(Saudi Arabia Dispatch)
AL-ULA, Arabia Saudita -- Mientras los camellos más rápidos de la península arábiga galopaban por una pista del desierto saudita, Kasseem Dean, productor de hip-hop neoyorquino ganador de un premio Grammy, observaba nervioso desde una sala VIP con aire acondicionado.
Camareros con chalecos negros ofrecían limonada y magdalenas de terciopelo rojo. Mujeres en vestido de verano se arremolinaban en torno a sofás blancos, bebiendo cócteles efervescentes sin alcohol.
Aunque los camellos que pasaban a toda velocidad eran el acontecimiento principal, Dean, mejor conocido como "Swizz Beatz", tenía la sensación de que todos en la sala lo veían a él, uno de los competidores más recientes en el mundo de las carreras de camellos en Arabia Saudita. Cuatro años después de participar y ganar su primera carrera, ha gastado millones de dólares en 48 camellos de carreras, ascendiendo a los círculos más selectos de este deporte.
"Cuando lo descubres, entras en un mundo completamente distinto", afirmó Dean, de 45 años, cuyo equipo de camellos, "Saudi Bronx", ha ganado trofeos en toda la región y ha profundizado su apego al reino, que visitó por primera vez en 2006.
Ahora viaja a Arabia Saudita con tanta frecuencia que lo considera su segundo hogar. Es cofundador de una pista de patinaje sobre ruedas en el refugio desértico de Al-Ula, donde se celebró la carrera de camellos, y tiene un departamento en la capital, Riad; hace unos años le concedieron la nacionalidad saudita.
Todo esto habría sido muy improbable no hace mucho. Pero lo absurdo se ha convertido en ordinario en la nueva Arabia Saudita, a medida que el príncipe heredero Mohamed bin Salmán implementa cambios sociales radicales al tiempo que profundiza la represión política, remodelando el país islámico conservador en el proceso.
Hace diez años, las reuniones de hombres y mujeres, así como la música, estaban prohibidas en público. Hoy, los jóvenes sauditas bailan en fiestas en hospitales abandonados, y las mujeres, que hasta 2018 tenían prohibido conducir, viven cada vez más independientes, compran departamentos y conducen al trabajo.
El príncipe heredero, de 38 años, es un autócrata declarado y ha combinado la apertura social con la represión de la disidencia, pues ha detenido a cientos de sauditas críticos de todo el espectro político. En enero, Manahel al-Otaibi --una entrenadora de gimnasio que había hecho campaña en las redes sociales contra el sistema saudita de tutela masculina sobre las mujeres, que el príncipe heredero Mohammed ha desmantelado en gran medida-- fue condenada a once años de prisión.
Sin embargo, el príncipe tiene un gran interés en utilizar la riqueza petrolera del reino para construir un poder blando y crear así una imagen más cordial mediante la promoción de la cultura, el arte y la gastronomía sauditas destinada a para convencer a políticos y turistas por igual.
Las carreras de camellos, un deporte muy apreciado por los beduinos de la península arábiga, son una pequeña parte de ese impulso. El objetivo del reino es que se convierta en "un deporte reconocido internacionalmente", declaró en una entrevista Mahmoud al-Balawi, director de la Federación Saudita de Carreras de Camellos.
Basma Khalifa, una mujer de 42 años de Al-Ula que asistía a la carrera de camellos, dijo: "Es muy agradable que vengan los extranjeros. Así como nosotros conocemos su cultura, ellos conocen la nuestra".
Aunque, en su momento, Dean fue un caso atípico, ahora las celebridades estadounidenses aparecen en Arabia Saudita con regularidad, a menudo atraídas por lucrativos acuerdos, y ya no se dejan disuadir por las frecuentes críticas al reino por parte de grupos de derechos humanos. Muchos de ellos acaban en Al-Ula, una zona llena de caprichosas formaciones rocosas y ruinas antiguas, la pieza central del impulso del príncipe heredero Mohamed para convertir el reino en un destino turístico mundial.
En el torneo de Al-Ula, celebrado esta primavera, los camellos echaban espuma por la boca a causa del esfuerzo mientras corrían por la pista azotada por el viento, con las rodillas temblorosas. En lugar de personas, los jinetes eran robots, un cambio introducido hace años después de que se descubriera que la práctica de utilizar niños jinetes estaba plagada de violaciones de derechos humanos. Una manada de todoterrenos los seguía de cerca, repletos de entrenadores que dirigían a los robots por control remoto.
Detrás de las cuerdas de terciopelo de la sección VIP, Dean estaba sentado cerca del director de la federación de carreras y rodeado de príncipes del reino. Lo animaron a conseguir la victoria y lo tranquilizaron cuando uno de sus camellos, Enzo, quedó en cuarto lugar, lo que le permitió ganar casi 200.000 dólares de un premio total de más de 20 millones de dólares.
La ciudadanía saudita de Dean es una señal de que los sauditas poderosos consideran valiosa su relación con el reino; la ciudadanía es un privilegio extraordinario, concedido por edicto real e inalcanzable incluso para la mayoría de los residentes extranjeros de segunda o tercera generación. Muchos famosos y personas influyentes en las redes sociales que han llegado a Arabia Saudita en los últimos años lo han hecho atraídos por patrocinios o acuerdos, pero Dean aseguró que no fue eso lo que lo atrajo allí.
"Se podría venir fácilmente a Arabia Saudita y ser transaccional: hay un sinfín de oportunidades", aseguró. "Pero yo solo quería tener la libertad de divertirme".
Nacido en el barrio neoyorquino del Bronx y casado con la cantante Alicia Keys, Dean ha trabajado con Jay-Z, Beyoncé y Kanye West, entre otros artistas. Una vez rapeó diciendo que era "rico de barrio". En la actualidad, es un rico común y corriente, muy rico en realidad, repleto de acuerdos empresariales, miembro de varios consejos de administración e inversiones en bienes inmuebles y arte contemporáneo.
Es musulmán, y su abuelo peregrinó a la ciudad santa de La Meca, en Arabia Saudita, en la década de 1970. Por eso, cuando Dean visitó el reino por primera vez en 2006, viajar allí no le pareció una idea tan extraña.
Volvía a menudo y le fascinaban las carreras de camellos. Hace varios años, decidió explorarla por sí mismo. Llamó a amigos sauditas para que lo ayudaran a buscar a los mejores entrenadores de camellos y empezó a formar su equipo.
Como novato en este deporte, Dean cometió errores y vendió algunos de sus camellos más rápidos cuando los competidores le ofrecieron enormes sumas.
Ahora comprende la seriedad con que la gente se toma este deporte, y que algunos de los jeques emiratíes y cataríes con los que compite pueden gastarse millones de dólares en un solo camello. Deja en manos de sus entrenadores locales las decisiones sobre qué camellos comprar y cómo competir con ellos.
"Yo solo aporto el factor de genialidad", señaló Dean.
Dean recordó que, por su asociación con Arabia Saudita, perdió amigos y negocios en el pasado. Pero él ignora las críticas al respecto, alegando que "ningún lugar es perfecto".
"El odio en todo el mundo sería menor si la gente viajara más y pasara tiempo con diferentes culturas", afirmó.
Swizz Beatz, productor estadounidense de hip-hop cuyo verdadero nombre es Kasseem Dean, con hombres sauditas en su tienda de Al-Ula, Arabia Saudita, el 26 de abril de 2024. (Iman Al-Dabbagh/The New York Times)
Patinadores durante la actuación de Swizz Beatz en la cabina del DJ en una pista de patinaje en Al-Ula, Arabia Saudita, el 26 de abril de 2024. (Iman Al-Dabbagh/The New York Times)