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El expresidente pareció deleitarse avivando las especulaciones sobre lo que está tramando con los republicanos de la Cámara de Representantes, lo que llevó a los demócratas a preocuparse por un fraude electoral.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, asistía el domingo por la tarde al mitin de cierre de campaña, cargado de reclamos, del expresidente Donald Trump en el Madison Square Garden, cuando el protagonista en el escenario se dirigió a él y lo metió en el drama.
"Creo que con nuestro secretito nos va a ir muy bien con la Cámara, ¿verdad?", dijo Trump, dirigiéndose directamente a Johnson. "Nuestro secretito está teniendo un gran impacto. Él y yo tenemos un secretito: se los contaremos cuando acabe la contienda".
Este comentario, acompañado de una risita, desató un frenesí entre los asustados demócratas que han estado viviendo con algo parecido al trastorno de estrés postraumático debido a los dos últimos ciclos de elecciones presidenciales, y que ahora están preparados para temer lo peor.
En este caso, lo peor es muy malo: se trata de un escenario en el que Johnson, quien trabajó con Trump para socavar los resultados de las elecciones de 2020, estaría de nuevo confabulado con el expresidente para robar las elecciones y detener la certificación de los resultados el 6 de enero de 2025 en caso de que ganara la vicepresidenta Kamala Harris.
En una declaración facilitada al New York Times, el apacible Johnson no hizo nada por apaciguar esos temores. En lugar de eso, pareció confirmar que, de hecho, sí había un "secretito", y que planeaba mantenerlo así.
"Hablando de secretos", dijo Johnson, "Harris sabía que Biden estaba física y mentalmente impedido y lo mantuvo en secreto. El FBI sabía que la laptop de Hunter Biden era real y lo mantuvo en secreto. También sabían que la confabulación con Rusia era falsa y también lo mantuvieron en secreto".
Johnson añadió: "Parece que todos esos secretos no le importaban a los medios de comunicación porque todos ayudaban a los demócratas. Pero este podría ayudar a Donald Trump, ¿y ahora les importa? Por definición, un secreto no debe compartirse, y no pienso compartir este".
La tempestuosa declaración de Johnson no solo fue notable por sus afirmaciones infundadas presentadas como hechos. También pareció confirmar que Trump realmente se refería a algo concreto, y que no solo hablaba con la habitual vaguedad que permite a los oyentes oír lo que quieran.
Algunas personas familiarizadas con las tácticas de Trump le restaron importancia y lo consideraron una ocurrencia que significaba muy poco, o posiblemente nada en absoluto. Dijeron que lo más probable es que se refiriera a los llamados telemítines con congresistas republicanos en los que participa con regularidad, como el que celebró antes del mitin en el Madison Square Garden, presentado por la representante Elise Stefanik de Nueva York y al que asistieron ocho titulares y candidatos del Partido Republicano de su estado.
También señalaron que le gustaba molestar a sus detractores y que podría haber disfrutado con el frenesí que el comentario desató entre los demócratas.
"El presidente Trump ha realizado innumerables telemítines que han llegado a millones de estadounidenses de todo el país en regiones clave y que también ayudan a reforzar a los republicanos en las elecciones al Congreso", dijo Steven Cheung, un portavoz de Trump, cuando se le preguntó qué significaba el comentario del "secretito".
En cualquier caso, el episodio fue un recordatorio de lo difícil que puede ser determinar si las reflexiones de Trump son parloteo insignificante, declaraciones de intenciones serias o algo intermedio.
Johnson, por su parte, ha contemplado la incómoda posición en la que podría encontrarse en el poco probable caso de que sea reelegido presidente de la Cámara, Harris gane la presidencia y haya amenazas de violencia en torno a la certificación electoral por el Congreso del 6 de enero.
"No creo que veamos nada de eso. Desde luego, rezo y espero que sea cierto", declaró a Margaret Brennan, presentadora de CBS News, a principios de este mes. "Se ha hecho un gran trabajo a nivel federal, estatal y local para evitar el caos que se produjo después de 2020, el año de las elecciones con covid, cuando todos los estados estaban cambiando sus leyes y normativas". Johnson añadió que rezaba por unas "elecciones libres, justas y legales en todas partes".
Las pesadillas demócratas sobre los estragos que podría causar Johnson pueden, de hecho, ser exageradas. Es el vicepresidente quien preside la certificación de las elecciones, no el presidente. Y una revisión de la Ley de Conteo Electoral, que el Congreso aprobó tras el atentado del 6 de enero de 2021, reforzó las salvaguardias en torno al proceso para que sea menos probable que vuelva a ocurrir.
Aun así, Johnson no sería un espectador impotente. Podría ayudar a organizar las demandas de los republicanos o presionar a las juntas electorales estatales para que desechen votos legítimos. Podría rechazar a los electores de ciertos estados, y podría intentar negarse a sentar a nuevos miembros demócratas en la Cámara de Representantes.
"No tengo fe en que Mike Johnson vaya a cumplir sus obligaciones constitucionales", dijo a principios de mes en Meet The Press la exrepresentante Liz Cheney, republicana de Wyoming, refiriéndose al papel del Congreso en la certificación de las elecciones.
Algunos legisladores demócratas dijeron que habían oído el comentario de Trump y que no veían razón alguna para concederle a él o a Johnson el beneficio de la duda.
El representante Dan Goldman, demócrata de Nueva York, dijo que, dado el papel de Johnson en el intento de socavar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, suponía que el secreto era un "plan B" para el caso de que Trump perdiera y juntos intentaran anular las elecciones.
"Hay muchas posibilidades de que un mal actor se meta con el Colegio Electoral si es el presidente de la Cámara", dijo Goldman en una entrevista. "Si me equivoco, deberían decirlo. Trump tiene muchos secretos: su historial médico es secreto, sus impuestos son secretos, sus llamadas telefónicas con Vladimir Putin son secretas. Está claro que oculta muchas cosas al pueblo estadounidense. Ahora ha declarado abiertamente que le oculta algo al electorado".
Maggie Haberman colaboró con reportería.
Annie Karni es corresponsal del Congreso para el Times. Escribe artículos y perfiles, centrándose recientemente en el liderazgo republicano de la Cámara de Representantes. Más de Annie Karni
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