Aunque OpenAI todavía no escapa de su pasado caótico, intenta crecer

The New York Times: Edición Español

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SAN FRANCISCO -- OpenAI, la atribulada empresa que lideró la incursión de la industria tecnológica en la inteligencia artificial, planea hacer cambios sustanciales en su equipo de administración, e incluso en la organización en conjunto, a fin de obtener inversiones de algunas de las empresas más adineradas del mundo.‌Desde hace varios meses, OpenAI, la creadora del chatbot en línea ChatGPT, comenzó a reclutar expertos en desinformación, investigadores de seguridad en IA y ejecutivos tecnológicos de élite. También sumó a su consejo de administración siete miembros, uno de los cuales es un general de cuatro estrellas con experiencia al frente de la Agencia Nacional de Seguridad, y renovó esfuerzos para garantizar que sus tecnologías de IA no causen daños graves.‌Además, OpenAI se encuentra en conversaciones con inversionistas de la talla de Microsoft, Apple, Nvidia y la firma de inversiones Thrive con el objetivo de concretar un acuerdo que coloque su valuación en 100.000 millones de dólares. Además, la empresa está evaluando cambios en su estructura corporativa que la hagan más atractiva para los inversionistas.‌Tras años de conflictos públicos entre la administración y algunos de sus principales investigadores, esta empresa emergente de San Francisco intenta proyectar la imagen de una empresa más sensata que está lista para encabezar la marcha de la industria tecnológica hacia la inteligencia artificial. OpenAI también quisiera dejar en el olvido la notoria pelea del año pasado por la administración de Sam Altman, su director ejecutivo.‌No obstante, entrevistas con más de 20 consejeros, empleados y exempleados de OpenAI muestran que la transición ha sido difícil. Los empleados más antiguos siguen abandonando la empresa, a la que se integran trabajadores y ejecutivos nuevos. Además, con todo y su crecimiento rápido, OpenAI no ha logrado responder una pregunta fundamental sobre su supuesta identidad: ¿es un laboratorio innovador de IA creado con el propósito de beneficiar a la humanidad o una empresa que aspira a convertirse en una gigante de la industria y dedicarse a generar utilidades?‌En la actualidad, OpenAI tiene más de 1700 empleados, de los cuales el 80 por ciento empezó a trabajar ahí después del lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022. Altman y otros directivos se han encargado de contratar a los ejecutivos, mientras que el nuevo presidente, Bret Taylor, antiguo ejecutivo de Facebook, ha supervisado la expansión del consejo de administración.‌"Aunque se espera que, como parte de su evolución natural, las empresas emergentes se adapten conforme aumenta su impacto, reconocemos que OpenAI navega esta transformación a un ritmo sin precedentes", señaló Taylor en un comunicado enviado por correo electrónico a The New York Times. "Nuestro consejo de administración y el equipo dedicado de OpenAI siguen concentrados en el objetivo de construir de manera segura IA capaz de resolver problemas difíciles para todos".‌Varios de los nuevos ejecutivos desempeñaron papeles prominentes en otras empresas tecnológicas. Sarah Friar, la nueva directora de finanzas de OpenAI, era directora ejecutiva de Nextdoor. Kevin Weil, el nuevo director de productos de OpenAI, era vicepresidente sénior de productos en Twitter. Ben Nimmo lideró la batalla de Facebook contra las campañas engañosas en las redes sociales y Joaquin Candela supervisó las medidas de Facebook para reducir los riesgos de la inteligencia artificial. Ahora, ambos ostentan cargos similares en OpenAI.‌Encima, OpenAI les informó a los empleados el viernes que Chris Lehane, veterano de la Casa Blanca de Clinton que desempeñó un cargo de alto rango en Airbnb y se integró a OpenAI este año, se convertirá en director de política global.‌Pero de las 13 personas que contribuyeron para fundar OpenAI a finales de 2015 con la misión de crear inteligencia artificial general (una máquina capaz de hacer todo lo que hace el cerebro humano, designada AGI, por su sigla en inglés), solo quedan tres. Una de ellas, Greg Brockman, presidente de la empresa, tomó una licencia hasta finales del año y explicó que era porque necesitaba tiempo de descanso tras casi una década de trabajo.‌"Es muy común ver este tipo de incorporaciones (así como de salidas), pero estamos bajo unos reflectores tan brillantes", comentó Jason Kwon, director de estrategia de OpenAI, "que todo se magnifica".‌Desde sus inicios como laboratorio de investigación sin fines de lucro, OpenAI ha lidiado con críticas sobre sus metas. En 2018, Elon Musk, su principal patrocinador, abandonó el proyecto tras un conflicto con los demás fundadores. A principios de 2022, un grupo de investigadores clave, preocupados por las fuerzas comerciales que ejercían presión para lanzar las tecnologías de OpenAI al mercado antes de establecer salvaguardas adecuadas, abandonaron la empresa y crearon Anthropic, una compañía rival especializada en IA.‌Debido a inquietudes similares, el consejo de administración de OpenAI despidió repentinamente a Altman a finales del año pasado. No obstante, se reincorporó cinco días después.‌OpenAI ha cortado relaciones con muchos de los empleados que cuestionaron a Altman y con otros a quienes les interesaba menos construir una empresa tecnológica en forma que conducir investigaciones avanzadas. Un investigador, haciendo eco de las quejas de otros empleados, renunció debido a las medidas tomadas por OpenAI para quitarles acciones de la empresa (que podrían valer millones de dólares) a los empleados que hablaran en público en su contra. OpenAI se retractó de esa práctica.‌A OpenAI la impulsan dos fuerzas que no siempre son compatibles.‌Por un lado, a la empresa la impulsa el dinero… mucho dinero. Los ingresos anuales ya alcanzaron los 2000 millones de dólares, según una persona enterada de sus ingresos. ChatGPT tiene más de 200 millones de usuarios por semana, el doble que hace nueve meses. No se sabe bien cuánto gasta la empresa cada año, aunque un cálculo es que son 7000 millones de dólares. Microsoft, que ya es la mayor inversionista de OpenAI, destinó 13.000 millones de dólares a la empresa de IA.‌De cualquier manera, OpenAI está considerando hacer cambios importantes en su estructura a fin de atraer más inversiones. Justo en este momento, el consejo de la OpenAI original, que se constituyó como organización sin fines de lucro, es el órgano supremo de la organización, sin ninguna participación oficial de los inversionistas. Como parte de sus nuevas conversaciones de financiación, OpenAI está considerando algunos cambios que harían más atractiva su estructura para los inversionistas, según tres personas enteradas de las negociaciones. Sin embargo, todavía no selecciona una estructura nueva.‌El otro factor que impulsa a OpenAI son las tecnologías que tienen preocupados a muchos investigadores de IA, entre los que se encuentran algunos empleados de OpenAI. En su opinión, esas tecnologías podrían facilitar la difusión de desinformación y la planeación de ciberataques, o incluso destruir a la humanidad. Debido a esa tensión, en un arrebato, cuatro consejeros, incluido el científico jefe y cofundador Ilya Sutskever, despidieron a Altman en noviembre.‌Cuando Altman recuperó el control de la empresa, un nubarrón se cernía sobre ella. Sutskever no había regresado a trabajar.

(El Times demandó a OpenAI y Microsoft en diciembre por violar derechos de autor sobre contenido noticioso relacionado con sistemas de IA).

Sutskever había creado con otro investigador, Jan Leike, el equipo de OpenAI designado "Superalignment", al que se le encomendó explorar mecanismos para garantizar que sus tecnologías futuras no causaran daños.‌En mayo, Sutskever salió de OpenAI y fundó su propia empresa de IA. Solo unos minutos después, Leike también abandonó la empresa y se incorporó a Anthropic. "Los procesos y la cultura de seguridad han pasado a segundo término y lo principal es tener productos llamativos", comentó. Sutskever y Leike no respondieron a una solicitud de comentarios.

Tras la salida de Sutskever y Leike, OpenAI puso a cargo de sus antiguas responsabilidades a otro cofundador, John Schulman. Si bien el equipo Superalignment se había concentrado en posibles daños en varios años a futuro, el equipo nuevo comenzó a explorar riesgos a corto y largo plazo.‌Al mismo tiempo, OpenAI contrató a Friar para el cargo de directora de finanzas (puesto que desempeñaba en Square) y a Weil para el de director de productos. Friar y Weil no respondieron a nuestras solicitudes de comentarios.‌Algunos ejecutivos anteriores, que hablaron a condición de mantenerse en el anonimato porque firmaron convenios de confidencialidad, dijeron no estar muy convencidos de que el accidentado pasado de OpenAI de verdad haya quedado atrás. Tres de ellos citaron como ejemplo a Aleksander Madry, quien encabezaba el equipo de preparación en OpenAI, dedicado a explorar riesgos catastróficos de la IA. Tras un desacuerdo sobre la posición de Madry y su equipo dentro de la organización, Madry se cambió a otro proyecto de investigación.‌A su salida, a algunos empleados se les pidió firmar documentos legales que estipulaban que perderían sus acciones de OpenAI si hablaban mal de la empresa. Esta situación generó nuevas inquietudes entre el personal, aun después de que la empresa eliminó esa práctica.‌A principios de junio, Todor Markov, un investigador, publicó un mensaje en el sistema interno de la empresa en el que anunció que renunciaba por esa causa, según una copia del mensaje que vio el Times.‌Acusó a los dirigentes de OpenAI de haber causado confusión en varias ocasiones entre los empleados con respecto a ese asunto. Por este motivo, señaló, no era posible confiarles a los altos directivos la construcción de AGI (un argumento que recordó lo que había dicho el propio consejo de la empresa cuando despidió a Altman).‌"Hablan con frecuencia de nuestra responsabilidad de desarrollar la AGI de manera segura y distribuir ampliamente los beneficios", escribió. "¿Cómo esperan que se les confíe esa responsabilidad?".

Paul M. Nakasone, general de cuatro estrellas que dirigió la Agencia Nacional de Seguridad y ahora forma parte del consejo de administración de OpenAI, en una audiencia en el Capitolio en Washington el 25 de marzo de 2021. (Anna Moneymaker/The New York Times)

Ilya Sutskever, científico jefe y cofundador de OpenAI, en las oficinas centrales de la empresa en San Francisco el 13 de marzo de 2023. (Jim Wilson/The New York Times)

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