Oprah Winfrey fue la estrella del tercer día de la convención demócrata

Reportajes Especiales - News

Guardar

Walz, TimPresidential Election of 2024United States Politics and GovernmentDemocratic National ConventionGovernors (US)Vice Presidents and Vice Presidency (US)Clinton, BillHarris, Kamala D

[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]

Fue una noche de expresidentes y aspirantes a presidentes, y el debut en horario estelar del gobernador Tim Walz, quien fue aclamado por los miembros del equipo de fútbol americano de la secundaria que entrenó. En la tercera jornada de su convención nacional, los demócratas también celebraron a Minnesota, el estado natal de Walz, con un homenaje especial al artista alguna vez conocido como Prince y la participación de la senadora Amy Klobuchar.

Sin embargo, la noche demostró que las celebridades siguen siendo importantes en la política y fuera de ella. A continuación comentamos algunos momentos destacados:

Para los demócratas, los otros ya no son "deplorables". Son sus vecinos

A lo largo de la noche, los demócratas sacaron a relucir su Ned Flanders interior, el personaje de Los Simpson conocido como el vecino más amable de Springfield.

Uno tras otro, los oradores subrayaron que, aunque criticaran a Donald Trump dentro del salón de convenciones, no veían a los seguidores del expresidente como sus enemigos.

"Es posible que esa familia al final de la calle no piense como tú, es posible que no rece como tú, es posible que no ame como tú, pero son tus vecinos", dijo Walz en su discurso de aceptación de la candidatura demócrata a la vicepresidencia. "Tú los cuidas, y ellos te cuidan".

Y, previamente, Oprah Winfrey dijo: "No somos tan diferentes de nuestros vecinos: cuando se incendia una casa, no preguntamos por la raza o la religión del propietario, no nos preguntamos quién es su pareja o por quién ha votado".

Y allí estaba el expresidente Bill Clinton, instando a los demócratas a impulsar el debate entre vecinos en vez de la charla en línea con las personas de creencias opuestas. "Les insto a que no los menosprecien, pero que no finjan que no están en desacuerdo con ellos si no lo están: trátenlos con respeto, como les gustaría que los trataran a ustedes".

Fue en las últimas semanas de las elecciones de hace ocho años cuando la esposa de Clinton, Hillary Clinton, describió a algunos de los partidarios de Trump como un "montón de deplorables", personas que eran "racistas, sexistas, homófobas, xenófobas e islamófobas". Eso se convirtió en un grito de guerra para los seguidores de Trump y es claro que el partido aprendió una lección.

El partido envió un mensaje de cambio generacional

Clinton, con una voz más suave y el pelo más fino (pero impresionante para su edad), desempeñó el papel de principal transmisor del testigo.

Más de 30 años después de haber sacudido el escenario de su propia convención como el rostro del futuro, se retrató a sí mismo como miembro fundador de la Generación Vieja, listo para ser liderado por Harris, a quien solo le falta un año para pertenecer a la Generación X.

"Dios, me estoy volviendo viejo", dijo en un momento dado desde el escenario. "Pero esto es lo que quiero que sepan: si votan por este equipo, si logran que sean elegidos y dejan que traigan este soplo de aire fresco, estarán orgullosos de eso el resto de sus vidas".

Y trató de arrastrar a Trump con él al asilo político. Tras señalar que acababa de cumplir 78 años, Clinton dijo: "La única vanidad personal que quiero afirmar es que sigo siendo más joven que Donald Trump".

Clinton abandonó el escenario con su viejo himno optimista, "Don't Stop" de Fleetwood Mac, una canción que parecía tan culturalmente distante del momento como un sencillo de Frank Sinatra.

Pero la verdadera señal del cambio vino con las participaciones de varias estrellas de la nueva generación del partido, como Pete Buttigieg, secretario de Transporte, y dos gobernadores, Josh Shapiro, de Pensilvania, y Wes Moore, de Maryland.

Como dijo en su intervención el representante por Nueva Jersey Andy Kim, de 42 años, que este año aspira a un escaño en el Senado: "Hay hambre en el país de una nueva generación de líderes que dé un paso al frente".

Los aspirantes del partido trataron de protagonizar el momento decisivo. Pero Oprah Winfrey los eclipsó

El discurso pronunciado en la convención de 2004 por Barack Obama, cuando era senador estatal por Illinois, lo puso en el camino hacia la presidencia, y es el momento electrizante que muchos demócratas ambiciosos buscan igualar.

Así pues, Shapiro, Moore y Buttigieg canalizaron a su Obama interior para emocionar a la multitud con llamados y promesas de esperanza y cambio.

Pero fue Oprah Winfrey, cuya participación fue una sorpresa porque los organizadores de la convención lograron mantenerla en secreto, quien más se acercó a ese momento.

Vestida con un traje sastre morado, entonó notas de inspiración y estruendosas consignas de desafío, canturreando el nuevo mensaje de "Libertad" de la campaña de Harris como si estuviera regalándole un coche a todos los asistentes.

"Y elijamos la dulce promesa del mañana sobre el amargo retorno al ayer", dijo en un clímax que puso al público de pie como nadie lo había hecho. "No nos retrasarán, no nos empujarán, no nos patearán, no volveremos atrás".

Walz asumió plenamente su papel de subordinado

Tim Walz demostró por qué Harris lo eligió. Fue breve y, aunque se presentó a millones de estadounidenses por primera vez, respetó la regla cardinal del protocolo vicepresidencial: nunca eclipsar al jefe.

Su discurso duró 16 minutos, aproximadamente la mitad que el de Clinton. Conocía su papel y no dejó de elogiar a quien lo sacó de su posición como un gobernador poco conocido y lo llevó al mayor escenario de la política mundial.

"No importa quién seas, Kamala Harris va a levantarse y a luchar por tu libertad para vivir la vida que quieras tener porque eso es lo que queremos para nosotros mismos", dijo. Y añadió: "Kamala Harris es dura. Kamala Harris tiene experiencia. Y Kamala Harris está preparada".

Harris llama a su compañero de fórmula "Entrenador Walz" y él dio muestras de comprender el papel, con su único objetivo de llevar a su mariscal estrella, Harris, a la zona de anotación.

"Nuestro trabajo para todos los que nos están viendo es meternos en las trincheras y bloquear y tumbar", dijo a la multitud. "Vamos a dejarlo en el campo".

Los demócratas saben que tienen problemas por delante

El vértigo era desbordante dentro del salón de convenciones. Pero el equipo de Harris, tal vez preocupado por la complacencia, parece que hizo todo lo posible para que algunos discursos recordaran que Trump sigue siendo un oponente obstinado y feroz. Como si los buenos tiempos no fueran a, y no pudieran, durar para siempre.

"Tenemos energía, estamos contentos, sentimos que nos hemos quitado un peso de encima", dijo Clinton. Pero, añadió, "hemos visto cómo se nos escapaban más de unas elecciones cuando pensábamos que no podía ocurrir, cuando la gente se distrae con temas falsos o se confía demasiado".

"Este es un negocio brutal y duro", dijo el expresidente.

Jim Rutenberg es colaborador del Times y de The New York Times Magazine y escribe especialmente sobre los medios y la política. Más de Jim Rutenberg

Guardar