Antônio Meneses, violonchelista lírico brasileño, ha muerto a los 66 años

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Empezó a tocar de niño y pronto alcanzó el éxito por su dominio técnico y, como dijo una crítica, por su "elegancia reflexiva".

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Antônio Meneses tenía 10 años cuando él y sus cuatro hermanos fueron reclutados para la Orquesta del Teatro Municipal de Río. Su padre, que tocaba el corno francés en Río de Janeiro, decidió que sus hijos tocaran instrumentos de cuerda para aumentar sus posibilidades de empleo.

A los 24 años, Meneses había superado las expectativas de su padre: había ganado dos importantes concursos internacionales de violonchelo, incluido el Concurso Chaikovski de Moscú, y estaba en camino de realizar grabaciones de Brahms y Richard Strauss con Herbert Von Karajan y la Filarmónica de Berlín. Más tarde, Menahem Pressler lo contrató para convertirse en el último violonchelista del trío de piano más importante de finales del siglo XX, el Trío Beaux Arts.

Meneses, quien se convirtió en uno de los mejores violonchelistas de su generación y una figura relevante en la vida musical de su Brasil natal, falleció el 3 de agosto en Basilea, Suiza. Tenía 66 años.

Su muerte, en un hospital, fue confirmada por su agente, Jean-Marc Peysson. Los medios de comunicación brasileños dijeron que la causa fue un cáncer cerebral.

Con su interpretación seria y concentrada, su tono cantarín, su técnica segura y su dedicación absoluta al texto musical, Meneses se distinguió como músico de músicos.

Era solicitado por directores como Zubin Mehta, Claudio Abbado y Andrew Davis, y por recitalistas como la gran pianista portuguesa Maria João Pires, con quien grabó Brahms y Schubert, así como la pianista Cristina Ortiz, su compatriota, con quien grabó un memorable disco de Villa-Lobos.

La línea serena y pura que produjo en "O Canto do Cisne Negro" en esa grabación es característica, poco recargada y lírica al mismo tiempo. Según Peysson, el agente de Meneses, quien a veces viajaba con él, estas eran las cualidades que más le gustaban a Pressler.

"Meneses tiene una técnica infalible, un sonido de especial belleza y una búsqueda de la musicalidad que hacen de él un artista como pocos", dijo Pressler en una ocasión. (Pressler murió el año pasado).

Quienes trabajaron con él dijeron que era un compañero ideal en la música de cámara por sus cualidades discretas y modestas. "Tenía una solidez, una certeza, una fidelidad musical", dijo Peysson en una entrevista. "Cuando algo estaba en su sitio" después de un ensayo, "él lo respetaba. Sus colegas siempre estaban tranquilos. No probaría cosas nuevas".

En las entrevistas dejaba muy claro que él era el sirviente de la música, y no al revés. "No es el instrumento en sí", dijo con leve exasperación en 2013 a un entrevistador de la televisión rumana quien se deshacía en elogios sobre su destreza con el violonchelo antes de una interpretación del concierto para violonchelo de Elgar. "Es solo algo que usas para producir música".

Meneses dejó su país a los 16 años para estudiar en Alemania con el gran violonchelista italiano Antonio Janigro, y vivió el resto de su vida en Europa. Pero volvía a menudo a Brasil, donde sus hermanos eran todos profesionales de la cuerda, cumpliendo lo que él llamaba el "sueño" de su padre para la familia. Allí tuvo una presencia imponente como defensor tanto de Villa Lobos como de las nuevas obras de compositores brasileños, y como estrella internacional.

"Lo que más me impresionó de él fue su cuidado con el sonido", dijo en una entrevista desde Río de Janeiro el compositor João Guilherme Ripper, expresidente de la Academia Brasileña de Música. "Había una especie de perfeccionismo en él".

En Nueva York se le apreció especialmente por ayudar a rejuvenecer el Trío Beaux Arts, que ya llevaba más de 40 años de existencia cuando Meneses se unió a él para su última década en 1998.

"Hace una línea de canto fina, delgada de un modo apropiado para el repertorio de trío, y absolutamente segura", escribió el crítico Paul Griffiths en diciembre de ese año en The New York Times en una reseña del debut del trío reconstituido. Elogió a Meneses por su perspicacia en el trío de Ravel, "tocando la apertura de la passacaglia como si fuera música barroca real, con un vibrato mínimo, evocando el sonido de la viola da gamba".

Aunque los críticos a veces reprocharon a Meneses ser demasiado cuidadoso y preciso --"El fraseo no carecía de musicalidad, pero a la interpretación le faltaba variedad expresiva y plasticidad en las líneas largas", escribió Donal Henahan en el Times sobre su debut con la Filarmónica de Nueva York en el concierto para violonchelo de Schumann en 1987--, su dominio técnico nunca se puso en duda. En general, la prensa musical ha valorado positivamente sus grabaciones.

"Consigue mantener una elegancia reflexiva y un control sin remilgos que resalta la belleza innata de la música, al tiempo que muestra los múltiples elementos de su propio arte", escribió la crítica Caroline Gill en la revista Gramophone en 2015 sobre Capriccioso, un álbum de obras en solitario. Rob Cowan, al escribir sobre la grabación de Meneses de la sonata para violonchelo solo de Kodaly en la misma revista al año siguiente, dijo que "cada truco técnico en el libro del violonchelista" fue "sacado con garbo".

Antônio Jerônimo de Meneses Neto nació el 23 de agosto de 1957 en Recife, noreste de Brasil, hijo mayor de João Jeronimo Meneses y Rivanice Vieira de Meneses. Su padre tocaba en la Orquesta Municipal de Río y era primer corno francés en la orquesta de la Ópera de Río, y a Antônio le regalaron un violonchelo infantil antes de que llegara a la adolescencia. A los 14 años ya tocaba en la Orquesta Sinfónica de Brasil. Janigro, de gira con la orquesta, le oyó tocar y lo llevó a estudiar a Düsseldorf.

En 1977 ganó el primer premio en el Concurso Internacional de Música ARD de Múnich, el mayor concurso de música clásica de Alemania, y en 1982 su interpretación de las Variaciones Rococó de Chaikovski le valió la medalla de oro en el Concurso Chaikovski de Moscú. Meneses bromeó más tarde diciendo que recibió el premio por capricho de un "burócrata" que comentó que el camino estaba despejado para él porque "la URSS no tenía disputas diplomáticas con Brasil".

Su carrera despegó después de aquello, y Karajan no tardó en reclutarlo para grabaciones con la Filarmónica de Berlín.

Meneses se retiró abruptamente de la vida concertística en julio tras su diagnóstico, y murió menos de un mes después. Le sobreviven su esposa, Satoko Kuroda; un hijo, Otávio, de su primer matrimonio, con la pianista filipina Cécile Licad; y tres hermanos, Eduardo, Ricardo y João. Su otro hermano, Gustavo, violinista, murió en 2021.

"Suelo acercarme a las obras mucho antes de empezar a aprenderlas", dijo Meneses a sus biógrafos, los periodistas brasileños Luciana Medeiros y João Luiz Sampaio, según el diario O Globo. "Es una especie de cortejo, que para mí es muy importante para una familiarización intelectual y espiritual con ella".

Adam Nossiter ha sido jefe de buró en Kabul, París, África Occidental y Nueva Orleans, y ahora es corresponsal nacional en la sección de Obituarios. Más de Adam Nossiter

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