Meteors and MeteoritesNew York City
Luego de un terremoto, un eclipse, calores récord y el caos político, ¿qué sigue en Nueva York? Una bola de fuego en el cielo, por supuesto.
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Últimamente, los neoyorquinos han vivido una buena dosis de acontecimientos insólitos. Hubo un sismo, un eclipse y el juicio penal de un expresidente, todo ello durante el año más caluroso jamás registrado y con unas crisis políticas nacionales increíblemente estresantes como telón de fondo.
El martes, la ciudad añadió a la lista lo que parecía un fenómeno cósmico friki: un meteoro que había viajado millones de kilómetros a través del espacio profundo entró en la atmósfera, pasó a toda velocidad por encima de la Estatua de la Libertad y de los barcos turísticos del puerto de Nueva York, dejó atrás el centro de Manhattan y explotó muy muy por encima de la región.
Pero ha sido una semana caótica, y muchos neoyorquinos parecieron no darse cuenta. O, si escucharon un ruido extraño, hicieron lo que suelen hacer los neoyorquinos, especialmente en el centro de Manhattan: siguieron con su vida.
"Lo oí, sí, sin duda", dijo el martes Pat Battle, presentadora del noticiero NBC News local, con asombro en la voz. "Pero nunca se me ocurrió mirar hacia arriba".
El paso y la rápida desaparición de un meteoro sobre la zona conocida como Midtown Manhattan, el área más ruidosa y caótica de la ciudad, atrajo poca atención allí. Sin embargo, algunos residentes de otros distritos y de Nueva Jersey se quejaron de un fuerte estruendo a última hora de la mañana del martes, o dijeron haber visto una bola de fuego surcar el cielo.
Ashleigh Holmes, vocera de la Administración de Emergencias de la Ciudad de Nueva York, remitió las preguntas sobre el meteoro a la NASA.
Basándose en la información inicial, el Observatorio de Meteoros de la NASA comentó que creía que el meteoro fue visto por primera vez cuando se encontraba alrededor de 79 kilómetros sobre el puerto de Nueva York, al este de Greenville Yard, un patio ferroviario en Jersey City. Después el objeto pasó sobre la Estatua de la Libertad, antes de desintegrarse a unos 47 kilómetros por encima de Midtown.
No está claro con qué frecuencia ocurre algo así en la zona de Nueva York, en parte porque la NASA no monitorea cada pequeño meteoro que se acerca al planeta o entra en la atmósfera.
Algunos neoyorquinos, imperturbables, solo se encogieron de hombros. Pero otros, impactados por la serie de sucesos inusuales ocurridos en la ciudad y por el sombrío ambiente nacional, no pudieron evitar ver un inquietante presagio en el roce que Nueva York tuvo con el cosmos. Aunque el meteoro no haya sido más grande que una tostadora.
"Uno pensaría que se trata de una señal", comentó Charlotte Alberts, de 26 años, mientras paseaba a sus perros en el barrio de Williamsburg, Brooklyn. "Algo se está cocinando".
Cuando la ciudad fue sacudida por un pequeño sismo en abril, contó Alberts, al principio confundió la agitación con un ataque de pánico. El martes, enfocó sus ojos más allá del río Este, en el cielo sobre Manhattan.
"Es una locura", murmuró.
Mientras tanto, en otra parte de Williamsburg, Bryant Grisham, de 21 años, un habitante de Athens, Alabama, que se encontraba de visita, dijo que no había razón para ponerse a interpretar los movimientos de los planetas, los meteoros y las metrópolis. Todo era obra del azar.
"Es muy casual", dijo. "Especialmente para la ciudad de Nueva York".
Y para algunos, la idea de que un meteoro explotara sobre el centro de la ciudad resultaba extrañamente tranquilizadora.
Abdul Ndadi, de 40 años, un escritor de ciencia ficción que vive en el Bronx, comentó que con tanto sufrimiento causado por la humanidad en el mundo, la breve aparición del meteoro se sintió como un reconfortante acto de la naturaleza.
"Al menos un meteoro es normal", reflexionó.
De acuerdo con la NASA, el meteoro nunca representó un peligro para nadie, porque era pequeño. Tanto, que habría sido imposible verlo venir.
En una publicación de Facebook, la agencia explicó que vigila "los asteroides que son capaces de representar un peligro para nosotros, los habitantes de la Tierra, pero las rocas pequeñas como la que produjo esta bola de fuego solo miden alrededor de 30 centímetros de diámetro y son incapaces de sobrevivir hasta llegar al suelo".
"No monitoreamos (no podemos) cosas tan pequeñas a distancias significativas de la Tierra", escribió la agencia. "Así que el único momento en que tenemos noticia de ellas es cuando golpean la atmósfera y generan un meteoro o una bola de fuego".
La NASA dijo que había logrado hacer "una determinación muy burda de la trayectoria del meteoro" basándose en informes de personas que afirmaron haber visto una bola de fuego o haber escuchado un estruendo. También señaló que más o menos a la misma hora hubo cierta actividad militar en la zona, lo que también podría explicar el ruido.
La agencia cree que la roca espacial se desplazaba a alrededor de 61.000 kilómetros por hora cuando pasó sobre Nueva York. No obstante, advirtió que su comprensión del suceso seguía siendo "muy rudimentaria e incierta", y sus declaraciones sobre la trayectoria del meteoro fueron cambiando a lo largo del día.
Para algunas personas, la idea de que un meteoro atravesara la galaxia para llegar a la ciudad de Nueva York representó un momento de asombro.
Tina Dang, chef privada de 43 años, se enjugó una lágrima mientras hablaba de "una salpicadita de milagro" en una época turbulenta.
"Tiene algo de mágico", dijo. "Cuando pasan tantas otras cosas, uno se olvida de estos momentos increíbles de la vida".
Liam Stack es un reportero del Times que cubre la cultura y la política de la región de la ciudad de Nueva York. Más de Liam Stack