El rescate por parte del ejército israelí de un rehén en un túnel subterráneo de la Franja de Gaza puso de relieve el martes uno de los más grandes impedimentos que aún subsisten al objetivo del primer ministro Benjamín Netanyahu de erradicar Hamás: la vasta y complicada red subterránea del enclave, que da cobijo a muchos de los líderes que aún quedan del grupo militante.
El Ejército israelí informó el martes que había rescatado a Farhan al-Qadi, miembro de la minoría árabe beduina de Israel que fue secuestrado el 7 de octubre, en un túnel subterráneo de Hamás en el sur de Gaza. Según dos altos mandos que hablaron bajo condición de anonimato por no estar autorizados a hablar con los periodistas, las fuerzas israelíes parecen haber encontrado a Al-Qadi por casualidad mientras peinaban una red de túneles en busca de combatientes de Hamás.
Era la segunda vez en dos semanas que la red de túneles de Hamás ocupaba un lugar destacado en los informes de Israel sobre las actividades de recuperación de rehenes, lo que arroja algo de luz sobre un aspecto de la guerra que en su mayor parte pasa desapercibido y que preocupa mucho a los militares y funcionarios del país. La semana pasada, los soldados israelíes dijeron que habían recuperado los cadáveres de seis rehenes ocultos tras un revestimiento de hormigón en una ruta subterránea conectada a un pozo de túnel de 10 metros de profundidad.
Estos descubrimientos subterráneos tras casi 11 meses de guerra demuestran lo complicada y extensa que ha resultado la red de túneles de Hamás, según expertos. Algunos de los túneles tienen cientos de kilómetros de longitud, señalan funcionarios israelíes, de Hamás y estadounidenses.
“Los túneles son enormes”, afirmó Dan Byman, investigador del Programa de Guerra, Amenazas Irregulares y Terrorismo del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington. Añadió que la guerra en Gaza ha revelado dos sorpresas sobre el sistema subterráneo que construyó Hamás: hay más túneles y son más serpenteantes de lo que se creía.
Según Byman, los túneles tienen múltiples usos para Hamás. El grupo no solo puede ocultar en ellos a sus líderes y rehenes, sino que capturar los túneles —donde las fuerzas israelíes son mucho más vulnerables y tienen que moverse muy lentamente— es mucho más difícil que tomar un edificio en la superficie.
“La ventaja del Ejército israelí es su enorme coordinación y conocimiento de la situación, y en los túneles eso es mucho más difícil”, afirmó.
Intentar destruir el sistema subterráneo desde arriba también es problemático, explicó Byman, porque se necesitan grandes bombas que causan muchos daños y pueden poner en peligro la vida de los rehenes escondidos en los túneles. Planteó que a muchos de los rehenes vivos restantes quizá los retienen bajo tierra, tal vez junto a dirigentes de Hamás, dado que “son un activo muy valioso” y “una de las principales bazas de negociación de Hamás”.
El Ejército israelí ha probado varias tácticas durante la guerra para expulsar a los combatientes de Hamás a la superficie, entre ellas inundar los túneles y sellarlos, aseguró James Wirtz, profesor de asuntos de seguridad nacional en la Naval Postgraduate School. También explotan con regularidad las entradas de los túneles y envían perros, drones y robots a su interior para evitar arriesgar la vida de un soldado.
“Es horrible”, afirmó Wirtz. “Hay giros y salas laterales, además de trampas explosivas. Es difícil pedirle a un soldado que los inspeccione”.
El Ejército israelí ha dicho que ya logró avanzar en la eliminación de la infraestructura subterránea de Hamás. El 15 de agosto, el Ejército informó que había destruido cerca de 50 túneles en una semana y publicó imágenes de video de soldados volando madrigueras y materiales de construcción en una zona a lo largo de la frontera con Egipto que Israel llama el Corredor Filadelfia .
Garantizar que esos túneles y otros no se vuelvan a construir ha sido una cuestión fundamental en las negociaciones de alto el fuego mediadas entre Israel y Hamás. Netanyahu ha dicho que quiere que algunos soldados israelíes sigan patrullando el Corredor Filadelfia para impedir que Hamás se rearme tras la guerra o reconstruya túneles hacia Egipto.
Su objetivo declarado es eliminar a Hamás, sus dirigentes y su infraestructura, una misión que algunos miembros de la comunidad militar israelí han sugerido que no es realista. El Ejército israelí declaró este mes que había matado a 17.000 militantes en la guerra, pero los soldados han luchado en repetidas ocasiones contra resurgimientos en zonas de Gaza que ya había declarado limpias de combatientes de Hamás. Y algunos de los principales líderes del grupo militante todavía sobreviven.
En noviembre, un rehén israelí liberado relató que Yahya Sinwar, dirigente de Hamás y actual jefe político del grupo, se dirigió a un gran número de israelíes cautivos bajo tierra poco después de los atentados del 7 de octubre y les aseguró que estaban a salvo y no sufrirían ningún daño. Estados Unidos e Israel en aquella época asignaron muchos recursos a encontrar y capturar a Sinwar, y no han cejado en su intento desde entonces.
En enero, comandos israelíes asaltaron un complejo de túneles en el sur de Gaza basándose en información de inteligencia que indicaba que Sinwar se ocultaba allí. Por desgracia, había abandonado el búnker subterráneo días antes y sigue en libertad.
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