Venezuela espera el resultado de unas elecciones que podrían deponer a Maduro

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VenezuelaElectionsGonzalez, Edmundo (1949- )Machado, Maria CorinaMaduro, Nicolas

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Llegaron a los centros de votación mucho antes del amanecer, durmieron en la calle para poder ser los primeros en fila, y lloraron mientras emitían sus votos.

El domingo, millones de venezolanos se dirigieron a las urnas en unas elecciones que determinarán el destino del movimiento socialista que ha gobernado a Venezuela, un país rico en petróleo y colmado de crisis, por 25 años.

A las 8 p. m., la mayoría de los centros de votación habían cerrado, y el país esperaba con recelo que el organismo electoral nacional, dirigido por un discípulo del partido gobernante, anunciara el resultado.Por primera vez en más de una década, el presidente autoritario del país, Nicolás Maduro, se ha enfrentado a un fuerte contrincante, Edmundo González, un antiguo diplomático poco conocido que ha contado con el apoyo de la popular líder, María Corina Machado.

La votación representa un momento existencial para el chavismo, el movimiento socialista que tomó el poder en Venezuela en 1999. Fundado por el presidente Hugo Chávez, el mentor de Maduro, el partido prometió sacar a millones de personas de la pobreza.

Durante un tiempo, lo hizo. Pero, en el transcurso de una generación, el chavismo ha destrozado la democracia del país, ha presidido un extraordinario desplome económico, como en ningún otro territorio sin guerra, y se ha convertido en la fuente de una de las mayores crisis migratorias del mundo.

Los problemas del país han atraído votantes hacia Machado, una conservadora ex diputada, que ha prometido restaurar la democracia y traer a millones de venezolanos de vuelta a casa. Cuando el gobierno le impidió que Machado presentarse a las elecciones, su coalición consiguió que González se uniera a la contienda en su lugar.

El domingo la afluencia a las urnas parecía alta."Llueva, relampaguee, caiga un terremoto, arena, lo que venga del cielo, así se abra la tierra, vamos estar aquí pegados", dijo Henry Mayora, de 74 años, quien llegó a su centro de votación en Caracas, la capital, a las 2:30 a. m., horas antes de la apertura fijada a las 6.

Mayora, que camina con un bastón y dijo apoyar a la oposición, fue el primero en la fila para votar.

Durante años, el gobierno de Maduro ha utilizado la coerción, la supresión y la confusión para ganar las elecciones. Y a lo largo de la jornada del domingo, hubo muchas quejas de problemas con la votación, incluyendo centros electorales que abrieron con horas de retraso y máquinas de votación que no funcionaban.

Phil Gunson, analista en Venezuela durante muchos años para International Crisis Group, dijo que las irregularidades estaban "dentro de lo 'normal'" para unas elecciones en Venezuela en los últimos años.

Maduro rara vez ha mencionado un resultado en el que su partido pierda. En un reciente discurso de campaña, amenazó con un "baño de sangre" si su partido perdía.

Pero el domingo, hablando con los periodistas, pareció adoptar un tono más conciliador.

"Reconozco y reconoceré al árbitro electoral", dijo, en referencia al organismo electoral del país, "y haré que se respeten. Palabra santa la del árbitro electoral".

La autoridad electoral está presidida por un antiguo miembro del partido de Maduro, Elvis Amoroso.

En el Liceo Andrés Bello, un centro de votación de Caracas, la capital, un periodista de The New York Times observó cómo unos 15 hombres con chaquetas negras sin distintivos ni identificación bloqueaban el acceso al centro. Un observador voluntario de la votación fue golpeado.

Finalmente, la multitud estalló en un coro -- "¡Queremos votar!"-- y la fila de gente empezó a avanzar hacia el interior, más de hora y media después de las 6 a. m. , el horario oficial de inicio de las elecciones.

En la ciudad de Maturín, en el este, una mujer fue alcanzada por una bala cuando unos hombres en motocicleta pasaron junto a una fila de personas que esperaban para votar, según una exlegisladora, María Gabriela Hernández, que se encontraba en el lugar de los hechos.

En un centro de votación de la ciudad de Carúpano, en Sucre, ciudadanos y periodistas locales dijeron que las fuerzas de seguridad del gobierno habían intentado expulsar a un observador electoral aliado con la oposición y sustituirlo por un observador sin credenciales del organismo electoral del país.

En la ciudad cercana de Cumaná, cinco personas dijeron que se había instalado un nuevo lugar de votación no oficial en un centro comunitario. Un periodista de The New York Times que intentó acceder al sitio fue bloqueado por partidarios del gobierno.

En otro centro de votación de Cumaná, unos 50 policías y guardias nacionales armados habían formado una larga fila en el exterior a media mañana, con cascos y chalecos antibalas, proyectando claramente la fuerza del Estado a cualquiera que se planteara votar contra los que están en el poder.

En la ciudad de Maracaibo, en el oeste del país, los votantes denunciaron que sus centros de votación habían sido trasladados sin su conocimiento. Sonia Gómez, de 65 años, dijo que había consultado el sitio web del consejo electoral el sábado para verificar su centro de votación. Pero cuando llegó el domingo, los trabajadores electorales le dijeron que estaba inscrita en otro lugar.

En otros lugares, la votación fue más tranquila. En uno de los centros de votación más grandes de Caracas, en el barrio de Petare, Rony Velázquez, un entrenador personal, dijo que había decidido votar por el gobierno.

Dijo que simpatizaba con la oposición, pero que buscaba mejoras dentro del sistema político actual, por temor a que un gobierno diferente sumiera al país en un nuevo periodo de incertidumbre.

En una entrevista un día antes de la votación, Nicolás Maduro Guerra, diputado e hijo del presidente, dijo que estaba seguro de que su padre ganaría la reelección. Afirmó que confiaban en la victoria, no por triunfalismo, sino por haber hecho la tarea de ensamblar la maquinaria, refiriéndose al aparato electoral de base que ambas partes consideran crucial para conseguir la victoria el domingo.

Si el principal candidato de la oposición, González, gana y se le permite asumir el cargo, es probable que enfrente inmensos desafíos, incluido el hecho de que casi todas las instituciones --incluyendo la Asamblea Nacional-- siguen en manos del partido de Maduro o son leales al presidente.

En 1999, Chávez llegó al poder después de unas elecciones democráticas, prometiendo sacar a millones de la pobreza y comprometiéndose a reestructurar un sistema dirigido por una élite corrupta. Hoy, su movimiento gobierna un Estado ampliamente considerado corrupto, los líderes de su partido son la élite, y Machado promete removerlos.

Maduro ha mantenido su poder castigando a los disidentes, aplastando las protestas y cooptando las instituciones del Estado. Al mismo tiempo, el modelo socialista que alguna vez aclamó ha dado paso a un capitalismo brutal, dicen los economistas, con una pequeña minoría conectada al Estado que controla gran parte de la riqueza del país.

En parte, Maduro está celebrando elecciones debido a la presión internacional: Estados Unidos ha prometido levantar las sanciones económicas que castigan a la industria petrolera de Venezuela solo si el país celebra una votación presidencial competitiva.

Muchos analistas creen que Maduro nunca pensó que Machado y González ganarían tanto impulso.

Muchas personas en Venezuela creen que Maduro tiene pocos incentivos para permitir un resultado que demuestre que ha perdido. Estados Unidos lo ha acusado de narcotráfico y ha ofrecido 15 millones de dólares por información que conduzca a su arresto. La Corte Penal Internacional lo está investigando por crímenes de lesa humanidad. Ambas cosas lo hacen vulnerable a procesos judiciales si deja el cargo.

Francisco Rodríguez, un economista venezolano y profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Denver, dijo que ve tres posibles escenarios.

Primero, el voto podría marcar el inicio de una transición democrática. Segundo, podría sellar la consolidación absoluta del poder de Maduro.

O, dijo, "podría ser, y es lo que yo más temo, el momento de una escalada y una profundización en el conflicto, en el conflicto destructivo que le continúa haciendo más daño a la sociedad y a la economía venezolana".

Cualquiera que sea el resultado anunciado, es muy probable que sea impugnado por la otra parte, lo que posiblemente desencadene protestas y una respuesta violenta de las fuerzas armadas.

El próximo presidente podría no asumir el cargo hasta enero, lo que dejaría un extenso período de incertidumbre.

En entrevistas recientes a lo largo del país, algunos partidarios de Machado prometieron tomar las calles si Maduro se declaraba ganador.

Luis Bravo, que asistió a un reciente acto de campaña de Machado, dijo que si Maduro se proclamaba una victoria y comenzaban las protestas, él se uniría a ellas.

"Yo estoy rogando que no, que no lleguemos a eso. Porque obviamente se va morir mucha gente. Pero si toca, toca".

Isayen Herrera y Alejandro Cegarra colaboraron con la reportería desde Caracas, Venezuela, Nayrobis Rodríguez desde Sucre, Venezuela y Genevieve Glatsky desde Bogotá, Colombia.

Anatoly Kurmanaev es corresponsal internacional y cubre la transformación de Rusia tras la invasión a Ucrania. Más de Anatoly Kurmanaev

Frances Robles es periodista de investigación que cubre Estados Unidos y América Latina. Ha sido periodista durante más de 30 años. Más de Frances Robles

Julie Turkewitz es jefa del buró de los Andes, ubicado en Bogotá, Colombia. Cubre Colombia, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Perú. Más de Julie Turkewitz

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