Documentary Films and ProgramsTelevisionFrauds and SwindlingOnline DatingNetflix IncSweet Bobby: My Catfish Nightmare (Movie)Shannon, Lyttanya
Un nuevo documental de Netflix cuenta la siniestra historia de una estafa romántica en línea que duró una década, y la devastación que le siguió.
Todo empezó con una solicitud de amistad en Facebook de un hombre llamado Bobby.
Kirat Assi, locutora de radio de 29 años, no solía permitir la entrada de desconocidos en su vida privada de Facebook. Pero había oído hablar de Bobby, quien provenía de una familia muy apreciada en su comunidad sij del oeste de Londres. De hecho, la prima de Assi había salido con el hermano menor de Bobby, y ella había chateado con él por internet.
Así que Assi aceptó. Al fin y al cabo, era 2010, y aún existía una sensación general de optimismo respecto a las redes sociales. En Facebook, los amigos existentes se reunían, y fácilmente se hacían nuevos. Era un lugar aparentemente inofensivo, lleno de publicaciones divertidas en el muro, álbumes de fotos y un sinfín de "toques".
Para Assi, que ahora tiene 43 años, aquella solicitud de amistad fue el comienzo de lo que resultó ser un plan de catfishing que duró una década y que es el tema de Sweet Bobby: La pesadilla de una identidad falsa, un documental que empezó a emitirse en Netflix el miércoles.
Los crímenes reales y el catfishing (como se le conoce a la creación de identidades falsas para engañar a alguien) han sido temas populares de documentales y pódcasts en los últimos años, pero en una entrevista previa al estreno de Sweet Bobby, Assi dijo que la representación a menudo frívola del catfishing puede diluir la devastación, muy real y duradera, que infligen estos estafadores. Ella prefiere utilizar el término "trampa en línea".
"La gente tiene que saber lo malo que puede llegar a ser", dijo, señalando que ni el documental ni el pódcast que lo precedió explicaban en toda su extensión los abusos que sufrió a manos de Bobby, pues se consideró que eran demasiado detonantes emocionalmente para incluirlos.
Durante seis años, Assi y Bobby chatearon en internet como amigos. Luego, Bobby se divorció y confesó su amor a Assi poco después. Salieron durante tres años, chateando, enviándose mensajes de voz íntimos y quedándose dormidos en llamadas nocturnas por Skype. Bobby dijo que había sufrido un derrame cerebral, y Assi lo cuidó desde lejos.
Sin embargo, durante toda su relación, Bobby nunca mostró su rostro. Le contó a Assi que estaba en Nueva York, en el programa de protección de testigos, tras haber recibido varios disparos en Kenia cuando un negocio salió mal. Dijo que era demasiado peligroso mostrarse en directo ante la cámara, así que ella tendría que conformarse con sus viejas fotos de Facebook.
Con el tiempo, Bobby se volvió controlador, preguntando constantemente a Assi por su paradero. Ella incluso renunció a su querido programa de radio para apaciguarlo, confiando en que solo era cuestión de tiempo hasta que estuvieran juntos, que todo valdría la pena. Al final, ambos se comprometieron y, en 2018, él prometió reunirse con ella cara a cara en Londres.
Y entonces el mundo de ella se vino abajo.
El documental, de la directora Lyttanya Shannon y Raw TV --el estudio londinense responsable de éxitos de crímenes reales como El estafador de Tinder y No te metas con los gatos-- narra la calculada preparación y el desenlace final de una trama de catfishing de varios años, disfrazada de romance en línea.
Assi compartió originalmente su historia con Alexi Mostrous, periodista de Tortoise Media, en el exitoso pódcast Sweet Bobby, que enfureció a oyentes de todo el mundo en 2021.
El documental lo tiene todo para ocupar un lugar en el canon del catfishing, un subgénero popular dentro de la obsesión por los crímenes reales. A finales de esta semana, Hulu estrenará otro documental en ese abarrotado espacio: Fanatical: the Catfishing of Tegan and Sara, sobre el engaño al que se enfrentó el dúo canadiense de indie-pop durante 16 años.
El interés cultural ha arrojado luz sobre el funcionamiento interno de estas estafas, a menudo intrincadas. Sin embargo, Stacey Wood, profesora de psicología del Scripps College, duda que haya hecho mucho por debilitar su potencia.
En 2023, se denunciaron más de 64.000 estafas románticas en Estados Unidos, según la Comisión Federal de Comercio, aunque lo más probable es que la cifra real sea mayor, ya que muchos casos no se denuncian por pudor y vergüenza. Solo en 2023, las víctimas de estafas románticas perdieron 1400 millones de dólares.
Wood dijo que los estafadores se dedican a "coincidir" con los intereses, objetivos, aficiones, relaciones y otros valores importantes de su víctima "y luego se convierten en cualquier cosa que eso sea".
En el caso de Assi, el estafador utilizó como arma su propio e intrincado conocimiento de la comunidad minoritaria y unida de Assi --"Funcionamos de forma ligeramente distinta", dijo ella-- para crear una red interconectada de 60 perfiles falsos de Facebook basados en las identidades de miembros de la vida real.
Assi se considera afortunada de que no hubiera herramientas de alta tecnología como la inteligencia artificial y los ultrafalsos cuando ella fue víctima. "Si hubieran existido", dijo, "perdón por el lenguaje, pero me habría llevado el diablo. Absolutamente". Mostrous, el periodista, cree que podrían faltar solo unos años para que "las capacidades de la tecnología superen exponencialmente nuestra capacidad de detectar cuándo nos están engañando".
El catfishing en sí no es ilegal en Estados Unidos ni en Reino Unido. Sin embargo, se dice que una demanda civil interpuesta por Assi en 2020 es la primera demanda de este tipo relacionada con el catfishing que prospera en Reino Unido. Ahora que el caso llegará a millones de espectadores de Netflix, Assi espera que su historia ayude a incentivar a las empresas de redes sociales a desarrollar salvaguardias para el comportamiento en línea.
"No podemos tener miedo de cambiar nuestra forma de actuar en internet", dijo. No solo eso; Assi quiere que se produzca un cambio en la forma de contar las historias de catfishing.
"Estoy absolutamente agotada", dijo de haber tenido que contar repetidamente su versión de los hechos. Aunque es importante, la ha puesto en la línea de fuego de los trolls en línea y de la culpabilización de las víctimas.
"Necesitamos que se cuestione al responsable", dijo, "no solo a las víctimas".