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Vladimir Putin dijo que permitir que Ucrania use armas occidentales de largo alcance significaría que los países de la OTAN estarían "en guerra con Rusia". Fue una de sus amenazas más directas hasta la fecha.
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El anuncio de Rusia el viernes de que había expulsado a seis diplomáticos británicos fue una conocida jugada de ajedrez en medio del juego diplomático entre rivales. Lo que resultó más siniestro fue la advertencia que el presidente Vladimir Putin hizo la noche anterior: que la decisión de permitir a Ucrania utilizar armas occidentales para disparar a mayor distancia en Rusia significaba que la OTAN estaba "en guerra" con Rusia.
Putin ha proferido otras amenazas iracundas en respuesta al aumento de la ayuda militar de Occidente a Ucrania. Sin embargo, nunca ha ejecutado ningún tipo de ataque militar convencional contra la OTAN. Es difícil saber si esta vez será diferente.
Sin embargo, la advertencia del jueves fue una de sus declaraciones más directas sobre la posibilidad de una guerra entre la OTAN y Rusia. Y fue algo planificado, pues se tomó el tiempo para grabarle una declaración a un reportero de la televisión estatal mientras estaba en un evento en San Petersburgo.
Si se toma la decisión de permitir que Ucrania dispare armas occidentales hacia Rusia, dijo Putin, "significará nada menos que una implicación directa: significará que los países de la OTAN, Estados Unidos y los países europeos forman parte de la guerra de Ucrania".
"Esto significará que los países de la OTAN --Estados Unidos y los países europeos-- están en guerra con Rusia", dijo. "Y si este es el caso, entonces, teniendo en cuenta el cambio en la esencia del conflicto, tomaremos las decisiones apropiadas en respuesta a las amenazas que se nos plantearán".
El viernes, el portavoz de Putin insistió en que las palabras del líder ruso eran "muy importantes" y "extremadamente claras". Y Vasily Nebenzya, representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, redobló la retórica de Putin.
Dijo que si Occidente levantaba las restricciones sobre el uso de armas más adentro de Rusia, "eso significaría que a partir de ese momento los países de la OTAN comenzarían una guerra directa con Rusia".
"La OTAN se convertiría en parte directa en una guerra contra una potencia nuclear", añadió. "Creo que no hace falta explicar qué tipo de consecuencias podría conllevar eso".
Cuando a John Kirby, portavoz de la Casa Blanca, le preguntaron el viernes por las amenazas de Rusia dijo que Putin "ha demostrado su capacidad de escalada en los últimos tres años. Así que sí, nos tomamos en serio estos comentarios".
"Pero", añadió, "no es algo que no hayamos oído antes".
La advertencia de Putin se produjo mientras el primer ministro británico, Keir Starmer, viajaba el viernes a Washington para reunirse con el presidente Joe Biden, en cuya agenda figuraba el tema del uso por Ucrania de armas occidentales de largo alcance. Mientras viajaba a Washington, Starmer dijo a los periodistas: "Rusia empezó este conflicto. Rusia invadió de manera ilegal a Ucrania. Rusia puede poner fin a este conflicto de inmediato. Ucrania tiene derecho a la autodefensa".
Aunque los diplomáticos británicos fueron expulsados el mes pasado, el hecho de que el Kremlin anunciara la expulsión el viernes puso de relieve el agravamiento de las tensiones entre Moscú y Londres.
Cuando Putin anunció su decisión de invadir a Ucrania, en un discurso pronunciado a primera hora de la mañana del 24 de febrero de 2022, advirtió que cualquier país que intentara interferir en las acciones de Rusia se enfrentaría a "consecuencias como nunca han visto en toda su historia".
La amenaza fue ampliamente vista como una referencia al enorme arsenal de armas nucleares de Rusia --el más grande del mundo-- y una señal de que Putin estaba dispuesto a llevar su lucha directamente a la alianza de la OTAN.
Durante todo este tiempo, Putin ha tratado de recordarle al mundo el potencial destructivo de su arsenal nuclear, incluyendo la realización de nuevos tipos de ejercicios con armas nucleares y haciendo referencias veladas a su voluntad de utilizar esas armas.
Pero, por muy ominosa que fuera una guerra con Rusia para la OTAN, también plantearía grandes retos para Putin. Ya depende de Irán y Corea del Norte para su armamento y, reacio a ordenar otra movilización debido a preocupaciones internas, ha recurrido a convictos para completar las filas de su ejército. Activar el artículo de defensa mutua de la OTAN también le enfrentaría a los ejércitos más poderosos de Occidente.
Tal vez con eso en mente, Putin también ha sugerido otras formas en que podría devolver el golpe a Occidente por ayudar a Ucrania, incluido el suministro de armas a los adversarios de Estados Unidos para que "apunten a instalaciones sensibles de los países que le están haciendo esto a Rusia". Además, ha planteado la posibilidad de que países pequeños podrían estar en peligro, una amenazadora estrategia de Rusia ante sus vecinos menos poderosos.
Con estas amenazas en mente, Occidente ha adoptado un enfoque gradual para aumentar las capacidades militares que proporcionaba a Kiev.
Los funcionarios estadounidenses se han referido a esta estrategia como "efecto de la rana hervida". Al adoptar un enfoque más lento --incluidas las decisiones de enviar cohetes HIMARS, tanques, misiles de largo alcance y cazas F-16--, cada movimiento sucesivo parece haber sido una escalada menor por lo que no ha desencadenado una respuesta brusca por parte de Moscú.
En su lugar, el mensaje de Putin ha sido: sobreviviremos más que ustedes. Analistas y antiguos funcionarios rusos que lo conocen afirman que parece convencido de que acabará imponiéndose porque Rusia dispone de los recursos demográficos y económicos necesarios para librar una larga guerra, mientras que Ucrania acabará quedándose sin hombres y sus partidarios occidentales perderán la voluntad.
Sin embargo, el afán del Reino Unido por proporcionar misiles Storm Shadow a Ucrania --con el consentimiento de Estados Unidos-- para su uso al interior de Rusia parece haber tocado una fibra más sensible. El líder ruso lo calificó de "una historia completamente distinta".
Ilya Grashchenkov, analista de la política rusa con sede en Moscú, dijo que con su declaración, Putin estaba realizando otro acto de negociación con Washington.
"Lo que está en juego es cada vez más importante", dijo Grashchenkov en respuesta a preguntas escritas. Añadió que las partes necesitan alcanzar algún tipo de paridad antes de entablar negociaciones significativas. "Teóricamente, en un momento dado, una escalada tan brusca debería conducir a una desescalada".
Aunque Moscú y Londres han compartido hostilidad mutua durante años, la relación ha empeorado desde la invasión. La televisión estatal rusa presenta habitualmente al Reino Unido como uno de los Estados más agresivos y "rusófobos" de Occidente.
En mayo, el Reino Unido dijo que expulsaba a un agregado de defensa ruso como oficial de inteligencia militar no declarado, y que imponía otras restricciones a la embajada rusa en Londres.
En ese momento, Moscú respondió ordenando al agregado de defensa británico que abandonara Rusia. Este tipo de intercambios se han producido periódicamente con la guerra de Ucrania como telón de fondo.
Los seis diplomáticos británicos expulsados más recientemente fueron acusados de participar en actividades de espionaje y sabotaje. El Ministerio de Asuntos Exteriores británico dijo que las acusaciones de espionaje eran infundadas y que los seis diplomáticos habían abandonado Rusia el mes pasado.
El viernes, el Servicio Federal de Seguridad ruso, el principal sucesor de la KGB soviética, citó "numerosos pasos hostiles dados por Londres", una posible referencia a las señales del Reino Unido de que quería permitir a Ucrania utilizar sus misiles de largo alcance Storm Shadow contra objetivos en el interior de Rusia. El servicio también dijo que la dirección británica se había convertido en "un servicio especial, cuya principal tarea es infligir una derrota estratégica" a Rusia.
Maria V. Zakharova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, dijo en un comunicado que los seis diplomáticos británicos habían participado en "labores subversivas destinadas a perjudicar" al pueblo ruso. En otro comunicado, el ministerio prometió expulsar a más diplomáticos británicos si realizaban actividades similares.
Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, dijo el viernes que "no había conversaciones" sobre un cierre completo de la embajada británica en la capital rusa.
Stephen Castle colaboró con reportería desde Londres.
Anton Troianovski es el jefe del buró en Moscú del Times. Escribe sobre Rusia, Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central. Más sobre Anton Troianovski
Ivan Nechepurenko cubre Rusia, Ucrania, Bielorrusia, los países del Cáucaso, y Asia Central. Reside en Moscú. Más de Ivan Nechepurenko
Stephen Castle colaboró con reportería desde Londres.