Las Vegas es más conocida por sus relucientes casinos a lo largo de La Franja, su avenida principal, pero también es un eterno campo de batalla política. Esto se debe en parte a que es una región de paso dentro de un estado de paso, un lugar donde la gente entra y sale a gran velocidad, añadiendo una nueva cosecha de votantes en cada ciclo electoral.
A esta volatilidad se añade el hecho de que la demografía del estado se inclina hacia la juventud y de que el número de nuevos votantes sigue creciendo. Gran parte de ese crecimiento procede de los votantes hispanos, que representan más del 20 por ciento del electorado de Nevada.
Durante casi dos décadas, los demócratas de Nevada han conseguido victorias a duras penas, lo cual convierte a este estado en parte esencial del camino para ganar la Casa Blanca. Pero, en fechas recientes, la popularidad de los demócratas aquí ha disminuido. Los votantes latinos citan con frecuencia la economía y la vivienda como sus principales preocupaciones, y muchos dicen estar profundamente frustrados con el partido al que una vez apoyaron.
Una economía en dificultades
Ningún otro asunto es tan importante en Las Vegas como la economía: pasa unos minutos con cualquier votante y te hablará del precio de la comida, del gas, del alquiler de la electricidad, o de todo lo anterior.
A los votantes de clase trabajadora les preocupa sobre todo el costo de la vivienda, pues los inquilinos tienen dificultades para hacer frente a sus pagos mensuales y consideran cada vez más que la propiedad de la vivienda está fuera de su alcance.
Livier Maxwell, madre y ama de casa de 41 años, se mudó de San Diego a Las Vegas hace más de una década, sobre todo porque creía que las oportunidades económicas serían mejores. Aquí, su familia puede vivir cómodamente solo con el sueldo de su marido.
Maxwell comentó que este año se siente entusiasmada por votar por el expresidente Donald Trump, porque cree que ayudará a mejorar la economía.
"Me iba mejor cuando él estaba en el cargo. Tenía más dinero en el banco", afirmó.
La pandemia asoló especialmente Las Vegas, ya que los casinos de La Franja cerraron durante meses en 2020 y paralizaron la economía, dependiente del turismo. Aunque la situación ha mejorado bastante desde hace cuatro años, cuando aproximadamente el 90 por ciento de los miembros del poderoso Sindicato de Trabajadores Culinarios estaban sin trabajo, muchos trabajadores dicen que no se han recuperado.
Suldenil Álvarez-Loriga, de 45 años, emigró de Cuba hace casi una década, y vino a Las Vegas porque había visto la avenida reluciente de La Franja en programas de televisión. Pero en los últimos años, Álvarez-Loriga se ha sorprendido al ver que necesita tener dos o tres trabajos para poder cubrir su gastos.
"Tengo que trabajar todo el tiempo, sin tiempo para ver a mi familia", explicó. "Pero, ¿qué otra opción tengo?".
Desde hace semanas, Álvarez-Loriga se ha unido a otros miembros del Sindicato de Trabajadores Culinarios, entre ellos Joleen Reyes, que trabaja en el hotel Cosmopolitan, tocando puertas para recabar apoyo para la vicepresidenta Kamala Harris y otros demócratas.
"Creo que ella entiende por lo que estamos pasando y que mejorará las cosas para gente como nosotros", afirmó Reyes.
Tensión en torno a la inmigración
Alrededor del 14 por ciento de todos las personas en Nevada que pueden votar nacieron en el extranjero y la economía depende de la mano de obra inmigrante, por lo que la inmigración es un tema particularmente destacado y complicado en el estado.
Marilyn Robeldo, de 35 años, siempre ha votado por los demócratas para la presidencia y planea hacerlo de nuevo este año, en parte porque teme que Trump pueda intentar acorralar y deportar a los mexicano-estadounidenses, incluidos sus padres.
"Trato de mantenerme optimista, pero el miedo me invade", dijo, mientras esperaba a que su hija mayor terminara una clase de baile. "No presto mucha atención a la política porque de ella salen muy pocas cosas buenas".
Pero no todos los inmigrantes se identifican con las nuevas oleadas de migrantes recién llegados.
José Reanos, de 70 años, llegó a Las Vegas desde Honduras a principios de la década de 1980 y vivió durante años sin documentación legal. Se hizo ciudadano gracias al programa de amnistía que el presidente Ronald Reagan, republicano, promulgó en 1986. Desde entonces, ha votado por los republicanos. Y siente poca simpatía por los migrantes que llegan ahora al país.
"No hay más espacio y tenemos que ayudarnos a nosotros mismos primero", dijo, haciendo eco de un sentimiento que había compartido con sus cuatro hijos, todos los cuales, dijo, planeaban votar por Trump este año.
Desconfianza en el gobierno
Los demócratas han visto mermado su apoyo entre los votantes hispanos en los últimos años. Y aunque Harris ha logrado tener más apoyo del que tuvo el presidente Joe Biden entre los hispanos de todo el país a principios de este año, es poco probable que reciba el nivel de apoyo del que gozó el presidente Barack Obama en el estado.
Y la campaña de Trump intenta atraer por todos los medios a los votantes latinos frustrados por la economía.
En estas elecciones, los demócratas intentan protegerse no solo de los votantes que deciden votar ahora por los republicanos, sino también de los que probablemente se queden en casa. Muchos electores, en particular hombres jóvenes, dijeron en entrevistas que era tan probable que no votaran como que apoyaran a Harris.
Javier Martínez, de 31 años, se mudó a Henderson en parte para escapar de los altos precios de California. Pero se ha sentido decepcionado al ver que ninguno de los candidatos presidenciales parece dar prioridad a las demandas de los hombres de clase trabajadora como él.
"Votamos y nada cambia", dijo, "así que ¿para qué nos molestamos en votar?".
Javier Martínez, quien dice sentirse decepcionado al ver que ninguno de los candidatos presidenciales parece dar prioridad a las demandas de los hombres de clase trabajadora como él, en Las Vegas el 3 de septiembre de 2024. (Adam Perez/The New York Times)
Javier Martínez, quien dice sentirse decepcionado al ver que ninguno de los candidatos presidenciales parece dar prioridad a las demandas de los hombres de clase trabajadora como él, en Las Vegas el 3 de septiembre de 2024. (Adam Perez/The New York Times)