Parece que Venezuela envió esta semana a dos miembros extranjeros del ejército de Ucrania para que sean juzgados en Moscú, una escalada significativa en la campaña del Kremlin para castigar a sus enemigos en el extranjero.
La detención de los combatientes colombianos en Moscú se produjo tras su llegada y posterior desaparición en Venezuela el mes pasado, país vecino de Colombia y aliado de Rusia.
Su aparente extradición podría afectar las relaciones entre los gobiernos de Venezuela y Colombia, que comparten estrechos lazos económicos e históricos, dijeron los expertos, subrayando cómo la guerra en Ucrania está creando repercusiones geopolíticas muy lejos del campo de batalla.
Los medios de comunicación estatales rusos publicaron el viernes un video de la policía secreta del país interrogando a los dos colombianos, José Medina y Alejandro Ante, sobre su servicio en Ucrania, donde lucharon en las filas de las fuerzas armadas ucranianas entre ocho y diez meses.
El jueves, un tribunal de Moscú ordenó la detención de Medina y Ante, acusados de ser mercenarios, un delito tipificado en la legislación rusa e internacional.
Familiares de los dos militares colombianos confirmaron a The New York Times que los hombres que se ven en un video en el que son arrastrados por un pasillo por agentes de seguridad, y posteriormente interrogados, eran Medina y Ante.
Los familiares dijeron que la última vez que supieron de los dos hombres, soldados profesionales colombianos retirados, fue cuando aterrizaron en Caracas, la capital de Venezuela, el 18 de julio, mientras regresaban a su país desde los campos de batalla de Ucrania.
“Hola mi puchita, rumbo a Venezuela y pronto a Colombia”, dijo Medina, de 37 años, en un video enviado a su esposa Cielo Paz, mientras caminaba con su uniforme militar hacia el avión que lo llevaría de Madrid a Caracas. Medina compartió más tarde su geolocalización en el aeropuerto internacional de Caracas, según muestran los registros telefónicos de Paz, antes de perder contacto.
El gobierno de Venezuela no ha hecho comentarios sobre la aparente detención y extradición de los militares colombianos. El Ministerio del Poder Popular de Relaciones Exteriores del país no respondió a una solicitud de comentarios.
El gobierno de Venezuela tampoco ha respondido a las peticiones oficiales realizadas el mes pasado por Colombia para obtener información sobre el paradero de Medina y Ante, según copias de dos cartas diplomáticas vistas por The New York Times.
Desde hace mucho tiempo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha sido aliado de Rusia en su enfrentamiento con Estados Unidos por el giro autoritario de su gobierno.
Pero también ha intentado mantener buenas relaciones con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, un líder político de izquierda y homólogo ideológico del gobierno nominalmente socialista de Venezuela.
La aparente extradición por parte de Venezuela de dos ciudadanos colombianos se produce en un momento especialmente delicado para las relaciones de Maduro con Petro, quien intenta mediar en un acuerdo político entre el gobierno venezolano y la oposición tras las controvertidas elecciones presidenciales del mes pasado.
El organismo electoral de Venezuela proclamó ganador a Maduro sin dar más detalles, mientras que el recuento de votos de los observadores electorales publicado por la oposición muestra que perdió de manera contundente.
Al aprobar la aparente extradición de ciudadanos colombianos, el gobierno de Venezuela está mostrando que Maduro prioriza las alianzas tradicionales con naciones autoritarias como Rusia a expensas de democracias más neutrales como Colombia mientras se acomoda en su cargo, dijo Vladimir Rouvinski, experto en relaciones de América Latina con Rusia en la Universidad Icesi en Cali, Colombia.
“Maduro ha tachado la posibilidad de llegar a cualquier tipo de acuerdo beneficioso con Petro”, dijo Rouvinski.
Medina y Ante son los primeros combatientes extranjeros de la guerra en Ucrania conocidos por enfrentarse a cargos relacionados con el servicio tras ser detenidos en un tercer país.
Tanto Rusia como Ucrania han recurrido a miles de extranjeros para reforzar sus mermadas fuerzas.
Algunos se unieron a la guerra porque buscaban aventuras, querían defender una causa ideológica o porque odiaban al enemigo. Pero muchos otros --sobre todo de los países más pobres de América Latina, Asia y África-- fueron a Ucrania principalmente para ganar el sustento para sus familias.
Los combatientes colombianos han demostrado ser reclutas especialmente útiles para el ejército ucraniano por su experiencia en la lucha contra las guerrillas marxistas y su entrenamiento con armas y oficiales estadounidenses.
Cientos de soldados colombianos retirados han viajado a Ucrania desde el comienzo de la guerra para luchar por Kiev por unos 3000 dólares al mes, más de lo que podrían ganar en su país según sus habilidades, dijeron en entrevistas una decena de reclutas colombianos y sus familiares.
"La plata simplemente no daba", dijo el hermano de Ante, River Arbey Ante, en una breve entrevista telefónica el viernes, describiendo su motivación para alistarse. Como soldado de primera línea, Ante ganaba en Ucrania más del doble de lo que había ganado como guardaespaldas en una capital de provincia del sur de Colombia, dijo su hermano.
Ante y Medina habían servido en el Batallón 49 de Infantería de los Cárpatos Sich, uno de los dos principales destinos de los reclutas latinoamericanos en las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Rusia y Ucrania han tratado de castigar a los extranjeros que se habían unido al bando contrario, para elevar la moral entre sus propios ciudadanos y disuadir a otros de unirse al enemigo.
A principios de la guerra, un tribunal de la Ucrania ocupada por Rusia dictó sentencias de muerte contra dos ciudadanos británicos y un marroquí que fueron capturados mientras luchaban por Ucrania. Las sentencias nunca se ejecutaron y los hombres fueron repatriados posteriormente en un intercambio de prisioneros.
Desde entonces, Rusia ha juzgado a los combatientes extranjeros ucranianos principalmente en rebeldía.
Ucrania ha celebrado juicios similares contra extranjeros capturados que luchaban por Rusia. El caso más famoso es el de un tribunal ucraniano que condenó a un brasileño por terrorismo y lo devolvió a Brasil.
El derecho internacional es ambiguo sobre la legalidad de que extranjeros como Medina y Ante se unan a una guerra lejana, han dicho expertos jurídicos. Estos hombres se ajustan en parte a la definición de mercenarios, quienes están prohibidos por la Convención de Ginebra porque están motivados principalmente por el dinero y no tienen vínculos con las naciones combatientes.
Pero como los combatientes extranjeros en Ucrania son miembros de las fuerzas armadas regulares y reciben pagos y beneficios similares a los de los ciudadanos ucranianos, el gobierno ucraniano ha afirmado que son combatientes legales.
Además de la Convención de Ginebra, la legislación rusa prohíbe explícitamente los mercenarios. Sin embargo, el Kremlin ha recurrido en gran medida a empresas militares privadas para recuperarse de los reveses de su invasión de hace dos años, y desde el año pasado ha reclutado en naciones como Cuba, Nepal y Siria.
El riesgo que implica para Rusia su dependencia de los mercenarios se hizo patente el año pasado, cuando el líder de los paramilitares de Wagner, Yevgeny Prigozhin, organizó un motín y dirigió sus fuerzas hacia Moscú. Meses después, murió en un accidente aéreo.
En Colombia, los familiares de Medina y Ante dijeron que aún no sabían qué les había ocurrido a sus seres queridos. Medina tenía previsto llegar a casa el día de su cumpleaños, el 19 de julio. Uno de los últimos mensajes que leyó en su teléfono fue una foto tomada por su esposa, Paz, de una mesa festiva decorada con globos y un cartel de "Feliz Cumpleaños".
Un funcionario de la embajada de Colombia en Moscú dijo el viernes que la embajada se había enterado de la detención por las noticias y que aún no habían recibido respuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia sobre la situación de los hombres.
La falta de respuesta de los gobiernos venezolano y ruso implica un reto diplomático para el gobierno de Petro, dijo Rouvinski, profesor de Ciencias Políticas.
Tras asumir la presidencia en 2022, Petro ha tratado de preservar el estatus de Colombia como principal aliado de Estados Unidos en Sudamérica. Pero también ha asumido una posición neutral respecto a la invasión rusa, incluso después de que un ataque ruso hiriera a varios destacados intelectuales colombianos de visita en Ucrania.
A fines de 2022, el embajador de Petro en Rusia, Héctor Arenas, ofreció un consejo a los turistas rusos que quisieran visitar Colombia a pesar de las diversas restricciones de viaje impuestas en tiempos de guerra: volar vía Venezuela.
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