Fiscal solicitará una nueva sentencia para los hermanos Menendez

Reportajes Especiales - News

Guardar

Decisions and VerdictsMurders, Attempted Murders and HomicidesPrisons and PrisonersDomestic ViolenceChild Abuse and NeglectAmnesties, Commutations and PardonsMenendez, LyleMenendez, ErikGascon, GeorgeLos Angeles (Calif)

La petición de George Gascón, fiscal del condado de Los Ángeles, podría llevar a los hermanos a salir de prisión, décadas después de ser condenados por asesinar a sus padres.

El fiscal del condado de Los Ángeles informó el jueves que solicitará una nueva sentencia para Lyle y Erik Menendez, quienes mataron a sus padres en 1989. Ese paso podría generar que los hermanos salgan de prisión.

El fiscal del condado, George Gascón, anunció su decisión en una rueda de prensa en Los Ángeles.

Durante su primer juicio televisado a principios de la década de 1990, los hermanos dijeron que su padre había abusado sexualmente de ellos y que habían temido por sus vidas. En aquel momento, sus afirmaciones fueron recibidas con escepticismo generalizado, pero ahora Gascón las considera lo suficientemente creíbles como para justificar su reconsideración por el tribunal.

La decisión de la fiscalía que originalmente llevó el caso de solicitar una nueva sentencia podría allanar el camino para que los hermanos, que actualmente cumplen cadena perpetua sin libertad condicional en una prisión cercana a San Diego, queden en libertad. Pero aunque la recomendación del fiscal tendrá peso, en última instancia será un juez quien decida el futuro de los hermanos.

El caso volvió a llamar la atención este año después de que Netflix estrenara un docudrama sobre él, y más tarde un documental en el que los hermanos hablaban largo y tendido del caso en entrevistas en prisión.

La inusual solicitud de una nueva sentencia llega en un momento político urgente para Gascón, un demócrata que está luchando por ganar la reelección contra un aspirante conservador que se presenta como independiente en el condado de tendencia izquierdista.

Laurie L. Levenson, profesora de derecho penal en la Facultad de Derecho Loyola en Los Ángeles, quien analizó con frecuencia el caso Menendez para los medios de comunicación en la década de 1990, dijo que "la pregunta más interesante para Gascón" es "por qué se dio prioridad a este caso en este momento".

Los asesinatos atrajeron la atención del país en 1989 por su naturaleza escabrosa y el entorno opulento en el que se cometieron. El juicio inicial de los hermanos a principios de la década de 1990 fue uno de los primeros en ser televisado a una audiencia nacional, precursor del juicio por asesinato de OJ Simpson en 1995, también en el condado de Los Ángeles.

Los hermanos Menendez tuvieron jurados distintos en su primer juicio, y un juez declaró el juicio nulo después de que ambos jurados no llegaran a un veredicto unánime, tras semanas de deliberaciones. Cuando los hermanos fueron juzgados de nuevo --esta vez sin la presencia de cámaras de televisión--, ambos fueron declarados culpables en 1996 y condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Erik Menendez tenía 18 años y su hermano Lyle 21 en el momento de los asesinatos.

En el juicio, los fiscales presentaron a los hermanos como asesinos impenitentes que mataron a sus padres con escopetas para apoderarse de los bienes de la familia, valorados en aquel momento en 14 millones de dólares (equivalente a unos 32 millones de dólares en 2024). Los gastos compulsivos de los hermanos en los meses entre los asesinatos y su detención, entre los que compraron un coche Porsche, un reloj Rolex y un restaurante en Princeton, Nueva Jersey, se presentaron como prueba para apoyar esa teoría.

El equipo de defensa de los hermanos argumentó que su padre, José Menendez, había abusado sexualmente de ellos y que su madre, Kitty Menendez, lo sabía. Los abogados dijeron que los hermanos mataron a sus padres porque temían por sus vidas. Los hermanos habían confrontado a sus padres por los abusos, dijeron los abogados, y temían que sus padres los mataran para evitar que los secretos de la familia se hicieran públicos.

Gascón anunció a principios de este mes que su oficina estaba revisando el caso. "Es importante reconocer que tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de abusos sexuales", dijo.

Mark Geragos, abogado de los hermanos, dijo en ese momento: "Si fueran las hermanas Menendez, no estarían detenidas. Hemos evolucionado. Ya es hora".

Durante el primer juicio, que terminó en juicio nulo en 1994, se admitieron pruebas que apoyaban la afirmación de los hermanos de que habían sufrido abusos. Pero en el segundo juicio, el juez excluyó gran parte de esas pruebas --y lo que en su momento algunos juristas calificaron de "excusa de los abusos" de los hermanos-- y estos fueron condenados.

"Si el caso de Lyle y Erik se juzgara hoy, con los conocimientos que tenemos sobre los malos tratos y el trastorno de estrés postraumático, no me cabe duda de que su condena habría sido muy diferente", dijo Anamaria Baralt, prima de los hermanos, en una reciente rueda de prensa organizada por la familia.

En los últimos años, han salido a la luz nuevas pruebas. Una carta escrita por Erik Menendez meses antes de los asesinatos, en la que describía los abusos sexuales a un primo, fue sacada a la luz por Robert Rand, un periodista que ha cubierto el caso durante años y ha escrito un libro sobre él. Además, una serie documental de 2023 del servicio de emisión en continuo Peacock denunció que José, un acaudalado ejecutivo musical, había abusado sexualmente de Roy Roselló, de un miembro de la banda Menudo.

Los hermanos, su equipo jurídico y su familia extendida creen que si las pruebas y testimonios sobre los abusos se hubieran admitido en el segundo juicio, se habrían considerado un atenuante, y los hermanos habrían sido declarados culpables de homicidio preterintencional en lugar de asesinato en primer grado.

Nery Ynclan, una de las periodistas cuya labor impulsó la serie de Peacock, Menendez + Menudo: Boys Betrayed, dijo que los abogados advirtieron durante años que no había que hacerse demasiadas ilusiones sobre la posibilidad de que los hermanos fueran liberados algún día.

"Hoy se ha obtenido una victoria para Lyle, Erik y Roy", dijo, "tres hombres que encontraron una forma de procesar el dolor de sus horrendas infancias ayudando a otros a lidiar con sus traumas".

Los hermanos Menendez han recibido un enorme apoyo en las redes sociales, donde jóvenes que no habían nacido en la época de los asesinatos han exigido su puesta en libertad.

Muchos familiares de los hermanos se han puesto de su lado, pero la familia no está totalmente unida. Milton Andersen, hermano de Kitty, cree que sus sobrinos deberían seguir en prisión. En una declaración reciente, Andersen, de 90 años, dijo que había contratado a un abogado para oponerse a la liberación de los hermanos.

"Andersen sentía realmente que su voz no era escuchada", dijo Kathy Cady, abogada que representa a Andersen pro bono. "Esencialmente, lo que quiere es asegurarse de que se le mantiene al día y de que no tiene que enterarse de las cosas por los medios de comunicación".

La petición de nueva sentencia del fiscal del distrito incluye varias cartas en las que se elogia a los hermanos por su trabajo en prisión como auxiliares de cuidados paliativos para ayudar a reclusos enfermos; por dirigir reuniones de Alcohólicos Anónimos y grupos de meditación para reclusos; y por completar cursos universitarios. En el paquete hay dos cartas de funcionarios de prisiones a favor de la nueva condena y la puesta en libertad de los hermanos.

Victor H. Cortes, funcionario del centro penitenciario Richard J. Donovan, donde están encarcelados los hermanos, escribió una carta en apoyo de Lyle Menendez que forma parte de la petición de nueva condena.

"Es extremadamente raro encontrar a alguien que, a pesar de enfrentarse a una cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, se haya dedicado al crecimiento personal, a la mejora de sus compañeros y a la estabilidad general del entorno penitenciario", escribió Cortes.

Tim Arango es corresponsal que cubre noticias nacionales. Está radicado en Los Ángeles. Más de Tim Arango

Matt Stevens escribe sobre arte y cultura para el Times. Más de Matt Stevens

Guardar