Drug CartelsSmugglingSinaloa CartelGuzman Loera, JoaquinLopez Obrador, Andres ManuelSheinbaum, ClaudiaZambada Garcia, Ismael
Los asesinatos en el estado noroccidental de Sinaloa plantean interrogantes sobre si la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, está adoptando un enfoque más duro con los cárteles.
Soldados mexicanos mataron el lunes a 19 presuntos miembros de un cártel y detuvieron al líder de un cártel local tras un tiroteo sucedido en el noroeste de México, una región que se ha visto impactada por un brote de derramamiento de sangre entre dos facciones rivales del poderoso cártel de Sinaloa.
La detención y los asesinatos en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, se produjeron después de que los soldados repelieran un ataque de un grupo de más de 30 hombres armados, dijo en la noche del martes la Secretaría de Defensa de México. Los presuntos miembros del cártel que no murieron en el enfrentamiento lograron huir del lugar, dijo la secretaría, mientras que el ejército no sufrió bajas.
Las muertes reflejan cómo la escalada de violencia en Sinaloa se está convirtiendo rápidamente en una prueba para la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien asumió el cargo a principios de este mes prometiendo continuar la estrategia de su predecesor de intentar evitar enfrentamientos armados con grupos delictivos en un intento de limitar las bajas masivas.
Sin embargo, el número de víctimas mortales del tiroteo del lunes podría indicar un giro respecto al enfoque del anterior presidente, Andrés Manuel López Obrador, según dijeron analistas de seguridad. El enfrentamiento es uno de los más sangrientos de este tipo desde que unos soldados mataron a 22 personas hace una década, en un incidente en el que los militares fueron denunciados por haber ejecutado a personas que se habían rendido.
"Podríamos estar viendo un enfoque de más mano dura", dijo Falko Ernst, analista de seguridad independiente radicado en Ciudad de México. Aunque advirtió que los detalles del tiroteo siguen siendo confusos, Ernst añadió que el episodio del lunes podría demostrar que el ejército mexicano se está preparando para intervenir con mayor contundencia en las luchas internas de los cárteles con el fin de evitar un mayor aumento de la violencia en todo el país.
La oficina de Sheinbaum no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
A principios de este mes, un día después de anunciar la estrategia de seguridad de su gobierno --la cual dijo se basará en un mayor despliegue de inteligencia y coordinación entre las autoridades estatales y federales-- Sheinbaum prometió que su plan funcionaría.
"No va a haber guerra contra el narco", dijo Sheinbaum. "La guerra quiere decir: permiso para matar. Eso no, no vamos a regresar a eso."
El estado de Sinaloa, que tradicionalmente ha sido un centro de actividad de los cárteles, se había mantenido relativamente tranquilo en los últimos años hasta que las tensiones estallaron a finales de julio por la traición de un capo del cártel de Sinaloa, Ismael "El Mayo" Zambada García, quien fue engañado por un hijo de su antiguo aliado y cofundador del cártel, Joaquín Guzmán Loera, conocido como El Chapo.
El hijo del Chapo hizo que Zambada García tomara un vuelo que terminó yendo hacia Estados Unidos, donde fue entregado a agentes federales estadounidenses en las afueras de El Paso, Texas, según funcionarios estadounidenses. Tras la inusual detención se produjo una tensa calma, pero a principios de septiembre estallaron luchas internas que convirtieron Culiacán, una ciudad de aproximadamente un millón de habitantes, en una zona de guerra.
Desde entonces, más de 190 personas han muerto, 224 han desaparecido y unas 200 familias han sido desplazadas, según el Consejo Estatal de Seguridad Pública, un grupo sin fines de lucro de Sinaloa que hace un seguimiento de los delitos violentos cometidos en el estado.
Tras el tiroteo del lunes, el presunto líder del cártel detenido fue identificado como Edwin Antonio Rubio López, alias "El Max", jefe de una célula del cártel de Sinaloa "que ha participado activamente en la reciente violencia", según el comunicado del ministerio.
Rubio López, de 33 años, forma parte de la facción que dirigía Zambada García, quien la semana pasada compareció por primera vez ante un tribunal estadounidense en Brooklyn. Esta facción se ha enfrentado a un bloque rival conocido como los Chapitos, dirigido por los hijos de Guzmán Loera.
El gobierno federal ha enviado a Sinaloa unos 3300 soldados y miembros de la Guardia Nacional, la mayoría de los cuales patrullan las calles de Culiacán, según un portavoz militar mexicano. El ejército también incautó las armas de la policía de Culiacán, lo que ha centrado la atención en las sospechas de connivencia entre agentes de la policía local y el cártel de Sinaloa.
Los analistas de seguridad afirman que durante mucho tiempo el cártel de Sinaloa ha funcionado como una especie de federación de grupos familiares y otras facciones que operan bajo la misma bandera. En los últimos ocho años, el cártel ha sido "responsable en gran medida" de la enorme afluencia de fentanilo a Estados Unidos, según la Administración para el Control de Drogas (DEA, por su sigla en inglés).
Según un importante hackeo dirigido a la Secretaría de Defensa de México hace unos años, Rubio López, el sospechoso del cártel detenido, ayudó a coordinar el contrabando de drogas sintéticas del cártel de Sinaloa desde las ciudades fronterizas a Estados Unidos.
Mientras las facciones luchan entre sí en Culiacán, los estallidos de violencia de las últimas semanas han paralizado la vida de los residentes y la economía local.
"Cerraron las escuelas, cerraron algunos comercios, la ciudad se impuso un toque de queda. Todavía las personas están muy renuentes a salir en las noches", dijo Iliana Padilla Reyes, investigadora que estudia la violencia en Culiacán, su ciudad natal. "Hay mucho miedo".
A pesar del despliegue del ejército, los tiroteos, las desapariciones y los ataques han continuado, incluido un reciente asalto armado contra las oficinas de El Debate, periódico local que ha informado sobre la creciente violencia en el estado. No hubo heridos, pero secuestraron a un repartidor del periódico.
"La presencia de los militares no le ha significado a los sinaloenses mayor tranquilidad, mayor seguridad", dijo Padilla Reyes. "Cuando parece como que la violencia se está conteniendo, de repente viene otro sábado violento".
Simon Romero es corresponsal del Times y cubre México, Centroamérica y el Caribe. Está afincado en Ciudad de México. Más de Simon Romero
Emiliano Rodríguez Mega es reportero e investigador del Times radicado en Ciudad de México, y cubre México, Centroamérica y el Caribe. Más de Emiliano Rodríguez Mega