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Antes del evento, los responsables de la campaña de Harris y los líderes demócratas reforzaron su compromiso con los votantes árabes y judíos, pero aún se esperan grandes protestas.
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Si bien se espera que la Convención Nacional Demócrata que se celebra esta semana en Chicago esté marcada por demostraciones de júbilo y confianza, una dolorosa cuestión divide amargamente a la élite demócrata desde su flanco izquierdo: la guerra en Gaza.
El espectro de las protestas que podrían trastocar la convención inicialmente organizada para el presidente Joe Biden amainó un poco con el ascenso de la nueva candidatura de Kamala Harris, quien se considera que simpatiza más con los activistas por los derechos de los palestinos. Sin embargo, aún se espera que decenas de miles de manifestantes se reúnan fuera del perímetro de seguridad del evento, y la posibilidad de que se produzcan altercados de gran repercusión sigue siendo real.
Haciendo hincapié en el tema de la unidad, los organizadores de la convención han intentado apaciguar tanto a los musulmanes como a los judíos estadounidenses.
Se han asignado turnos para que tomen la palabra las familias de los rehenes estadounidenses retenidos por Hamás en Gaza. Keith Ellison, el progresista fiscal general de Minnesota y uno de los musulmanes más destacados en la política de EE. UU., tendrá tiempo en el escenario. Se espera que Doug Emhoff, el marido de Harris, hable con orgullo de su judaísmo. Y la plataforma demócrata destaca el compromiso de Estados Unidos con la seguridad israelí.
Al mismo tiempo, Julie Chávez-Rodríguez, directora de campaña de Harris, celebró una serie de reuniones la semana pasada para escuchar las preocupaciones de los árabes estadounidenses y de algunos delegados que representan a votantes que en las primarias demócratas se declararon como "no comprometidos" para protestar contra la política de Biden hacia Israel.
A pesar de tales esfuerzos, la convención se verá ensombrecida por grandes protestas contra el enfoque del gobierno de Biden-Harris frente a una guerra que, según las autoridades de salud de Gaza, ha matado a más de 40.000 palestinos desde el ataque de Hamás del 7 de octubre que dejó 1200 muertos en Israel.
La cuestión clave para los demócratas esta semana es si los manifestantes representan a un grupo significativo de votantes que podrían influir en las elecciones de noviembre, o si son casos aislados en la izquierda a los que hay que resistir apelando al centro.
De cualquier manera, el tema de la guerra será un asunto central durante toda la convención, señaló Phil Murphy, gobernador de Nueva Jersey.
"Es una realidad y no puede ser ignorada", dijo. "Hay demasiada tragedia, hay demasiada pérdida de vidas inocentes y, por cierto, sigue habiendo demasiado riesgo geopolítico, a un nivel muy alto, y eso, desafortunadamente, no va a desaparecer a corto plazo".
Las protestas contra la guerra, encabezadas por árabes estadounidenses, musulmanes estadounidenses y jóvenes progresistas, sacudieron universidades y ciudades de todo Estados Unidos esta primavera, y asediaron las apariciones de campaña de Biden. Los manifestantes también se han hecho notar, aunque a menor escala, en algunos de los eventos de campaña de Harris desde que se convirtió en la candidata de facto.
Los votantes judíos y algunos moderados políticos, por su parte, han estado pidiendo a Harris una señal más clara de que defenderá la alianza entre EE. UU. e Israel y hará frente a la izquierda política.
"Hay algo en Kamala Harris que me produce una grave ansiedad", dijo Ezra Katz, de 76 años, promotor inmobiliario y votante independiente del sur de Florida, cuyas escépticas misivas a una amplia lista de correo electrónico llegan a miles de judíos estadounidenses. Para Katz, Harris ha intentado serlo todo para ambos lados de la división palestino-israelí.
"Tarde o temprano usted tendrá que adoptar una posición, y tarde o temprano tendrá que estar segura de lo que quiere decir", dijo sobre la postura de Harris respecto a Israel.
Las consecuencias políticas de los esfuerzos de Harris por apaciguar a ambos grupos son mucho menos claras. A un lado de la inflación, los costos de las viviendas y el aborto, la guerra en Gaza no es un factor tan importante para la mayoría de los votantes demócratas, ni siquiera para los jóvenes. Los datos de una nueva encuesta realizada por la Universidad de Chicago y GenForward revelan sentimientos encontrados entre los votantes menores de 40 años: el 36 por ciento de ellos desaprobaba la ayuda militar a Israel, mientras que el 33 por ciento la aprobaba y el 29 por ciento no tenía opinión.
Y lo que es más importante, la encuesta mostró que la guerra de Gaza ocupaba casi el último lugar entre las preocupaciones de los votantes jóvenes, muy por debajo de la inmigración, el crecimiento económico y la desigualdad de ingresos.
La campaña de Harris, con el poco tiempo que lleva, ha intentado encontrar un poco de unidad entre los demócratas sobre el tema. El jueves, Chávez-Rodríguez voló a Detroit para reunirse en privado con Abbas Alawieh, un delegado de Míchigan en la convención que representa a los votantes que en las primarias se declararon como "no comprometidos". También se reunió con líderes árabes y judíos.
Altos cargos del Comité Nacional Demócrata se reunieron el jueves en Chicago con otros delegados "no comprometidos", y tienen previsto celebrar mesas redondas durante la convención con palestinos estadounidenses, incluidos los delegados "no comprometidos", y con judíos estadounidenses.
No obstante, hay señales de tensión para la semana que comienza. Los delegados de la convención que representan a los votantes "no comprometidos" tienen previsto celebrar conferencias de prensa todas las mañanas en el distrito de Fulton Market, a poca distancia del United Center, donde tendrán lugar los discursos de la convención en horario de máxima audiencia. Dentro del estadio, estos delegados tienen previsto celebrar una vigilia por aquellos que han muerto desde el 7 de octubre, tanto israelíes como palestinos. Según dijeron los organizadores del movimiento, se distribuirán prendedores entre los delegados "no comprometidos" y algunos simpatizantes de Harris para identificar a los "delegados del alto al fuego".
Se planean protestas a gran escala ante el consulado israelí en el centro de Chicago y en las calles y parques cercanos a la convención el martes, miércoles y jueves.
Mientras tanto, grupos pro-Israel como Mayoría Demócrata por Israel, el Consejo Democrático Judío de Estados Unidos y la organización liberal pro-Israel J Street celebrarán actos para tratar de abordar las preocupaciones de sus votantes.
Algunos demócratas judíos afirman que es imperativo que Harris y su compañero de fórmula, el gobernador Tim Walz de Minnesota, demuestren a los votantes que no se dejarán intimidar por su flanco izquierdo y que el compromiso de EE. UU. con la seguridad de Israel es inviolable. Mucho se ha hablado de un breve encuentro que Harris tuvo con Alawieh y Layla Elabed, una palestina estadounidense de Míchigan, ambos fundadores del Movimiento Nacional No Comprometido, un grupo de protesta, en una fila para hacerse fotos con la candidata.
Cuando Elabed insinuó que Harris estaba abierta a la exigencia del grupo de un embargo inmediato de armas a Israel, Phil Gordon, asesor de seguridad nacional de la vicepresidenta, se apresuró a decir que no era así.
Algunos demócratas judíos dicen que necesitan la confirmación de la propia abanderada.
"Con los rehenes aún cautivos e Irán y Hizbulá amenazando con más guerra, la comunidad pro-Israel necesita un poco de tranquilidad", dijo Mark Mellman, presidente de Mayoría Demócrata por Israel. "La vicepresidenta Harris tiene un historial excepcional, pero no tiene la relación de 50 años con la comunidad que tiene el presidente Biden".
Pero añadió que la convención no debería dedicar mucho tiempo al conflicto. Tal vez la guerra en Gaza sea lo más importante en la mente de los manifestantes, dijo, pero no en la de la mayoría de los votantes.
A los grupos proisraelíes les preocupa que no se pueda apaciguar a los manifestantes a favor de los derechos de los palestinos. Los partidarios de Israel señalan que es muy poco probable que se cumplan exigencias como un embargo de armas, y afirman que, al andarse con rodeos ante estos grupos, Harris corre el riesgo de alienar a la comunidad proisraelí sin ganarse realmente a los votantes escépticos árabes y musulmanes.
Sin embargo, los votantes propalestinos tienen un importante punto de ventaja: se concentran en Míchigan, un estado clave en la contienda. El Partido Demócrata del estado, dirigido por su presidenta, Lavora Barnes, lleva más de un año trabajando para calmar las inquietudes de las grandes poblaciones árabe estadounidense y musulmana de Míchigan, y el mes pasado contrató a tres personas para intensificar sus esfuerzos.
Abed Ayoub, director ejecutivo nacional del Comité Árabe Estadounidense contra la Discriminación y activista por los derechos de los palestinos en Míchigan, señaló que la campaña Harris-Walz está llevando a cabo otra iniciativa.
Los organizadores de los derechos de los palestinos afirman que las peticiones de los delegados "no comprometidos" para intervenir en el horario de máxima audiencia de la convención fueron rechazadas, al igual que sus exigencias acreditar activistas para que ingresen al United Center.
El grupo de protesta Abandon Biden tiene previsto celebrar una rueda de prensa el lunes en Chicago con dos candidatos externos a la presidencia, Jill Stein, del Partido Verde, y el independiente Cornel West, para anunciar sus planes para el otoño, afirmó Hudhayfah Ahmad, portavoz del grupo.
Sin embargo, dijo, no alberga muchas esperanzas de que haya gestos conciliadores por parte de los demócratas.
"Creo que piensan que pueden ganar sin nosotros", dijo, "así que ahora nos ignoran".
Katie Glueck colaboró con reportería.
Jonathan Weisman escribe sobre política y cubre campañas con énfasis en políticas económicas y laborales. Está radicado en Chicago. Más de Jonathan Weisman
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