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Pasaba casi siempre desapercibida a pesar de ser galardonada con una extraordinaria cantidad de premios, incluidos dos Oscar, cuatro Emmy y un Tony. Luego llegó "Downton Abbey".
Maggie Smith, una de las mejores actrices británicas de teatro y cine de su generación, cuyos galardonados papeles abarcaron desde una maestra escocesa librepensadora en Los mejores años de Miss Jean Brodie hasta la condesa viuda de lengua ácida en Downton Abbey, falleció el viernes en Londres. Tenía 89 años.
Su muerte, en un hospital, fue dada a conocer por su familia en un comunicado emitido por un publicista. El comunicado no indicaba la causa de la muerte.
Los espectadores estadounidenses apenas conocían a Smith (ahora dame Maggie para sus compatriotas) cuando protagonizó Los mejores años de Miss Jean Brodie (1969), sobre una profesora de un colegio para mujeres de la década de 1930 que se atrevía a tener posturas sociales progresistas y una vida amorosa. La crítica de Vincent Canby en The New York Times describió su interpretación como "una asombrosa amalgama de estados de ánimo contrapuestos, cambios en los niveles de voz y emociones expresadas de forma oblicua, todo ello con precisión". Le valió el Oscar a mejor actriz.
Ganó un segundo Oscar, a mejor actriz de reparto, por California Suite (1978), basada en la comedia teatral de Neil Simon. Su personaje, una actriz británica que asiste a los Oscar con su marido bisexual (Michael Caine), pasa una velada decepcionante en la ceremonia y una noche agridulce en la cama.
En la vida real, los premios empezaron a llegar para Smith en 1962, cuando ganó su primer Evening Standard Award. Al cambio de milenio, ya tenía dos Oscar, un Tony, dos Globos de Oro, media decena de Baftas (premios de la Academia Británica de Cine y Televisión) y decenas de nominaciones. Sin embargo, casi no se le reconocía en ningún sitio.
Hasta Downton Abbey.
Aquella serie seguía al conde de Grantham (Hugh Bonneville), a su familia, en su mayoría aristocrática, y a su problemático personal doméstico en su gran mansión jacobina mientras el mundo a su alrededor, entre 1912 y 1925, se negaba a detenerse.
Una estrella revelación
Tras su estreno británico en 2010 y su debut estadounidense en 2011, la serie duró seis temporadas. Su estrella más destacada, desde el principio, fue Smith, en el papel de la anciana madre viuda de lord Grantham, Violet Crawley, la condesa viuda. Desaprobaba la luz eléctrica, desconocía el término "fin de semana" y no había persona o situación que no fuera capaz de ridiculizar con una imperiosidad fulminante. Cuando su nuera pensó en enviar a un pariente más joven a Nueva York, lady Violet se opuso: "Oh, no creo que la situación esté tan desesperada".
De pronto, a sus 70 años, Smith era una megaestrella.
"Es ridículo. Había llevado una vida perfectamente normal hasta 'Downton Abbey'", dijo a Mark Lawson en el Festival BFI y Radio Times en 2017, añadiendo más tarde: "Nadie sabía quién diablos era yo".
El roce más cercano que había tenido Smith con tal visibilidad fue con las películas de Harry Potter. Interpretó a Minerva McGonagall, la severa pero intrépida profesora de transfiguración del colegio Hogwarts, en siete de las ocho películas, desde Harry Potter y la piedra filosofal (2001) a Harry Potter y las reliquias de la muerte: parte 2 (2011).
McGonagall, ataviada con un traje victoriano de cuello alto, un característico broche escocés y el pelo recogido bajo un sombrero de bruja alto y negro, era una presencia impactante en la pantalla. Sin embargo, Smith no se veía constantemente asediada en público, salvo por los niños.
"Mucha gente muy pequeña solía saludarme, y eso era agradable", recordó en The Graham Norton Show en 2015. Un niño le preguntó con cautela: "¿De verdad eras un gato?".
Margaret Natalie Smith nació el 28 de diciembre de 1934 en Ilford, Inglaterra, que entonces era una ciudad de Essex y ahora forma parte del distrito londinense de Redbridge. Su padre, Nathaniel Smith, era patólogo de salud pública, y su madre, Margaret (Hutton) Smith, era secretaria y había nacido en Escocia.
Cuando Maggie tenía 5 años, la familia se trasladó a Oxford, donde su padre impartía clases. Tras estudiar en la Oxford School for Girls, una institución para niñas, ingresó en la recién creada Oxford Playhouse y debutó como actriz en Noche de reyes (1952).
El impulso actoral
El impulso de actuar siempre había estado ahí. "Ni siquiera es que una quiera ser actriz en especial", dijo una vez. "Tienes que serlo. No hay nada que puedas hacer para evitarlo".
Aunque Smith tenía poco más de 20 años cuando apareció en su primera película (como invitada a una fiesta en Child in the House, un drama de 1956) e hizo su debut en los escenarios londinenses (en Share My Lettuce, una revista musical de 1957), se podría argumentar razonablemente que nunca interpretó a una ingenua.
Sus primeras películas fueron The VIPs (1963), un melodrama en technicolor protagonizado por Elizabeth Taylor y Richard Burton, y El devorador de calabazas (1964), un drama matrimonial escrito por Harold Pinter. En la primera, interpretó a la tímida y adorable secretaria de un apuesto magnate (Rod Taylor). En la segunda, era la extraña invitada de Anne Bancroft que no se callaba ni se iba. Ambas películas se rodaron antes de que cumpliera 30 años, pero los dos personajes, a su manera, ya estaban cansados del mundo.
En Mujeres en Venecia (1967), fue la enfermera acompañante de Susan Hayward en una glamurosa comedia de misterio y asesinato protagonizada por Rex Harrison.
Smith tenía solo 37 años cuando protagonizó Viajes con mi tía (1972), interpretando a la tía Augusta de la novela de Graham Greene, una trotamundos amoral de 70 años. (Katharine Hepburn, de 64 años en aquel momento, había sido elegida para el papel pero lo abandonó por un desacuerdo con los productores).
Nueva York nunca fue un factor importante en la carrera de Smith. Tras su debut en Broadway en New Faces of 1956, Smith permaneció alejada durante casi dos décadas. A su regreso, en 1975, interpretó a la sofisticada Amanda Prynne en Vidas privadas, de Noël Coward, sobre una pareja divorciada que se reencuentra durante la luna de miel con sus segundos cónyuges, y luego apareció en Noche y día (1979), de Tom Stoppard, como la esposa infeliz de un magnate minero. Fue nominada al Tony por ambos papeles.
En El poder de la mandrágora (1990), Smith interpreta a una guía turística que inventa mentiras extravagantes (y muy divertidas) sobre los edificios antiguos que enseña. Frank Rich le rindió homenaje en su crítica para The New York Times: "La personalidad de Smith impregna de tal manera todo lo que la rodea que, al igual que el personaje que interpreta, inunda instantáneamente de color un mundo gris", escribió. "Es una actuación teatral idiosincrásica de un orden elevado y en peligro de extinción".
Ese año ganó el Tony a la mejor actriz de teatro. Pero Broadway era un abrir y cerrar de ojos comparado con el escenario británico.
A principios de la década de 1960, Smith protagonizó Otelo junto a Laurence Olivier en el Teatro Nacional en el papel de Desdémona, la abnegada pero desdichada esposa (la versión cinematográfica de 1965 le valió la primera de sus seis nominaciones al Oscar).
Un récord escénico británico
Ganó seis premios Evening Standard (todo un récord) por sus interpretaciones teatrales, empezando por The Private Ear y The Public Eye (1962), la comedia doble de Peter Shaffer.
Le siguió el papel protagonista de Hedda Gabler (1970), la primera producción del director Ingmar Bergman fuera de Escandinavia. En la década de 1980, Smith fue galardonada por Virginia (1981), de Edna O'Brien, en la que interpretó a la novelista Virginia Woolf, y por su papel de la voluntariosa Millamant en The Way of the World (1984), la comedia de la Restauración de William Congreve sobre el matrimonio y el dinero.
En 1994, Smith ganó por Tres mujeres altas, de Edward Albee, interpretando a la mayor de las protagonistas. La crítica de Paul Taylor en The Independent la describió como "la persona que se endurece hasta convertirse en un monstruo porque ha tenido la carga de ser fuerte para todos en la familia".
Tras una pausa de 25 años, Smith ganó por Una vida alemana (2019), con la interpretación de la secretaria de toda la vida del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels.
"Lo que Smith captura de manera brillante", escribió Michael Billington, crítico de The Guardian, "es la forma en que, en la vejez, la vaguedad de la memoria coexiste con momentos de lucidez penetrante".
Smith pasó cuatro temporadas en el Festival de Stratford, Canadá, donde interpretó una gran variedad de papeles, como Cleopatra, Lady Macbeth y, en Ricardo III, una reina de Inglaterra del siglo XV.
Sin embargo, fue la industria cinematográfica la que la convirtió en una estrella internacional.
Apareció en algunos de los grandes éxitos estadounidenses, como Sister Act (1992), en el papel de la madre superiora que intenta domar a una cantante de club nocturno (Whoopi Goldberg) que se esconde en el convento, y El club de las primeras esposas (1996), como una sobria divorciada de Manhattan que simpatiza con los problemas de las mujeres más jóvenes.
Viajera cinematográfica en el tiempo
El resto del tiempo, Smith era una especie de viajera en el tiempo. "Siempre llevo corsé, siempre llevo peluca y siempre llevo esas botas abotonadas", dijo al crítico de cine Barry Norman en una entrevista televisiva en 1993. Y añadió: "No recuerdo cuándo fue la última vez que aparecí vestida de forma moderna".
En películas de fin de siglo, interpretó a una chaperona desconfiada y sobreprotectora que acompañaba a una joven a Florencia, Italia en Una habitación con vistas (1985), de Merchant Ivory; a una insensible ama de llaves de una mansión de Yorkshire en El jardín secreto (1993); a una dramática tía neoyorquina en La heredera (1997); y a una elegante londinense a quien le gusta el nuevo cura (Michael Palin) en El misionero (1982).
En Trampa pasional (1981), Smith actuó en el papel de una expatriada británica en el París de la década de 1920. (En una película de 2012 que llevó el mismo título en inglés, Quartet, interpretó a una diva de la ópera retirada).
Debía sentirse como en su casa en ficciones ambientadas en la década de 1930. Sus dos películas de obras de Agatha Christie, protagonizadas por el maestro detective Hércules Poirot, transcurrían en ese periodo. En Muerte en el Nilo (1978), fue la enfermera acompañante de una cleptómana (Bette Davis). En Maldad bajo el sol (1982), era una descarada hotelera de la isla del Adriático.
Crimen a muerte (1976) conocida también como Cadáver a los postres, la parodia de los relatos de detectives de Hollywood de Neil Simon, estaba ambientada en una década de 1930 ficticia (la ropa y los coches) que incluían referencias a la televisión, la Segunda Guerra Mundial y películas de Humphrey Bogart que aún no se habían rodado. Dick y Dora Charleston (David Niven y Smith), como Nick y Nora Charles de la serie de entregas El hombre delgado, disfrutaban con un fox terrier de pelo duro y varios martinis diarios.
Gosford Park (2001), de Robert Altman, ambientada en un fin de semana en una casa de campo inglesa de la década de 1930 y escrita por Julian Fellowes (antes de hacer Downton Abbey). Smith era una condesa que, al igual que Violet Crawley, tenía un don letal para el desprecio. Cuando un productor de Hollywood se niega amablemente a revelar el final de su próxima película por temor a estropeárselo a sus compañeros de cena, la condesa responde con la misma amabilidad: "Ay, pero ninguno de nosotros la verá".
En Té con Mussolini (1999), Smith formaba parte de un quinteto de expatriados que celebraban encantadores almuerzos en Florencia mientras Italia caía en manos del fascismo. Función privada (1984), una comedia con Palin, tiene lugar justo después de la guerra. La solitaria pasión de Judith Hearne (1987), un drama sobre una tímida solterona, estaba ambientada en la década de 1950.
Smith sí se vistió con ropa contemporánea en algunas películas, como El hotel exótico Marigold (2011) y su secuela, sobre jubilados británicos en la India; y Divinos secretos (2002), sobre un grupo de sureñas estadounidenses que son amigas desde la infancia.
Por otro lado, La joven Jane Austen (2007) estaba ambientada en la década de 1790. En una versión de la BBC de David Copperfield (1999), Smith hizo el papel de Betsey Trotwood, una gruñona pero cariñosa tía abuela de la época de la Regencia georgiana (Daniel Radcliffe, de 10 años, interpretaba a Copperfield).
Aunque la televisión fue una parte relativamente breve de su currículum, ganó cuatro premios Emmy. El primero fue por Mi casa en Umbría (2003), de HBO, en la que interpretaba a una escritora de novelas románticas, y los otros tres por Downton Abbey.
Sus últimas películas fueron La dama en la furgoneta (2015), en la que interpretaba a una vagabunda de carácter fuerte, y El chico que salvó la Navidad (2021).
En 1967, Smith se casó con Robert Stephens, un actor británico que fue su frecuente coprotagonista, empezando por Jean Brodie. Se divorciaron en 1974. En 1975 se casó con Beverley Cross, dramaturgo y guionista. Cross murió en 1998.
Le sobreviven dos hijos de su primer matrimonio, Chris Larkin y Toby Stephens, ambos actores; y cinco nietos, según el comunicado de la familia.
Smith contrajo la enfermedad de Graves, un trastorno del sistema inmunitario que afecta a la glándula tiroides, en 1988, pero se recuperó tras radioterapia y cirugía. Dos décadas después, luchó contra un cáncer de mama.
Fue nombrada Comandante de la Orden del Imperio Británico en 1969, dama en 1990 e integrante de la Orden de los Compañeros de Honor en 2014.
A Smith no le gustaba ver sus propias actuaciones. En 2020 dijo que aún no había visto ningún episodio de Downton Abbey --"llegó un momento en que era demasiado tarde para ponerse al día"--, por no hablar de los largometrajes en los que se inspiró la serie.
Detrás de su ingenio, sin embargo, se escondía el corazón de una persona introvertida. En el programa 60 Minutes de la CBS en 2013, cuando se insinuó que no le interesaba la fama, Smith dijo: "En absoluto. Quiero decir, ¿por qué iba a interesarme?".
Durante mucho tiempo se había descrito a sí misma como dolorosamente tímida. Mucho antes, en una entrevista de 1979 con el Times , admitió: "Siempre me siento muy aliviada de ser otra persona, porque no estoy segura para nada de quién soy o cuál es realmente mi personalidad".
En el documental de 2018 Tea With the Dames, un entrevistador preguntó a Smith si los primeros días en un set de rodaje seguían dándole miedo.
"Todos los días dan miedo", dijo ella.
Robert Berkvist, quien fue editor de arte del New York Times, murió en 2023.
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Robert Berkvist, quien fue editor de arte del New York Times, murió en 2023.