¿Podría la Tierra sobrevivir a la muerte del Sol? Un planeta lejano ofrece pistas

Un equipo de astrónomos detectó un mundo rocoso orbitando alrededor de una enana blanca. Este hallazgo ofrece nuevas claves sobre cómo podrían evolucionar sistemas similares al nuestro tras la muerte de su estrella

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Concepto artístico de un planeta rocoso en órbita alrededor de una estrella enana blanca. (Adam Makarenko/Keck Observatory vía The New York Times)
Concepto artístico de un planeta rocoso en órbita alrededor de una estrella enana blanca. (Adam Makarenko/Keck Observatory vía The New York Times)

Un grupo de astrónomos han descubierto un posible mundo rocoso del tamaño de la Tierra en órbita alrededor de una enana blanca, lo que sugiere un futuro en el que nuestro planeta sobreviva a su estrella.

Dentro de seis mil millones de años, el Sol se convertirá en una gigante roja. Ese proceso consumiría a Mercurio, y tal vez a Venus. Durante mucho tiempo hemos pensado que también podría incinerar la Tierra.

Pero quizá no todo esté condenado para el planeta Tierra (aunque puede que sea un mundo inhabitable desde hace tiempo).

Los científicos han descubierto un mundo rocoso en órbita alrededor de otra estrella que ya pasó por su fase de gigante roja. Este planeta orbita ahora alrededor de una enana blanca, el cuerpo estelar más pequeño que queda tras la combustión de una estrella. El planeta parece haber orbitado alrededor de la estrella en la misma posición en la que la Tierra lo hace alrededor de nuestro Sol, hasta que fue empujado a una órbita más lejana, al doble de la distancia entre la Tierra y el Sol, antes de que la gigante moribunda pudiera devorarlo. Esto lo convierte en el primer mundo potencialmente rocoso que se observa orbitando una enana blanca.

Algunos planetas como la Tierra podrían sobrevivir a la muerte de sus estrellas, según este hallazgo
Algunos planetas como la Tierra podrían sobrevivir a la muerte de sus estrellas, según este hallazgo

”No sabemos si la Tierra puede sobrevivir”, dijo Keming Zhang, astrofísico de la Universidad de California en San Diego, quien dirigió el trabajo publicado el jueves en la revista Nature Astronomy. “Si lo hace, acabará en algún lugar como este sistema”.

El planeta se encuentra a unos 4000 años luz de nosotros. Fue descubierto en 2020 con una red de telescopios coreanos mediante un proceso llamado microlente. El equipo coreano había observado cómo la estrella del planeta pasaba por delante de otra estrella, que desde el fondo magnificaba 1000 veces la cantidad de luz que se dirigía hacia el telescopio.

Este suceso específico fue un acontecimiento aislado, lo que limitó la posibilidad de realizar observaciones de seguimiento detalladas hasta que nuevos y potentes telescopios puedan observar mejor la estrella del planeta en el futuro. Sin embargo, Zhang y su equipo pudieron realizar trabajos adicionales en el Observatorio Keck de Hawái el año pasado e identificar la estrella como una enana blanca.

Los datos que los investigadores consiguieron reunir les permitieron calcular que había al menos dos objetos orbitando alrededor de la enana blanca.

La detección de este planeta rocoso cerca de una enana blanca a través de microlentes ofrece una ventana hacia el posible futuro del sistema solar y la evolución de planetas rocosos como la Tierra.
(NASA)
La detección de este planeta rocoso cerca de una enana blanca a través de microlentes ofrece una ventana hacia el posible futuro del sistema solar y la evolución de planetas rocosos como la Tierra. (NASA)

Uno era una supuesta enana marrón, una estrella fallida que nunca llegó a encenderse con fusión nuclear, situada a una distancia muy grande de la estrella. Pero el otro objeto era un planeta de aproximadamente 1,9 veces la masa de la Tierra que orbitaba mucho más cerca de la estrella, lo que sugería que se trataba de un posible planeta rocoso.

Modelando la evolución del sistema estelar, el equipo calculó que el planeta podría haber tenido alguna vez la misma órbita habitable que la de la Tierra. También es probable que la estrella tuviera un tamaño similar a la nuestra. “Creemos que tenía una masa similar a la del Sol”, dijo Zhang.

Sin embargo, cuando la estrella se quedó sin combustible, perdió parte de su masa, lo que hizo que la órbita del planeta rocoso se alargara. Esto le permitió escapar de la fase de gigante roja en expansión de la estrella y sobrevivir hasta la fase de enana blanca.

Se han encontrado un puñado de planetas gaseosos orbitando enanas blancas, pero o bien tenían órbitas más distantes o habían migrado hacia el interior tras la fase de gigante roja. Pero si la detección de Zhang es correcta, este sería el primer planeta rocoso conocido que orbita una estrella de este tipo, dijo Susan Mullally, astrónoma del Space Telescope Science Institute de Maryland. “Se trata, sin duda, de la cosa más pequeña y rocosa que hemos encontrado en torno a una enana blanca”, dijo Mullally.

Este hallazgo sugiere que la Tierra podría sobrevivir al fin del Sol y abre nuevas preguntas sobre el futuro de nuestro sistema solar
Este hallazgo sugiere que la Tierra podría sobrevivir al fin del Sol y abre nuevas preguntas sobre el futuro de nuestro sistema solar

Stephen Kane, astrónomo de la Universidad de California en Riverside, dijo estar “realmente emocionado” cuando vio el artículo. Sin embargo, quien ya había investigado si los planetas pueden sobrevivir a la fase de gigante roja de una estrella, dijo que la presencia de la enana marrón planteaba complicaciones. “Si la enana marrón estaba más cerca y luego se alejó, eso cambia todo el entorno dinámico del sistema”, dijo. “Quizá hubo otros planetas que fueron expulsados, y lo que vemos es lo que sobrevivió”.

La NASA tiene previsto lanzar el telescopio espacial Nancy Grace Roman no antes de 2027, y se espera que encuentre muchos más planetas a través de microlentes, incluidos algunos alrededor de enanas blancas. “Algunos de ellos podrían estar lo suficientemente cerca como para seguir investigando”, dijo Zhang.

Por ahora, el sistema de Zhang sigue siendo una posible bola de cristal de nuestro futuro que, por un momento fugaz, logramos vislumbrar.

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