Es la primera vez que vota en una elección presidencial; está indeciso y llegó la hora de la verdad

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PHOENIX - Miguel Gómez, de 21 años, nunca se hubiera imaginado que apoyaría a un republicano, hasta estas elecciones. Creció en una casa de clase media de Phoenix de fuerte tendencia demócrata, es el primogénito de un padre de origen mexicano y de una madre que colocó un cartel de Kamala Harris en el jardín delantero.

"Durante mucho tiempo fui demócrata", dijo. "Nunca lo cuestioné".

Pero mientras los republicanos luchaban por atraer a votantes latinos en estados indecisos, Gómez sorprendió a sus padres y amigos cercanos cuando dijo que se sentía inclinado a votar por el expresidente Donald Trump. Gómez había dejado de identificarse con el Partido Demócrata tras decidir que renunciaría a la universidad para convertirse en soldador y consumir varios pódcast conducidos por hombres de derecha que le resultaban más afines.

Sus padres no estaban de acuerdo. Para ellos, votar contra Trump era una declaración de identidad, no una decisión transaccional sobre los precios de la comida o la gasolina.

"Crecimos con la influencia de nuestra cultura", afirmó su padre, Miguel Gómez, quien dejó Ciudad de Mexico con su familia y llegó a Estados Unidos cuando era un niño. ¿Y su hijo? "Él, no tanto".

La semana pasada, cuando le llegó por correo su papeleta de voto anticipado, tuvo que elegir entre las dos burbujas vacías que había frente a él.

"¿Lo estoy pensando todo demasiado?", se preguntó.

En Arizona, un estado donde aproximadamente uno de cada cuatro votantes es latino, las elecciones de 2024 están dividiendo al electorado latino como ninguna otra. Muchas familias y amigos que alguna vez fueron demócratas dicen estar ahora en lados opuestos del abismo político de Estados Unidos.

Hace veinte años, la mitad de los adultos latinos que vivían en Arizona había nacido en el extranjero y la mayoría no tenía la ciudadanía, razón por la cual, no podía votar. Hoy, dos tercios nacieron en Estados Unidos y más del 40 por ciento de los inmigrantes latinos del estado son ciudadanos naturalizados. Aunque la población inmigrante del estado sigue creciendo, la población latina nacida en el país crece mucho más rápido.

Esto refleja una tendencia nacional. Cada vez hay más hijos de inmigrantes latinos que alcanzan la mayoría de edad y pueden votar y su sentimiento político es menos predecible que el de sus padres.

En 2020, los votantes latinos a nivel nacional apoyaron a Joe Biden por enormes márgenes, pero en estas elecciones, en las que abunda el miedo y el descontento, muchos de esos votantes se están dando cuenta de que los lazos familiares y las viejas lealtades políticas están pasando a un segundo plano.

Cada vez más, están divididos por las mismas líneas que separan al resto del electorado: hombres y mujeres, universitarios y no universitarios, personas que viven en entornos rurales y personas que viven en ciudades.

Incluso el tema de la inmigración está moldeando estas elecciones de una manera un tanto distinta. En entrevistas, más de dos decenas de votantes latinos en Phoenix expresaron sentimientos complicados sobre la retórica antiinmigrante de Trump y sus planes de deportación: algunos la rechazaban, mientras que otros apoyaban que se actuara en contra de los migrantes recién llegados.

Un pequeño giro de los votantes latinos hacia los republicanos podría poner en peligro las posibilidades de los demócratas en Arizona. Hace cuatro años, los latinos apoyaron a Biden por un margen de unos 30 puntos, lo que le ayudó a conseguir una victoria de 10.500 votos en este estado históricamente republicano.

Las últimas encuestas muestran que Harris tiene dificultades para igualar ese nivel de apoyo.

Una encuesta realizada el mes pasado por The New York Times y el Siena College reveló que su ventaja entre los votantes hispanos de Arizona era de solo 11 puntos. Los votantes latinos más jóvenes afirman en las encuestas que las políticas de Trump les ayudaron, mientras que las de Biden no.

El porcentaje de demócratas registrados en Arizona ha descendido del 32 al 29 por ciento en los últimos cuatro años, ya que cada vez más votantes se han registrado como independientes. La proporción de republicanos se ha mantenido estable en torno al 35 por ciento, y los últimos sondeos muestran que los republicanos se están abriendo paso entre los hombres latinos como Gómez.

Si Trump atrae a los jóvenes latinos de clase trabajadora, Harris tiene su propia cohorte: las mujeres. Una encuesta reciente de The New York Times reveló que tenía una ventaja de 30 puntos entre las mujeres hispanas de todo el país, pero que apenas salía a flote entre los hombres hispanos.

En diciembre, los demócratas de Arizona abrieron una oficina de campaña en una zona comercial de Maryvale, donde los voluntarios se congregan de manera habitual para recorrer el barrio, tocar puertas y conseguir la participación de los votantes. Pero en la barbería próxima a la oficina de campaña, los barberos dijeron que no pensaban votar. En las calles residenciales hay pocos carteles políticos.

La casa de Robert Fernández, a pocas manzanas de la de los Martínez, es una excepción. Una bandera de Harris-Walz ondea en el exterior. Pero en esa casa también hay conflicto.

Fernández, de 38 años, decorador de interiores, dijo que sus parientes solían ser demócratas. Su madre votó por Barack Obama y Biden, y apoyó a Fernández después de que le dijo que era gay.

Pero a partir de la pandemia y a lo largo del gobierno de Biden, las opiniones políticas de su madre empezaron a alinearse más con las de sus amigos y vecinos en el suburbio conservador en las afueras de Phoenix donde vive. Este año, apoya a Trump.

La madre de Fernández, Lucy, una trabajadora jubilada del comercio minorista, repitió algunas teorías conspirativas conocidas. Ahora veía a los demócratas como títeres de la empresa de inversiones BlackRock, de los "idiotas de Hollywood" y del financiero liberal George Soros. Dijo que no le impresionaban los logros de Harris ni le convencían los esfuerzos por recuperar el apoyo de votantes como ella sin títulos universitarios.

"No tengo una buena educación, pero no soy tan tonta", dijo.

Cuando visitó a Fernández para ayudarle a preparar la elaborada decoración de Halloween en su casa, pasaron gran parte del tiempo discutiendo sobre las elecciones.

"Ahora estoy más distanciado de ellos", dijo Fernández, refiriéndose al ala de su familia que apoya a Trump. "Quiero a mi familia, pero me siento apuñalado por la espalda".

La madre de Fernández dijo que él simplemente no quería entender el otro lado.

"Quiero a mi hijo y haría cualquier cosa por él", dijo, "pero cuando nos reunimos, tengo que decirle: 'Nada de política'".

Miguel Gómez, el disidente partidario de Trump, no tuvo tanta suerte. Dijo que había tratado de evitar hablar de las elecciones con sus padres y que le molestaba la abierta oposición de su madre hacia Trump.

"Intento que entienda de dónde venimos", comentó su madre, Elizabeth Pedraza-Gómez, cuya familia ha vivido en Arizona durante seis generaciones.

Cuando llegó el momento de rellenar el voto por correo --el primero de Miguel en unas elecciones presidenciales--, su madre le dijo que la decisión dependía de él. Lo dejó solo en la isla de la cocina para que emitiera su voto y ella pudiera enviar los votos por correo.

Miguel votó por Harris, sin estar muy convencido. Dijo que solo quería que todo terminara.

Miguel Gómez, quien votó por primera vez en unas elecciones presidenciales, frente a su casa en Phoenix, Arizona, el 20 de octubre de 2024. (Anna Watts/The New York Times)

Promotores de campaña dejan panfletos a favor de Kamala Harris en una comunidad predominantemente latina de Phoenix, Arizona, el 20 de octubre de 2024. (Anna Watts/The New York Times)

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