Grecia impondrá restricciones a cruceros para contener el turismo

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Las nuevas normas pretenden aliviar la presión que la industria vacacional ejerce sobre las comunidades y hacen eco de las medidas tomadas contra el turismo excesivo en otros destinos europeos importantes.

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Con sus tesoros históricos, sus bellas islas y sus playas de arenas doradas, Grecia ofrece a los turistas muchas razones para visitarla. Sin embargo, en años recientes, la aparentemente interminable afluencia de turistas ha causado verdaderos dolores de cabeza en algunos de sus destinos más populares.

Es por eso que, este fin de semana, el primer ministro propuso una serie de medidas creadas para controlar algunos de los efectos de las crecientes multitudes.

Los cambios incluyen aumentos considerables a las tarifas de atraque de los cruceros en algunas de las islas más populares de Grecia y límites a las llegadas diarias de cruceros. Estas normas pretenden disminuir la presión que la industria vacacional ejerce sobre las comunidades y hacen eco de las medidas contra el turismo excesivo adoptadas en otros destinos europeos importantes.

"El turismo ayuda a la economía con importantes recursos y empleos, pero tiene su propio impacto social", dijo el primer ministro Kyriakos Mitsotakis en su discurso anual sobre el estado de la economía, pronunciado el sábado por la noche en Salónica. Añadió que estaba "muy preocupado por la imagen de algunas de nuestras islas algunos meses del año, debido a los cruceros".

Agregó que la próxima semana se anunciarán más detalles.

Desde que se retiraron las restricciones de viaje relacionadas con la pandemia, el descontento por el turismo se ha disparado en toda Europa. En abril, Venecia introdujo una tasa de entrada de 5 euros, unos 5,50 dólares, para determinados días. En julio, ciudadanos de Barcelona se manifestaron para mostrar su exasperación ante el número de turistas.

Y después de que esas ciudades desviaran cruceros de puertos muy concurridos, las autoridades de Ámsterdam decidieron reducir el tráfico de cruceros a la mitad para 2026, antes de cerrar finalmente su terminal, alegando preocupaciones por las aglomeraciones y la contaminación.

El problema es especialmente grave en Grecia, donde el turismo representa una quinta parte de la producción económica. El año pasado visitaron el país 33 millones de personas, una cifra récord, según el Banco de Grecia, que señaló que el número de visitantes había aumentado un 15,5 por ciento en el primer semestre de 2024.

Los alquileres vacacionales y los compradores extranjeros también han disparado los precios de la vivienda hasta un nivel que muchos habitantes de las islas afirman no poder permitirse, mientras que la oleada de construcción de villas ha contribuido a la escasez de agua.

"Hemos tenido otro año turístico extremadamente exitoso", dijo Mitsotakis, señalando que el sector iba "de récord en récord".

Para hacer frente a las aglomeraciones, dijo que se aumentarían las tarifas de desembarco de los cruceros, con incrementos mayores para islas especialmente populares como Miconos y Santorini, donde tanto autoridades como residentes han estado presionando para que se impongan restricciones.

Las tasas en esas islas subirán a 20 euros durante la temporada alta, explicó la semana pasada en una rueda de prensa, un incremento considerable a la tasa actual de 35 centavos de euro en Santorini. Parte de los ingresos adicionales se destinará a infraestructuras locales, dijo.

Mitsotakis señaló que el gobierno también aumentará el impuesto sobre el alojamiento que pagan los hoteles y los alojamientos de alquiler de las islas, y que los ingresos se destinarán a las comunidades locales para ayudarlas durante la temporada alta.

Agregó que los propietarios que ofrezcan alquileres a largo plazo, en lugar de los alquileres a corto plazo que generalmente se ofrecen a los visitantes internacionales, estarán exentos del pago del impuesto de alquiler durante tres años.

Mitsotakis también habló de restricciones, que se anunciarán en las próximas semanas, a la construcción desenfrenada en las islas más urbanizadas, aparentemente dirigidas a las viviendas vacacionales. "Vamos a tomar medidas y poner freno, donde sea necesario, en las islas donde creemos que la situación ha llegado a un punto en el que la infraestructura se está saturando", dijo a los periodistas.

El sector de los cruceros está en auge en Grecia, con un aumento previsto del 20 por ciento en las llegadas de barcos este año, lo que supondrá un total de más de ocho millones de pasajeros, según Giorgos Koubenas, presidente del sindicato griego de propietarios de cruceros, quien dijo que los ingresos de este año se preveían en 2000 millones de euros.

Santorini, con sus playas volcánicas y su impresionante caldera, es el destino de cruceros más popular de Grecia, con 1,3 millones de visitantes el año pasado, según la Asociación de Puertos Helénicos. Ahí, un funcionario provocó una reacción de enojo en un día de julio particularmente ajetreado cuando instó a los residentes --15.500 habitantes-- a quedarse en casa para darle espacio a los 17.000 visitantes previstos.

El alcalde, Nikos Zorzos, dijo que las autoridades hacían lo posible por mantener el número de visitantes diarios por debajo de 8000, pero que los itinerarios se fijaban con dos años de antelación, lo que provocaba algunos "días muy complicados".

"Es importante que cada isla tenga la capacidad de regular la situación de manera local", dijo. "Que las autoridades locales tengan el control en estos asuntos tan significativos que influyen directamente en la vida diaria de los residentes".

Sin embargo, algunos residentes de islas más pequeñas dicen temer que las restricciones hagan recaer sobre ellos los problemas del tráfico de cruceros.

"Estoy muy preocupado", dijo Thodoris Halaris, de 64 años, residente de Amorgos, una isla de unos 2000 habitantes que recibió su primer gran crucero el mes pasado. Existe el riesgo de que los cruceros desplacen a los visitantes habituales a los que él alquila, dijo, además de que no se adaptan a las playas relativamente pequeñas de la isla.

"Es como el teatro del absurdo", dijo. "Cincuenta personas nadando en una playa y un crucero de 250 metros atracado frente a ellos".

Konstantinos Revinthis, alcalde de Serifos, dijo que lo convencieron de oponerse a las visitas de cruceros después de que un transatlántico de tamaño medio trajera unos 2000 pasajeros a su isla, que tiene alrededor de 1000 habitantes.

"No tenemos la infraestructura necesaria para recibir a tanta gente", dijo.

Niki Kitsantonis es corresponsal independiente del Times en Atenas. Lleva 20 años escribiendo sobre Grecia y más de una década para el Times. Más de Niki Kitsantonis

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