¿Llegamos al límite con las propinas por todo? No cuenten con ello

The New York Times: Edición Español

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A los estadounidenses se les pide que den propina con más frecuencia y en más lugares que nunca: en los mostradores de comida rápida y en las tiendas de la esquina, en los talleres de reparación de automóviles y en los túneles de lavado, incluso en los quioscos de autopago. Esto ha irritado a muchos clientes, y ha dividido a empresarios y trabajadores.

Puede que pronto sea peor. Los dos principales candidatos presidenciales dicen estar a favor de propuestas de eliminar los impuestos sobre la renta de las propinas, una estrategia que, de hecho, subsidiaría las propinas y motivaría que más negocios dependan de ellas.

Los economistas de todos los sectores políticos han criticado la idea del impuesto, argumentando que es injusta (favorece a un grupo de trabajadores con salarios bajos en detrimento de otros) y podría tener consecuencias imprevistas. Incluso algunos trabajadores que reciben propinas y grupos que los representan se muestran escépticos, preocupados por la posibilidad de que, a largo plazo, la política se traduzca en salarios más bajos.

Sin embargo, el debate subraya cómo los trabajadores del sector de servicios han emergido de la pandemia del COVID-19 como una fuerza económica y políticamente poderosa. La propagación de las propinas en los últimos años fue, en parte, resultado de la intensa demanda de trabajadores y de la influencia que les proporcionó. Las propuestas enfrentadas de los candidatos presidenciales indican que consideran a los cerca de 4 millones de trabajadores que reciben propinas como un colectivo al que vale la pena atraer.

Pero distaba de haber claridad sobre si los rápidos cambios en el panorama de las propinas favorecerían a largo plazo a los empleados. Algunos trabajadores afirman que sus propinas disminuyen a medida que los clientes se cansan de que todo el tiempo se les pida dejar propina, una queja respaldada al menos por algunos datos. También hay indicios de que algunas empresas utilizan las propinas para evitar ofrecer mayores aumentos salariales. Ambas tendencias podrían intensificarse si la economía se debilita.

Ahora que las propinas están arraigadas en sectores en los que antes eran poco habituales, serán más los trabajadores que sufran si los clientes empiezan a dejar de darlas.

"Cuanto más dependen los salarios de las propinas, más frágil es tu vida", comentó Amanda Cohen, chef y propietaria de un restaurante en la Ciudad de Nueva York que no está a favor de que los salarios estén basados en las propinas. "Y no estoy muy segura de por qué debiéramos obligar a más gente a adoptar ese sistema".

Un cambio pandémico

Hace una década, Cohen estaba a la vanguardia de una tendencia diferente en las propinas: su abolición.

Cohen prohibió las propinas en su restaurante vegetariano, Dirt Candy, en 2015. En su lugar, subió los salarios de todos los trabajadores de su restaurante, ya fueran camareros o cocineros de la línea de producción, y subió los precios de los menús para pagar el aumento. Otros restauradores siguieron su ejemplo, como Danny Meyer, propietario de establecimientos neoyorquinos como Gramercy Tavern y Union Square Cafe.

Cohen, Meyer y otros restauradores de ideas afines argumentaron que el sistema de propinas era problemático por varias razones. Es inestable: los camareros nunca saben con certeza lo que van a ganar de un turno a otro. También es injusto, ya que los trabajadores que recibían propinas, al menos en los restaurantes de mayor categoría, como Cohen's y Meyer's, ganaban mucho más que los cocineros que trabajaban por hora en la cocina. Y estaba plagado de momentos para dar lugar a los prejuicios raciales, el acoso sexual y otras formas de discriminación y abuso.

Pero el movimiento en contra de las propinas nunca cobró impulso fuera de un puñado de restaurantes caros en las principales ciudades, y la llegada de la pandemia acabó con todo ese auge.

La generalización de las propinas

Los economistas han tenido dificultades para averiguar exactamente en dónde y cuánto ha crecido la práctica de dar propina. Organismos estadísticos como la Oficina de Estadísticas Laborales y la Oficina del Censo no publican datos sobre las propinas ni preguntan por ellas en la mayoría de sus encuestas. El Servicio de Impuestos Internos publica algunos datos, pero con años de retraso y sus cifras no incluyen las propinas que no se declaran en los formularios fiscales.

Sin embargo, datos provenientes del sector privado sugieren que su generalización ha sido real y significativa. Ahora, la mitad de todas las panaderías y heladerías pagan propinas a sus trabajadores, frente a aproximadamente un tercio antes de la pandemia, según datos de la empresa de procesamiento de nóminas Gusto. Las propinas también han aumentado en cafeterías, restaurantes de servicio rápido y negocios similares donde antes eran menos habituales (puede que algunos establecimientos tuvieran antes tarros de propinas en efectivo, que no se registran en los datos de la empresa).

Los efectos colaterales del 'hartazgo de la propina'

No obstante, para los clientes, las solicitudes constantes de propina --cada una de las cuales debe ser aceptada o rechazada con incomodidad-- pueden ser extenuantes, según Liz Wilke, economista en jefe de Gusto.

"Tiene que ver con la pregunta: '¿qué tan generosa te sientes hoy, Liz?', una pregunta incómoda de contestar cinco veces al día", comentó.

En las encuestas, muchos estadounidenses mencionan sentir frustración ante las frecuentes solicitudes de propina y algunos afirman estarse volviendo menos generosos debido a ello. Hasta ahora, solo hay pruebas limitadas de que eso esté sucediendo. Los datos de Toast y otras fuentes sugieren que la gente no da propina con tanta frecuencia como en el punto máximo a mediados de la pandemia, pero se han estabilizado en fechas recientes.

No obstante, la preocupación por el "hartazgo de la propina" subraya cómo el crecimiento de las propinas ha sido un arma de doble filo para los trabajadores. Por un lado, las propinas han sido una fuente crucial de ingresos adicionales en un periodo de aumento de los costos y, hasta ahora, se han sumado a los aumentos salariales, no los han sustituido.

Por otra parte, los trabajadores dependen más que nunca de las propinas. Ahora representan un 20 por ciento de los ingresos de los empleados en los restaurantes de servicio rápido, en comparación con el 10 por ciento de antes de la pandemia, según datos de Square. Esto hace que los trabajadores sean vulnerables a cualquier retirada de los clientes, ya sea por frustración o por el enfriamiento de la economía.

"Trabajar por propinas puede ser un poco ambivalente", comentó Qiara Mercer, una mesera de 23 años en un Waffle House de Durham, Carolina del Norte. "A veces tienes días buenos y, a veces, días malos".

Últimamente, ha tenido más días malos que buenos, ya que solo gana unos 10 dólares la hora incluso después de contabilizar las propinas.

El debate de los impuestos a las propinas

El expresidente Donald Trump quiso aprovechar las preocupaciones de trabajadores como Mercer este verano cuando propuso exentar de impuestos federales las propinas, una idea que, según dijo, había surgido de una conversación con una camarera en Las Vegas. La vicepresidenta Kamala Harris respaldó una versión de la idea durante un discurso, también en Las Vegas, en agosto. Harris, a diferencia de Trump, acompañó la propuesta con la promesa de aumentar el salario mínimo.

La idea de no gravar las propinas no tardó en ganarse el apoyo del Sindicato de Trabajadores Culinarios de Nevada, así como de grupos del sector como la Asociación Nacional de Restaurantes.

Si las propinas no están sujetas a impuestos, en teoría, los trabajadores estarían más dispuestos a sacrificar su salario a cambio de propinas. Con el tiempo, eso podría llevar a más empresas a adoptar el sistema de propinas para más trabajadores, dijo Ernie Tedeschi, investigador de la Facultad de Derecho de Yale quien fungió como asesor económico de la Casa Blanca hasta la primavera.

"Esta propuesta desplaza un poco la carga de la remuneración de los salarios a las propinas", comentó Tedeschi. Eso es bueno para los restaurantes, cuyos costos disminuirán. Pero, en el caso de los trabajadores "van a ganar un poco menos en salarios".

Amanda Cohen, crítica del salario basado en propinas, dentro de su cocina en Dirt Candy en Nueva York, el 14 de septiembre de 2021. (Lanna Apisukh/The New York Times)

Los dos principales candidatos presidenciales proponen exentar de impuestos las propinas, lo que podría fomentar una mayor dependencia de las propinas y dejar a los trabajadores vulnerables. (Matt Chase/The New York Times)

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