En el juicio por violación en Francia, la esposa testifica: '¿Cómo pudiste traicionarme así?'

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Dominique Pelicot, exmarido de Gisèle Pelicot, está acusado de invitar a desconocidos a agredirla sexualmente mientras estaba drogada e inconsciente. El juicio ha transformado la forma en que Francia aborda la violencia sexual.

Como casi todos los días en el tribunal de Aviñón, Francia, el miércoles Gisèle Pelicot fue recibida entre las aclamaciones de una multitud de personas que la apoyan, en su mayoría mujeres.

"No expreso ni mi rabia ni mi vergüenza", dijo al tribunal cuando subió de nuevo al estrado en un juicio que ha conmocionado a Francia y suscitado profundos debates sobre la violencia sexual y la definición de violación en el código penal. "Expreso el deseo de cambiar la sociedad".

Durante semanas, ella permaneció en silencio mientras un acusado tras otro hablaba ante los jueces. Unos 51 hombres están siendo juzgados, la mayoría acusados de violación con agravantes contra Gisèle Pelicot, de 71 años, que, explican los fiscales, fue drogada repetidamente por su marido, de 50 años, y luego ofrecida a los hombres. Ella estaba inconsciente durante las violaciones, y dice que ha sufrido lapsus de memoria y pérdida de cabello y de peso como consecuencia de haber sido drogada repetidamente.

Con voz tranquila y firme, Gisèle Pelicot dijo al tribunal el miércoles que escuchar el testimonio de las últimas semanas la había hecho sentirse violada de nuevo.

También dijo que sentía que tenía un propósito superior. "Quiero que las víctimas de violaciones se digan: 'Si Gisèle Pelicot lo hizo, nosotras también podemos'. No quiero que las víctimas sientan vergüenza; son ellos quienes deben sentir vergüenza", dijo, refiriéndose a los acusados.

Dominique Pelicot, su exmarido, declaró al tribunal en septiembre que había empezado a drogar a su esposa para poder mantener relaciones sexuales con ella de formas que no habría aceptado estando lúcida. Luego conoció a otros hombres en un sitio web y los invitó a unirse a él. Dominique Pelicot llevaba casi una década haciendo esto, hasta que fue detenido en septiembre de 2020 por filmar videos bajo las faldas de mujeres en una tienda de comestibles.

La policía incautó sus dispositivos electrónicos, incluyendo su laptop, antes de ponerlo en libertad bajo fianza. Encontraron una serie de fotografías y videos de Gisèle Pelicot siendo agredida sexualmente. Durante la investigación la policía identificó a más de 80 sospechosos, pero solo pudo localizar y acusar a 50 de ellos.

"Llevo cuatro años preparándome para este juicio. Sigo sin entender por qué, no puedo comprender cómo se desmoronó mi vida, cómo pudiste traicionarme así", dijo en el tribunal dirigiéndose a su exmarido, quien se encontraba sentado a su izquierda en un estrado de cristal, sin mirarlo. "Cómo pudiste dejar entrar a esos hombres en mi habitación".

Dominique Pelicot se ha declarado culpable junto con más de una docena de hombres. Desde que comenzó el juicio el mes pasado, el tribunal ha examinado los casos de seis o siete hombres cada semana. Los acusados parecen una muestra representativa de la sociedad francesa de clase media y trabajadora de un pueblo pequeño: camioneros, comerciantes, soldados, un enfermero, un periodista y un especialista en informática. Sus edades van de los 26 a los 74 años. La mayoría vive cerca de Mazan, la localidad a la que Gisèle Pelicot y su marido se mudaron tras jubilarse en 2013.

Hasta ahora, 30 hombres, entre ellos Dominique Pelicot, han hablado ante el panel de cinco jueces del tribunal. La mayoría han reconocido haber ido a la casa y haber mantenido relaciones sexuales con Gisèle Pelicot, pero han negado que se tratara de una violación, afirmando que no tenían idea de que había sido drogada.

Los hombres han dicho que Dominique Pelicot, descrito como una figura imponente y manipuladora, los engañó, planteando el encuentro como un juego sexual en el que su esposa fingía estar dormida. Algunos han dicho que creen que Dominique Pelicot también los drogó a ellos, pues dicen no recordar nada del encuentro.

"Me dijo que era una escenificación porque ella era tímida; yo no dudé de él, tomando en cuenta la edad de ellos y todo, parecía una escenificación acordada", dijo Mahdi Daoudi, de 36 años, uno de los acusados que subió al estrado la semana pasada.

"En aquel momento no me hice las preguntas adecuadas, pero parecía imposible que hubiera drogas involucradas", añadió.

El miércoles, Gisèle Pelicot dijo que había escuchado a esposas, madres y hermanas de muchos de los acusados describirlos como "hombres excepcionales" que no parecían capaces de violar a alguien.

"A mí me pasaba lo mismo en mi casa", dijo acerca de su marido, y declaró ante el tribunal que lo había considerado el "hombre perfecto".

La lección, dijo Gisèle Pelicot, era clara: "Un violador no es alguien que está en un estacionamiento por la noche".

DominiquePelicot filmó la mayoría de los encuentros, almacenando y archivando muchos de ellos en una carpeta digital titulada "Abuso". En los videos que se han mostrado ante el tribunal, se puede ver a Dominique Pelicot y a otros hombres en una habitación bien iluminada realizando actos sexuales con quien parece una Gisèle Pelicot sin vida, tumbada de lado con la boca entreabierta. Los hombres se cuidan de no hacer ruido y se echan hacia atrás ante el menor movimiento. A momentos se oye que ella ronca ruidosamente.

"Durante seis minutos la está penetrando; podemos oír los ronquidos de ella y vemos cómo usted vuelve a colocar la sábana sobre su cuerpo cuando se cae. Aun así, ¿me está diciendo que no la violó?", preguntó el abogado de Gisèle Pelicot, Stéphane Babonneau, a Cyril Beaubis, uno de los acusados, ante el tribunal la semana pasada.

"No sé qué decirle", respondió este.

Gisèle Pelicot luchó para que el caso se abriera al público y luego para que los videos se mostraran ante el tribunal como pruebas irrefutables. Verlos, argumentó su abogado, era "ver a la violación directamente a los ojos".

Pero cuando se muestran los videos en las tres pantallas del tribunal, Gisèle Pelicot no los ve. En lugar de eso, se sienta detrás de sus dos abogados, contra la pared del juzgado, y mira hacia abajo. A lo largo del juicio, se ha mantenido en gran medida inexpresiva mientras se describen, con detalles explícitos, los actos sexuales que sufrió.

"Me resultó difícil tomar la decisión de difundir estos videos, pero también fue una forma de descubrir la verdad", declaró el miércoles ante el tribunal.

Dominique Pelicot, de quien ella se divorció al inicio del juicio, ha dicho que había informado claramente a todos los hombres que había drogado a su mujer sin que ella lo supiera y que se les invitaba a mantener relaciones sexuales con su cuerpo inconsciente.

"Le cuesta decirlo, pero así como yo soy un violador, él también lo es", dijo de uno de los acusados la semana pasada.

Cada día, docenas de personas han hecho fila para presenciar el juicio y apoyar a Gisèle Pelicot, quien se ha convertido involuntariamente en un icono feminista en Francia.

"Oigo a muchas mujeres, y hombres, que dicen: 'Eres muy valiente'", dijo Gisèle Pelicot en su testimonio del miércoles. "Yo digo que no es valentía; es voluntad y determinación para cambiar la sociedad".

A finales de la semana pasada, el juez principal volvió a interrogar a Dominique Pelicot.

"¿Cómo te las arreglas para vivir con esta mujer, a la que dices querer más que a nada, que fue preparada, ofrecida, que luego se despertó en tu casa y con la que seguiste viviendo?", preguntó.

"Tengo un lado oscuro", comenzó a decir Dominique Pelicot, vacilante. "Nadie le pertenece a nadie --de hecho, ahora lo sé--, pero me aferré a esa sensación de hacer lo que quería cuando quería", dijo. "Las mañanas siguientes eran difíciles, porque me daba cuenta de que ella no estaba en buen estado".

Catherine Porter es reportera internacional del Times y cubre Francia. Está afincada en París. Más de Catherine Porter

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