¿Los salarios están por encima de la inflación? Es complicado

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¿Los cheques salariales de los estadounidenses han aumentado al mismo ritmo que el costo de vida en los últimos años?

Es sorprendentemente difícil responder esta pregunta.

La mayoría de los estadounidenses opina que la respuesta es un rotundo "no". En encuestas y entrevistas realizadas antes de las elecciones presidenciales, personas de casi todas las ideologías y niveles de ingresos respondieron que la inflación les ha dificultado llegar a fin de mes y ha eclipsado los aumentos que lograron conseguir de sus empresas.

Varios datos económicos parecen indicar, al menos en principio, que la respuesta es "sí". Los sueldos y salarios han aumentado a mayor ritmo que la inflación desde el principio de la pandemia, según distintas fuentes del sector público y del privado. Además, es cierto en especial para los trabajadores con menores ingresos, en contraste parcial con la creciente desigualdad observada en décadas recientes.

El problema es que no se trata de una sencilla comparación entre hechos y "vibras". Las estadísticas económicas se basan en promedios generales. Pero si se hace un análisis más profundo, todo se empieza a complicar. Cuán bien o mal le ha ido a una familia o persona específica en los últimos cinco años depende de una larga lista de factores: si los asalariados son propietarios de su casa o si rentan; si tuvieron que comprar auto o inscribir a un hijo en la guardería; si pudieron cambiar de trabajo o pedir un aumento de sueldo.

"Me parece que algunas personas lo toman muy a la ligera y solo dicen: 'Ah, la gente está equivocada, ha habido un gran crecimiento salarial real', pero eso solo es un promedio", explicó Stefanie Stantcheva, economista de la Universidad de Harvard que ha estudiado cómo experimentan la inflación las personas. "En realidad, es muy muy difícil decir que las personas están equivocadas; en lo personal, casi nunca me atrevería a decirlo".

En síntesis: es probable que la mayoría de los trabajadores estadounidenses ganen más en la actualidad, con el ajuste por la inflación, que en 2019. Por desgracia, no todos han tenido la suerte de que su salario se mantenga al ritmo de sus costos de vida, y muchos (quizá la mayoría) están por detrás de donde estarían si se hubieran mantenido las tendencias prepandémicas. Esas complicaciones podrían ayudar a explicar por qué tantos estadounidenses están convencidos de que están rezagados.

Medidas distintas

Una razón por la que es difícil responder si los sueldos se han mantenido al nivel de los precios es que hay muchas opciones para intentar dar una respuesta.

¿Habría que medir el salario por hora o por semana? ¿Debería incluirse el tiempo extraordinario de trabajo? ¿Las propinas? ¿El seguro médico u otras prestaciones? ¿Cómo deberían contabilizarse para los contratos temporales y los trabajadores independientes? ¿Y para las personas que se integran a la fuerza de trabajo o la abandonan? ¿Debería calcularse antes o después de impuestos?

El gobierno publica por lo menos doce medidas de ingresos, sueldos y salarios que responden esas preguntas de manera distinta. Empresas privadas como la empresa de servicios de nóminas ADP y el sitio de búsqueda de empleo Indeed publican sus propias estadísticas. Para complicar el asunto todavía más, el gobierno también tiene dos índices principales de inflación.

Las distintas fuentes de datos concuerdan en términos generales la inflación creció a un ritmo más acelerado que los salarios para la mayoría de los trabajadores a finales de 2021 y principios de 2022. Pero cuando se desaceleró la inflación, los sueldos comenzaron a emparejarse. Según prácticamente cualquier parámetro, los salarios han crecido más rápido que la inflación desde hace más de dos años.

No obstante, las fuentes muestran diferencias sustanciales en lo que respecta a la posición en que esa montaña rusa dejó a los trabajadores. Los ingresos per cápita después de impuestos, una medida que incluye otras formas de ingresos además de sueldos y salarios y cubre a toda la población, no solo a la población económicamente activa, han aumentado más del nueve por ciento desde finales de 2019 después de hacer el ajuste por la inflación.

Pero la mediana de los ingresos semanales, que solo contabiliza los ingresos que reciben los empleados de tiempo completo por su trabajo, solo aumentó un 2,5 por ciento en el mismo periodo. Y un parámetro del Banco de la Reserva Federal de Nueva York que incluye tanto a los empleados de tiempo completo como a los de medio tiempo y utiliza el salario promedio en vez de la mediana no subió casi nada.

Ganadores y perdedores

Un hallazgo en el que coinciden las distintas fuentes de datos es que los salarios han aumentado más rápido para los trabajadores de menores ingresos. Los sueldos semanales ajustados por la inflación para el 10 por ciento inferior de los trabajadores en el tercer trimestre este año subieron un 7,3 por ciento con respecto al mismo punto en 2019, mientras que ese aumento fue del 3,6 por ciento para los trabajadores del nivel superior.

Ese crecimiento más acelerado en la sección inferior se vio impulsado en gran medida por la fortaleza del mercado laboral, en particular para los trabajadores del sector de esparcimiento y hostelería. Estos empleados pudieron exigirles aumentos considerables a sus patrones en 2021 y 2022 cuando la economía comenzó a salir de la pandemia y los restaurantes, hoteles y otros establecimientos se apresuraron a conseguir empleados para cubrir el aumento en la demanda.

Sin embargo, los trabajadores de otros sectores lograron aumentos menos considerables y, en algunos casos, perdieron terreno con respecto a los precios. Los sueldos semanales, ajustados por la inflación, han bajado desde 2019 en publicidad, telecomunicaciones, fabricación de sustancias químicas y muchas otras industrias.

Incluso en el sector servicios, las ganancias no se distribuyeron de manera homogénea. Muchos trabajadores obtuvieron aumentos gracias a que renunciaron a un empleo y aceptaron otro o amenazaron con hacerlo. Aquellos que no pudieron cambiar fácilmente de trabajo (debido a que tenían niños pequeños, por ejemplo, o problemas de transporte) no consiguieron los mismos aumentos considerables.

Brechas de precios

Sin embargo, solo ajustar el aumento de salario por la inflación quizá no ofrezca un panorama completo en lo que se refiere a llevarle el paso al costo de vida.

Esto se debe a que las medidas de la inflación también son promedios que reflejan cuánto han aumentado los precios de los bienes y servicios que compran los estadounidenses. Por ejemplo, la familia promedio gasta alrededor del ocho por ciento de su presupuesto en abarrotes, por lo que el precio de estos representa el ocho por ciento del índice de precios al consumidor.

No obstante, las familias con niños por lo regular gastan mucho más del ocho por ciento de su presupuesto en alimentos, de igual manera que los trabajadores con traslados prolongados gastan más del promedio en gasolina y quienes viven en lugares con clima frío gastan más para calentar su casa. Además, como los precios en esas categorías han aumentado especialmente rápido en años recientes, esos hogares (si los demás factores se mantienen iguales) habrán experimentado un incremento en el costo de vida mayor de lo que indican los índices de inflación más prominentes.

Encima, distintas familias experimentan distintos aumentos de precios, aunque compren los mismos artículos o algunos similares. Alberto Cavallo, economista de la Universidad de Harvard, en un trabajo realizado con otro coautor, descubrió que los precios en años recientes han aumentado con mayor rapidez para los bienes más baratos dentro de cada categoría (huevos genéricos, por ejemplo, en comparación con los huevos de gallinas de libre pastoreo de una marca conocida). Cavallo calcula que este fenómeno, que designa "cheapflation", podría ser suficiente para revertir, o al menos afectar, el crecimiento salarial más rápido que experimentaron los hogares más pobres en años recientes.

Las diferencias son particularmente notorias en el artículo más costoso del presupuesto mensual de la mayoría de las familias: la vivienda. Quienes son propietarios de su casa (o por lo menos aquellos que consiguieron hipotecas a tasas bajas antes de que las tasas de interés comenzaran a elevarse a principios de 2022) han estado un tanto aislados de los efectos de la inflación (la mayoría de ellos también ha observado un aumento significativo en el valor de su casa).

En contraste, quienes rentan han soportado toda la carga de los precios al alza: las rentas han subido más del 25 por ciento desde el inicio de la pandemia, según la medida empleada para calcular el índice de precios al consumidor. Además, datos de ApartmentList muestran que las rentas han subido más rápido para las viviendas de menor precio desde el inicio de la pandemia.

Por supuesto, todos los entornos económicos tienen personas que prosperan y personas que batallan. Pero los grandes cambios tanto en salario como en precio hicieron especialmente notoria la diferencia durante este periodo.

"La dispersión es muy amplia en lo que han sido esas experiencias de vida", comentó Greg Kaplan, economista de la Universidad de Chicago. "Va a ponerse muy difícil si no conseguiste un aumento de sueldo y estás rentando".

En promedio, el sueldo ha aumentado a un ritmo más acelerado que los precios en años recientes. Pero el panorama general es complicado… y no se trata solo de una comparación entre hechos y "vibras". (Juanjo Gasull/The New York Times).

En promedio, el sueldo ha aumentado a un ritmo más acelerado que los precios en años recientes. Pero el panorama general es complicado… y no se trata solo de una comparación entre hechos y "vibras". (Juanjo Gasull/The New York Times).

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