(Circuits)
¿Cuánto pagarías por dormir bien?
Es una pregunta que se plantearán los consumidores cuando se enfrenten al creciente número de productos tecnológicos que afirman poder realizar un seguimiento del sueño y ofrecer consejos personalizados para conseguir un descanso de calidad.
El último aparato de seguimiento del sueño, el Oura Ring de cuarta generación, que salió a la venta esta semana, es una computadora en miniatura de 350 dólares que se lleva en el dedo como una joya. El interior del anillo lleva incorporados diminutos sensores que recogen datos vitales como la frecuencia cardiaca, la temperatura corporal y el movimiento, en un esfuerzo por seguir los patrones de sueño de quien lo lleva y detectar los problemas que pueden causar un mal descanso.
El nuevo Oura Ring sale a la venta en un momento en que los estadounidenses dan cada vez más prioridad al sueño, alimentando una industria multimillonaria dedicada al sueño de calidad, que incluye colchones que detectan los ronquidos, despertadores que simulan la salida del sol y ventiladores de aire frío para las camas.
El Oura Ring también funciona como un monitor de aptitud física que cuenta los pasos y actividades como la escalada, el boxeo y el fútbol, lo que lo sitúa en competencia directa con aparatos para hacer ejercicio de empresas como Apple, Fitbit y Garmin.
Hace dos años, probé el anterior Oura Ring 3 y lo critiqué porque algunos de sus datos sobre salud me parecieron dudosos. Sin embargo, desde entonces el anillo ha acumulado seguidores de culto, y ha superado los 2,5 millones de ventas, según Oura Health, la empresa finlandesa que está detrás del anillo. La nueva versión se ha diseñado para parecer más delgada, y sus sensores se han mejorado para un seguimiento más preciso del sueño. Así que decidí probar el Oura Ring 4.
Oura Labs no solo quiere que compres un anillo, que puede costar hasta 500 dólares según el color que elijas; también quiere que pagues 6 dólares al mes por un análisis detallado del sueño y otros servicios. Con el tiempo, el anillo se convertirá en una compra bastante desorbitada.
¿Vale la pena? Como padre de un recién nacido que lucha constantemente por dormir, soy un sujeto de pruebas perfecto. Me gustaba usar el Oura; más fino y cómodo que su predecesor, parecía apenas un anillo de uso cotidiano. También comprendí su atractivo: su batería de siete días de duración podía monitorizar constantemente signos vitales como mi frecuencia cardiaca.
Pero mis datos sobre el sueño y la forma física eran tan imprecisos que no puedo recomendar con seguridad que se haga el gasto y se pague una suscripción. La mayoría de la gente quizá esté mejor con un monitor de aptitud física tradicional como un Apple Watch o un Garmin.
A continuación describo cómo transcurrió mi semana durmiendo y moviéndome con el Oura Ring4.
Días 1 y 2
Tras medirme el dedo con un kit de tallas de la empresa, elegí un anillo de plata de la talla 10, mediano. Cuando recibí el anillo el jueves, lo coloqué en su estación de carga y lo conecté con la aplicación Oura que descargué en el teléfono. Me lo puse en el dedo medio derecho y seguí con mi día.
Los datos registrados por Oura pronto se volvieron confusos. El viernes, preparé el auto familiar para una escapada de fin de semana. Dormir esa noche me pareció una tortura; me despertaban constantemente mi recién nacido y mis perros, y tuve que levantarme varias veces.
La aplicación Oura dijo que me acosté a las 21:00 y me desperté siete veces antes de levantarme oficialmente a eso de las 8 de la mañana. No obstante, la aplicación Oura calificó el sueño de esa noche como "Bueno".
Se trataba de un caso clásico de un algoritmo que no medía objetivamente la naturaleza tan subjetiva de cómo se suponía que debía sentirme respecto a mi sueño.
La aplicación Oura también dijo incorrectamente que había caminado más de 11.000 pasos el viernes, lo que aproximadamente suma más de 8 km, aunque había pasado la mayor parte del día conduciendo.
Un portavoz de Oura dijo que la aplicación había valorado positivamente mi sueño nocturno a pesar de las interrupciones, debido a la cantidad de tiempo que había pasado en la cama. La empresa confirmó que su anillo contaba en exceso los pasos y dijo que se lanzaría una actualización de su algoritmo antes de 2025.
Días 3 y 4
El sábado por la noche, la recién nacida se despertó a eso de las 23:30 y me quedé despierto una hora para atenderla antes de volver a dormir. La aplicación Oura lo registró correctamente.
El domingo conduje de vuelta a casa, parando en una tienda de animales para bañar a mis perros, que estaban sucios tras un paseo matutino por la playa. Cuando llegué a casa, preparé un platillo salteado para comer.
Cuando abrí la aplicación Oura esa noche, había detectado automáticamente una lista de actividades a lo largo del día, incluido nuestro paseo matutino. Pero, sorprendentemente, también había registrado mis movimientos del baño del perro y de hacer la comida. Me sugirió que etiquetara esas actividades como tareas domésticas.
Me parecía una tontería; soy una persona bastante activa que no consideraría ejercicio agitar una secadora de pelo para secar a un perro o sacudir una sartén. El proceso de volver atrás y etiquetar las actividades también me parecía ineficaz. Para mí, es mucho más fácil registrar el ejercicio en un Apple Watch pulsando un botón para iniciar el seguimiento de un entrenamiento.
Días 5 y 6
El lunes por la tarde fui a escalar a un gimnasio. Esa noche, me acosté a eso de las 22:00. Mi recién nacida se despertó a eso de las 2:00, y me levanté para darle de comer durante media hora antes de volver a dormir hasta las 7:00.
A la mañana siguiente, la aplicación Oura me dijo que no había descansado bien por la noche, que solo había dormido de las 2:30 a las 7:00. Se saltó las cuatro primeras horas de sueño.
Oura dijo que no se registraban porque me movía demasiado. Eso indicaba sueño agitado, que no cumplía los umbrales de su algoritmo. Pero dormí bien y me sentí descansado.
La aplicación también dijo que había detectado una siesta el lunes por la noche, cuando en realidad estaba leyendo un libro en la cama.
Oura dijo que las actividades relajantes y sedentarias podían aparecer en su dispositivo como siestas, por lo que la aplicación pedía a los usuarios que confirmaran las siestas antes de registrarlas como sueño. Podía rechazar los datos erróneos de la siesta pulsando el botón "descartar" de la aplicación.
Conclusión
El Oura Ring quizá les funcionaría bien a personas con horarios de sueño relativamente normales. Algunos críticos que tuvieron experiencias más positivas con el anillo lo llevaron durante periodos de tiempo más largos, de hasta seis meses, y dijeron que el aparato les ayudaba a detectar cuando se ponían enfermos, entre otras cosas útiles.
Pero basándome en mi experiencia, el anillo puede quedarse corto para quienes necesitan más ayuda: las personas con horarios de sueño rotos y erráticos. Oura dijo que su objetivo para el próximo año era crear soluciones para las personas con trastornos del sueño.
En general, no me gusta el registro manual de datos --desde las siestas hasta las tareas domésticas-- que forma parte de la experiencia de llevar un Oura Ring. En cierto modo, anula el propósito de un registrador automático de actividad y me hace mirar el teléfono más a menudo de lo que me gustaría.
Me sorprende que este sea el cuarto Oura Ring y que estos problemas, además del recuento inexacto de pasos, no se hayan resuelto ya. Despiértenme cuando los solucionen.
El Oura Ring 4 de 350 dólares tiene un aspecto elegante y atractivo, y puede ser útil para los entusiastas de la salud ávidos de datos. (Andria Lo/The New York Times)