¿Apple acaba de matar las aplicaciones sociales?

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Este año, cuando Apple anunció iOS 18, la versión más reciente de su sistema operativo móvil, la mayor parte de la atención se centró en sus nuevas funciones de inteligencia artificial.

Pero un cambio menos perceptible en iOS 18 --un ajuste a una función poco visible que permite a los usuarios compartir sus listas de contactos con varias aplicaciones- podría terminar siendo más importante.

Y es que la función "sincronizar contactos", como la conocen algunos desarrolladores, ha desempeñado un papel fundamental en el crecimiento de muchas aplicaciones sociales y de mensajería en las últimas dos décadas. Gracias a ella, aplicaciones como Instagram, WhatsApp y Snapchat pudieron afianzarse conectando rápidamente a millones de usuarios de iPhone con personas que ya conocían y sugiriéndoles otros usuarios a los que seguir. Ese impulso inicial contribuyó a su crecimiento viral y las catapultó a lo más alto de las listas de la App Store.

Ahora, algunos desarrolladores temen tener dificultades para poner en marcha nuevas aplicaciones. Nikita Bier, fundador de una empresa emergente y asesor que ha creado y vendido varias aplicaciones virales dirigidas a los jóvenes, ha dicho que los cambios de iOS 18 son "el fin del mundo" y que podrían hacer que las nuevas aplicaciones sociales basadas en amigos "mueran al nacer".

Puede que eso sea un poco melodramático. Hace poco pasé algún tiempo hablando con Bier y otros desarrolladores de aplicaciones y profundizando en los cambios. También escuché a Apple explicar por qué cree que los cambios son positivos para la privacidad de los usuarios, y a algunos de sus rivales, que los ven como una maniobra solapada destinada a perjudicar a sus competidores. Y salí de allí con sentimientos encontrados.

Por un lado, comprendo la ardua batalla a la que se enfrenta cualquier desarrollador que intente crear una nueva aplicación social hoy en día. Los cambios en iOS 18 para compartir contactos sin duda harán más difícil que algunas aplicaciones noveles se abran camino. Y en un mundo en el que es más difícil para las aplicaciones más pequeñas tener éxito, los operadores tradicionales como Facebook e Instagram --que ya tienen efectos de red, y no tienen que pedir permiso a los usuarios existentes para seguir recopilando sus contactos-- obviamente se beneficiarán.

Pero también comprendo la postura de Apple de que dar a los usuarios más control sobre los contactos que comparten es bueno para la privacidad, y que las aplicaciones que piden a los usuarios que entreguen toda su lista de contactos pueden ser inquietantes e invasivas. (Personalmente, pienso utilizar esta función para evitar compartir contactos sensibles, como fuentes confidenciales, con las decenas de aplicaciones sociales y de mensajería que utilizo).

Sobre todo, el drama demuestra lo poderosos que se han vuelto los gatekeepers como Apple y cómo incluso pequeños cambios en sus productos pueden crear dramáticos efectos dominó en el resto de la industria tecnológica. También ilustra las disyuntivas a las que se enfrentan muchas empresas tecnológicas y organismos reguladores, que intentan fomentar la competencia y proteger la privacidad al mismo tiempo.

Desde hace años, la forma en que se comparten los contactos en los dispositivos iOS consiste en que una aplicación puede activar un mensaje llamado "solicitud de acceso a datos", pidiendo acceso a los contactos de un usuario.

Si el usuario aceptaba, el desarrollador de la aplicación obtenía una lista de todos los contactos de la agenda del usuario, junto con otra información almacenada en las tarjetas de contacto del usuario, como números de teléfono y direcciones de correo electrónico. Los desarrolladores de aplicaciones podían utilizar esa información para construir el perfil social del usuario o sugerirle otras cuentas a las que seguir.

En iOS 18, sin embargo, a quien acepte dar acceso a una aplicación a sus contactos se le mostrará un segundo mensaje que le permitirá seleccionar qué contactos quiere compartir. Los usuarios pueden optar por compartir solo un puñado de contactos seleccionándolos uno a uno, en lugar de ceder toda su libreta de direcciones.

La justificación de Apple para estos cambios es sencilla: los usuarios no deberían verse obligados a elegir entre todo o nada. Muchos usuarios tienen cientos o miles de contactos en sus iPhones, incluidos algunos que prefieren no compartir (Un terapeuta, un o una ex, una persona aleatoria que conocieron en un bar en 2013). El iOS lleva años permitiendo a los usuarios dar a las aplicaciones acceso selectivo a sus fotos; ¿no debería aplicarse el mismo principio a sus contactos?

Apple también dejó claro que no creía que los cambios de iOS 18 perjudicaran a los desarrolladores de aplicaciones. De hecho, la compañía me dijo que los desarrolladores podrían ver un aumento en el intercambio de contactos, si los usuarios que antes se negaban a compartir cualquier contacto pueden compartir los que quieran.

Los desarrolladores de aplicaciones creen que ese argumento es falso. Bier me dijo que los datos que había visto de las nuevas empresas a las que asesoraba sugerían que el intercambio de contactos había disminuido significativamente desde que los cambios de iOS 18 entraron en vigor, y que para algunas aplicaciones, el número de usuarios que comparten 10 o menos contactos había aumentado hasta en un 25 por ciento. (Otros desarrolladores dijeron que sus propias aplicaciones habían experimentado descensos similares, aunque nadie, excepto Bier, accedió a hablar oficialmente, por miedo a enfadar al coloso de Cupertino).

Puede que un descenso del 25 por ciento en el intercambio de contactos no parezca un gran cambio. Pero para las aplicaciones sociales, la capacidad de conectar rápidamente a nuevos usuarios con sus amigos puede significar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Facebook, por ejemplo, descubrió en sus inicios que si los usuarios añadían siete amigos en los 10 días siguientes a registrarse, era más probable que se quedaran que quienes no lo hacían.

"Es fundamental formar densidad en una aplicación en fase inicial", dijo Bier. "La gente no espera una semana a que todos sus amigos se registren".

Algunos desarrolladores también señalaron que los cambios de iOS 18 no se aplican a los propios servicios de Apple. Por ejemplo, iMessage no tiene que pedir permiso para acceder a los contactos de los usuarios como hacen WhatsApp, Signal, WeChat y otras apps de mensajería de terceros. Consideran que esto es fundamentalmente anticompetitivo, un claro ejemplo del tipo de ventaja al que los reguladores antimonopolio se han opuesto en otros contextos.

Por supuesto, los usuarios de iPhone pueden cargar toda su libreta de direcciones si lo desean. (También está Android, que sigue obligando a los usuarios a elegir entre todo o nada). Pero es razonable suponer que la fricción añadida de una segunda pantalla tendrá como resultado que se compartan menos contactos.

El resultado, dijo Bier, podría ser que las aplicaciones sociales basadas en amigos simplemente sean reemplazadas por aplicaciones como TikTok, que muestran a los usuarios contenido basado en lo que les gusta en lugar de con quién están conectados, o aplicaciones de compañía por inteligencia artificial que no requieren humanos para nada.

"Hay que estar muy loco para crear una aplicación social basada en los amigos", dijo. "Hoy es casi imposible".

Kevin Roose es columnista de tecnología del Times y presentador del pódcast Hard Fork. Más sobre Kevin Roose.

(Mark Wang/The New York Times)

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