La muerte de Sinwar podría conmocionar pero no acabar con Hamás, según los expertos

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Aunque la muerte de Yahya Sinwar podría provocar un vacío de liderazgo y caos en las filas de Hamás, pocos analistas esperan que la organización colapse.

Estuvo allí desde los primeros días de Hamás, ascendió en las filas hasta dirigir la organización y la equipó para el asalto más mortífero contra Israel de su historia.

Y ahora, Yahya Sinwar ha muerto, lo que ha privado al grupo militante de un líder implacable e inteligente y ha abierto interrogantes sobre la dirección que tomarán sus restos maltrechos en su lucha contra Israel.

El asesinato de Sinwar fue un duro golpe para una organización violenta que ya había quedado gravemente dañada por un año de brutales combates con Israel. Aunque solo ha sido el último alto dirigente asesinado desde el comienzo de la guerra, pocos expertos esperan que Hamás colapse. Aun así, su eliminación podría provocar un vacío de liderazgo y más caos en sus filas.

Entre los altos cargos asesinados desde enero se encuentran Saleh al-Arouri, enlace clave con Irán y Hizbulá en el Líbano; Muhammad Deif, el sombrío jefe del ala militar de Hamás, quien, según Israel, fue asesinado en julio; e Ismael Haniyeh, quien dirigía su oficina política en Catar, lo que lo convertía en una pieza clave en las negociaciones del alto el fuego.

Sinwar era detestado por los israelíes por iniciar la guerra y tomar rehenes israelíes, y les molestaba a muchos gazatíes que lo culpaban del enorme sufrimiento que el conflicto ha supuesto para sus vidas. Pero era venerado por los leales a Hamás por ayudar a planear el asalto a Israel del pasado octubre, que causó la muerte de 1200 personas y la toma de 250 rehenes llevados a Gaza.

Eso lo convirtió en una "figura emblemática" entre los miembros del grupo y en alguien difícil de sustituir, dijo Fuad Khuffash, analista palestino cercano a Hamás.

"Sinwar era un hombre extremadamente importante en el movimiento", dijo Khuffash. "Su asesinato no es fácil. Pero no hará que Hamás retroceda y se rinda".

Israel ha asesinado a decenas de dirigentes de Hamás y matado a muchos miles de sus combatientes desde que el grupo se fundó en la década de 1980 con el objetivo de destruir Israel y sustituirlo por un Estado islamista palestino. Esos golpes nunca han impedido que Hamás se recobre y a menudo lo ha hecho con una ferocidad aún mayor.

Antes de que comenzara la guerra de Gaza el pasado octubre, Hamás era más fuerte y estaba más institucionalizado que nunca. Era el gobierno de facto de los 2,2 millones de habitantes de Gaza, ejercía el poder sobre sus vidas, recaudaba cuotas y reunía recursos. Esto abarcaba, en algunos momentos, unos 30 millones de dólares mensuales procedentes de Catar, destinados a ayudar a mantener en funcionamiento el gobierno de Gaza. A su vez, la posición de Hamás le ayudó a construir su ala militar, que contaba con muchos miles de combatientes y arsenales de cohetes y otras armas.

Israel respondió al asalto de Hamás con una devastadora campaña aérea y una invasión terrestre que han dejado vastas zonas de Gaza en ruinas y matado a más de 42.000 personas, según las autoridades de salud de Gaza. Esa cifra no distingue entre combatientes y civiles, pero Israel afirma haber destripado en gran medida a la organización, matando a un gran número de sus combatientes y destruyendo muchos de los túneles que utilizan para moverse encubiertamente por el territorio.

Aunque Israel no ha trazado un plan claro sobre cómo terminará la guerra ni quién dirigirá Gaza después, ha prometido impedir que Hamás vuelva a desempeñar ningún papel en el gobierno. Sin embargo, Hamás ha seguido luchando, reapareciendo con frecuencia y lanzando nuevos ataques en zonas que Israel afirmaba haber despejado.

"Hamás lleva un año librando esta guerra en un espacio muy cerrado, por lo que ya está descentralizada al límite, luchando en unidades muy pequeñas de una decena o menos de combatientes que tienen mucha autonomía", dijo Ramzy Mardini, asociado del Instituto Pearson de la Universidad de Chicago, quien estudia las rebeliones y las guerras civiles.

Es poco probable que la muerte de Sinwar afecte a esas operaciones, dijo, ya que, de todos modos, él había perdido la capacidad de dirigirlas.

Pero Sinwar era clave en las decisiones de alto nivel de Hamás, como la de acordar o no un alto el fuego, y los funcionarios implicados en esas conversaciones lo consideraban un hombre de línea dura, menos proclive a transigir que sus compañeros de fuera de Gaza.

El viernes no estaba claro cuándo anunciará Hamás un sucesor, ni cómo afectará esa transición a la postura negociadora de un grupo que durante mucho tiempo ha estado dirigido por una combinación de funcionarios políticos con base en Catar y dirigentes políticos y militares en Gaza.

En Gaza, Sinwar podría ser sustituido por su hermano Mohammad, una figura de alto rango en el ala militar del grupo, según un diplomático occidental familiarizado con Hamás. Su sucesor lógico al frente de la oficina política de Hamás sería Khalil al-Hayya, adjunto de Sinwar, quien reside en Catar, dijo el diplomático.

Otras figuras destacadas de Hamás son Jaled Meshal y Musa Abu Marzuk, ambos exjefes de la oficina política.

También es posible que la muerte de Sinwar provoque el caos dentro de la organización, haciendo que no quede claro quién tiene capacidad para negociar en nombre de Hamás y sin dejar a nadie con la estatura necesaria para garantizar el cumplimiento por parte de los grupos armados de Gaza de cualquier acuerdo que se alcance.

Hamás nunca ha logrado obtener la lealtad de la mayoría de los palestinos, y muchos en Gaza celebraron la noticia de la muerte de Sinwar, al quien culpan de una guerra que les ha causado tanto sufrimiento.

Pero el mensaje de Hamás de resistencia violenta a Israel ha encontrado desde hace tiempo adeptos entre quienes más han perdido en el conflicto: refugiados palestinos obligados al exilio permanente con la creación de Israel y sus descendientes; personas que han perdido hogares y seres queridos a causa de las bombas israelíes, y jóvenes sin perspectivas de una vida mejor.

La posibilidad de cualquier forma de Estado o autodeterminación para los palestinos de Cisjordania y Gaza parece ahora más lejana que en muchos años. Y la guerra en Gaza --al matar, herir, dejar huérfanos y desplazar a tantas personas-- ha aumentado el odio a Israel entre los palestinos y la desesperación que lleva a los reclutas hacia grupos como Hamás, independientemente de quién los lidere.

"La raíz del problema no es Sinwar, ni siquiera Hamás", dijo Hassan Abu Haniyeh, experto en grupos militantes del Instituto de Política y Sociedad de Jordania. "El problema es el día siguiente. ¿Qué vas a hacer? Puedes matar a todo Hamás, pero ¿qué vas a hacer al día siguiente?".

Aaron Boxerman colaboró con la reportería desde Jerusalén.

Ben Hubbard es el jefe del buró de Estambul, y cubre Turquía y la región vecina. Más de Ben Hubbard

Aaron Boxerman colaboró con la reportería desde Jerusalén.

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