcciones, por lo que es imposible determinar quién fue el responsable de las muertes con la información disponible.
Pero las bajas de Korenevo representan el ejemplo más claro que se conoce de las consecuencias para la población civil rusa de la toma del territorio de Kursk por parte de Ucrania. También ponen de relieve la inesperada posición en la que se encuentra Ucrania: una fuerza invasora y ocupante por primera vez en dos años y medio de guerra.
Desde que las fuerzas ucranianas hicieron su incursión sorpresa en el oeste de Rusia hace más de dos meses, la experiencia de los rusos de a pie ha sido difícil de medir. Las torres de telefonía celular han quedado destruidas, lo que dificulta el contacto con los residentes. La región está en gran medida cerrada a los periodistas independientes, y la propaganda ha dominado la cobertura informativa, pues tanto Rusia como Ucrania tienen razones para restar importancia al número de víctimas.
A través de videos verificados, imágenes de satélite, fotografías y testimonios de casi 20 rusos que vivían en la zona, The New York Times ha recopilado una instantánea detallada de cómo se desarrolló la invasión de Ucrania para los civiles. Algunas de las personas contactadas se han prestado voluntariamente a dar su nombre; en otros casos, el Times solo utiliza sus nombres de pila por motivos de seguridad.
Los civiles que fueron al lugar de los hechos en Korenevo después de que las tropas rusas expulsaran a las fuerzas ucranianas describieron los restos de encuentros caóticos y violentos.
"Disparaban a todos los vehículos que se acercaban a ese lugar", dijo la voluntaria Maria Skrob, quien ayudó a llevar cuerpos a un depósito de cadáveres de la capital provincial. "Todos intentaban salir, pero como se puede ver, no lo consiguieron".
En las imágenes y fotografías tomadas con drones se veían ocho cadáveres. Skrob describió restos que habían quedado irreconocibles por el calor y dijo que, en total, se habían recuperado 15 cadáveres en el lugar, una cifra que no pudo confirmarse de forma independiente.
Afirmó en una entrevista que soldados ucranianos habían disparado en Korenevo contra civiles que huían, pero no citó ninguna prueba. Los habitantes de un pueblo cercano, Kurilovka, también afirmaron que las fuerzas ucranianas habían disparado contra civiles que huían. Ucrania ha negado las acusaciones, y ninguna de las dos afirmaciones ha podido verificarse de forma independiente.
Los residentes dijeron que los bombardeos ucranianos periódicos de los meses anteriores y la falta de advertencias por parte de las autoridades locales hicieron que muchos de ellos ignoraran las señales de que se acercaba la batalla y se quedaran en casa hasta que fue demasiado tarde.
Una residente de Korenevo llamada Olga dijo que estaba sentada comiendo con su familia cuando oyeron las explosiones. “Korenevo se convirtió en un infierno”, dijo en una entrevista telefónica. “Nadie vino a evacuarnos, nadie nos dijo que nos fuéramos”.
Mientras los funcionarios locales huían, los residentes se encargaron de evacuar a los más necesitados. Pero para el 10 de agosto, los soldados rusos que seguían en Korenevo habían dicho a un voluntario, Ivan Naumov, que quedarse era demasiado peligroso.
"Meter las narices ahí no tiene sentido; está en el punto de mira de las armas", dijo Naumov, bombero, a los demás voluntarios en una nota de voz revisada por el Times. "Equivale a la muerte".
Dijo a los demás que evitaran cruzar un puente sobre el río Krepna hacia el suburbio de Korenevo, al este.
Los cadáveres fueron descubiertos más tarde cerca del puente descrito por Naumov.
El gobierno ruso no ha facilitado información detallada sobre las muertes en Korenevo. El ejército ucraniano, en un comunicado, descartó las descripciones o relatos de las muertes, diciendo que eran propaganda rusa.
Según sociólogos y analistas militares, la invasión ucraniana representa una carga moral para el gobierno de Kiev. En Kursk, los soldados ucranianos se encontraron evaluando amenazas de espías y saboteadores reales e imaginarios, y supervisando a miles de ciudadanos de un país que ha destruido sectores de su patria.
El ejército ucraniano está ahora bajo escrutinio para que se cumplan las mismas reglas de guerra que los invasores rusos han infringido miles de veces en Ucrania, con ejecuciones, torturas, violaciones y el traslado forzoso de niños ucranianos a Rusia, según han documentado fiscales ucranianos e internacionales.
Dmytro Lubinets, comisario de Derechos Humanos de Ucrania, ha insistido en que su país respetará las leyes humanitarias. “Nosotros somos diferentes”, dijo en una entrevista poco después de la incursión. “Ese es el principal argumento para que nuestros socios internacionales presten ayuda”.
El ejército ucraniano dijo en un comunicado que no había cometido "ningún caso registrado de violación" de las Convenciones de Ginebra en Kursk.
Para respaldar sus afirmaciones, soldados y oficiales ucranianos han difundido videos en los que se ve a sus fuerzas repartiendo alimentos y agua a los residentes de las ciudades ocupadas.
En agosto, Ucrania estableció una administración militar en Kursk para proporcionar ayuda humanitaria, orden público y servicios básicos en el territorio ocupado. Un portavoz de la autoridad militar ucraniana en Kursk, Oleksii Dmytrashkivsky, declaró el 18 de septiembre a Agence France-Presse que en ese momento quedaban "varios miles" de civiles en la zona controlada por Ucrania.
Pero el gobierno de Kiev ha proporcionado pocos detalles más sobre la labor de la autoridad de ocupación, y Dmytrashkivsky no respondió a las solicitudes de entrevista.
Los testimonios de los civiles ofrecen una imagen contradictoria de la actuación de Ucrania en Kursk.
Algunos rusos dijeron que pasaron frente a soldados ucranianos sin peligro mientras huían el primer día de la invasión, el 6 de agosto.
"Casi me rocé con ellos en la carretera", dijo Sergei, un residente de Korenevo, al describir su encuentro con las columnas blindadas ucranianas. "Por alguna razón nadie me disparó".
El Times habló con tres personas que habían escapado a zonas más seguras, pero consiguieron hablar con familiares que se quedaron atrás. Describieron un trato bastante benevolente.
Un anciano dijo que los soldados ucranianos le habían llevado pan fresco y carne enlatada. Platon Mamatov, soldado y bloguero ruso, dijo haber encontrado indicios de rutinas cotidianas durante sus salidas con drones sobre el territorio ocupado, incluidas imágenes de una mujer trabajando en su jardín y de un hombre sacando agua de un pozo.
También había indicios de un trato más duro.
En un video verificado por el Times, dos militares ucranianos se burlan de un anciano ruso en una carretera a las afueras de la ciudad ocupada de Sudzha. “Eres un cerdo ruso”, le dice un soldado ucraniano en falso alemán.
Otro soldado ucraniano que aparece en el video lleva un casco estilo Segunda Guerra Mundial con marcas de las SS. Algunas unidades del ejército ucraniano han exhibido imágenes nazis, en algunos casos irónicamente porque Rusia ha presentado a Ucrania como un Estado neonazi para justificar su invasión.
Videos publicados por el ejército ucraniano y verificados por el Times muestran ataques llevados a cabo en zonas residenciales. En algunos de esos videos se ve a soldados rusos entrando en los edificios antes de ser atacados. En la mayoría de los casos, no es posible determinar si hay civiles presentes.
Estos ataques han destruido o dañado viviendas residenciales e infraestructuras.
Las fuerzas rusas también han bombardeado zonas residenciales como parte desu contraofensiva contra los ucranianos en Kursk, según videos verificados por el Times.
En el pueblo de Kurilovka, residentes afirmaron que soldados ucranianos dispararon y mataron a civiles que huían.
Estos informes de tiroteos en la región son especialmente difíciles de verificar, ya que los combates continúan. Aunque a veces hay pruebas visuales de que murieron civiles, no está claro qué ejército fue el responsable.
En Kurilovka, al menos cuatro vehículos civiles fueron alcanzados por disparos automáticos en las primeras horas de la invasión, según entrevistas telefónicas con sobrevivientes y sus familiares. Una pasajera, Nina Kuznetsova, embarazada de 28 años, murió a causa de los disparos, según su hermana y su marido, quien iba en otro vehículo que, según dijo, también recibió disparos.
Otro residente, Aleksei Trubitsyn, de 28 años, murió minutos antes en la misma carretera en una explosión que destruyó su auto, según su hermana Kristina.
Un grupo de soldados ucranianos se acercó a la madre de Trubitsyn cuando intentaba recuperar su cuerpo de entre los escombros, dijo Kristina. Los soldados dijeron que el coche de Trubitsyn había chocado contra una mina antitanque, sin especificar qué ejército la había colocado.
En Korenevo, al otro lado del territorio controlado por Ucrania, un análisis de las imágenes por satélite confirma que la mayoría de los coches y las víctimas aparecieron a lo largo de la calle entre el 10 y el 14 de agosto. No está claro si todas las muertes se debieron al mismo episodio, aunque Skrob, la voluntaria, dijo que las personas murieron en una emboscada el 11 de agosto.
El 17 de agosto, Mamatov, el bloguero ruso, grabó imágenes de los cadáveres con un dron y las publicó en redes sociales, proporcionando el primer registro visual de las muertes.
Los mandos ucranianos habían dado instrucciones a sus unidades para que trataran a los civiles de manera humanitaria, según los soldados que participaron en la operación de Kursk. A los miembros de la Brigada Mecanizada 61 se les dijo que "evitaran el conflicto" con los civiles y "prestaran asistencia como lo harían los médicos", dijo el teniente coronel Artem Kholodkevych, comandante adjunto de la brigada.
Pero a medida que Rusia intensifica sus esfuerzos por recuperar territorio, también aumentan los riesgos para los civiles, señalaron los analistas militares.
Mientras tanto, un grupo de unos 250 residentes de Kursk ha estado presionando sin éxito a los gobiernos ruso y ucraniano para que faciliten el paso a lugares más seguros a cerca de 500 familiares que carecen de servicios básicos a medida que el clima empeora.
"¿A qué costo recuperaremos la ciudad?", dijo Tatiana Mozgovaya, cuyo marido permanece en Sudzha. "La impresión es que a nadie le importa la gente que queda allí".
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