Llegaron los mosquitos. Esto hay que saber sobre el virus del Nilo Occidental

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Las infecciones, transmitidas principalmente por el mosquito Culex, pueden causar fiebre y fatiga, y suelen alcanzar su punto álgido en agosto y septiembre.

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Una noche de julio de 2003, Lyle Petersen salió de su casa de Fort Collins, Colorado, para recoger la correspondencia. Acabó quedándose fuera más tiempo del previsto para charlar con su vecino. Pero cuando a ambos les picaron los mosquitos, volvieron corriendo al interior de sus casas.

Tres días después, Petersen empezó a sentirse extremadamente fatigado. Tuvo fiebre y un fuerte dolor de cabeza, y empezaron a dolerle los músculos. "Estuve en cama una semana", dijo Petersen, director de la división de enfermedades de transmisión vectorial de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés). "Es lo más enfermo que he estado".

Alrededor del séptimo día, le apareció una erupción en la piel. Dada su experiencia profesional, Petersen sospechó la causa. Más tarde, un análisis de sangre confirmó que se había infectado con el virus del Nilo Occidental, la principal causa de enfermedad transmitida por mosquitos en Estados Unidos.

¿Qué es la enfermedad del virus del Nilo Occidental?

En Estados Unidos, el virus lo transmiten principalmente los mosquitos Culex. Los mosquitos hembra transmiten el virus al picar a un ave infectada por el virus y luego pican a una persona. Muchas de las personas infectadas no enferman. Pero alrededor del 20 por ciento desarrolla fiebre, "que va de bastante leve a bastante horrible", dijo Petersen. Otros síntomas frecuentes son dolores de cabeza, cansancio, dolores musculares, dolor ocular y erupciones cutáneas.

La mayoría de las personas se recuperan a los pocos días, pero algunas siguen experimentando un agotamiento extremo durante semanas o meses. Petersen, por ejemplo, no pudo subir las escaleras de su casa sin sentirse fatigado durante casi tres meses después de su infección.

En raras ocasiones, la enfermedad puede derivar en una afección neurológica grave, causando parálisis, meningitis y daños cerebrales. Quienes se ven gravemente afectados tienden a ser personas mayores y a menudo inmunodeprimidas. Aproximadamente una de cada 10 personas que desarrollan estos problemas neurológicos muere a causa de la enfermedad.

Los casos humanos del virus suelen alcanzar su punto álgido en agosto y septiembre. El número de personas que desarrollan la enfermedad del virus del Nilo Occidental varía mucho cada año: se han registrado entre 712 y 5674 casos anuales entre 2005 y 2023, según los CDC. Desde que el virus se detectó por primera vez en Estados Unidos en 1999, más de 27.000 personas han sido hospitalizadas con infecciones, y unas 3000 han fallecido. Pero los expertos afirman que el número de infecciones puede ser mucho mayor.

"Por cada persona diagnosticada en el hospital, hay probablemente otras 150 en la comunidad que pueden o no tener síntomas y pueden o no ser diagnosticadas", dijo Desiree LaBeaud, médica especialista en enfermedades infecciosas y epidemióloga de la Universidad de Stanford.

¿Dónde y cuándo se propaga el virus?

Los mosquitos hibernan en invierno, emergen en primavera y permanecen activos hasta el otoño. Para rastrearlos, los organismos locales de salud pública o protección del medio ambiente colocan cada año trampas para mosquitos y analizan los insectos para detectar el virus del Nilo Occidental. En Nueva York, por ejemplo, los funcionarios de sanidad colocaron trampas por toda la ciudad en abril y han seguido controlándolas semanalmente. (En las últimas semanas han identificado mosquitos infectados con el virus en los cinco distritos).

Los casos humanos se han dado con mayor frecuencia en las Grandes Llanuras y en algunos estados occidentales como California y Arizona. Una de las razones podría ser las grandes extensiones de zonas rurales y tierras agrícolas de regadío que proporcionan un hábitat potencialmente hospitalario para que los mosquitos se reproduzcan, dijo Anita Bharadwaja, epidemióloga de transmisión vectorial del Departamento de Salud de Dakota del Sur.

Pero a los científicos les preocupa que el cambio climático cree nuevos focos del virus a medida que más regiones experimenten temporadas cálidas más largas y condiciones más húmedas. Estas zonas, antes menos hospitalarias, podrían tener más mosquitos activos durante más tiempo. Los brotes de la enfermedad del virus del Nilo Occidental también podrían ser más frecuentes con el cambio climático, según Morgan Gorris, científica del Laboratorio Nacional de Los Álamos que estudia los efectos del clima en la propagación de patógenos.

¿Se puede tratar o prevenir una infección por el virus del Nilo Occidental?

No existen tratamientos específicos para la enfermedad. En su lugar, los médicos se centran en controlar los síntomas del paciente con analgésicos, antiinflamatorios para ayudar a tratar la fiebre y reducir la hinchazón, y líquidos intravenosos para prevenir la deshidratación.

Aunque hay vacunas aprobadas para reducir el riesgo de infección en los caballos, no existe una opción semejante para los humanos.

Los investigadores han desarrollado posibles vacunas para humanos que se han sometido a las primeras pruebas clínicas. Pero ha resultado difícil probarlas en ensayos más amplios porque el momento y la ubicación de los brotes de la enfermedad del virus del Nilo Occidental son impredecibles, dijo Petersen, lo que dificulta la selección de una zona para llevar a cabo la investigación. "Es muy frustrante desde nuestro punto de vista, porque sabemos que una vacuna humana funcionaría muy bien", añadió.

Por ahora, los expertos recomiendan llevar camisas de manga larga y pantalones para protegerse y usar repelente de insectos cuando se pase tiempo al aire libre. Busca los que contengan DEET, picaridina o el producto químico IR3535. Los expertos también aconsejan limitar la actividad al aire libre durante el atardecer y el amanecer, cuando los mosquitos están más activos, y deshacerse del agua estancada alrededor de casa para evitar que los mosquitos se reproduzcan cerca.

(Victor J. Blue/The New York Times)

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