(Critic's Notebook)
En conjunto, los títulos de las dos primeras canciones del tercer álbum de Billie Eilish, "Hit Me Hard and Soft", conforman un par provocador: "Skinny" y "Lunch".
"La gente dice que me veo contenta/Solo porque adelgacé", canta Eilish en la primera canción del álbum, su voz melancólica acompañada por una sola guitarra lejana. "Pero la yo de antes aún soy yo y quizá es la de verdad, y a mí me parece hermosa", agrega.
Esa letra es un puñetazo en el estómago. También señala un sutil cambio en la actual generación de estrellas femeninas del pop, que últimamente han reconocido --a menudo con un lenguaje crudo, llamativo y posiblemente perturbador-- la presión que han sentido para verse delgadas.
Taylor Swift, que habló por primera vez de sus luchas pasadas contra los trastornos alimentarios en una impactante secuencia de su documental de 2020, "Miss Americana", canta sobre ello en su tema de 2022 "You're on Your Own, Kid", una compasiva oda a su yo más joven: "Organizaba fiestas y mataba de hambre a mi cuerpo, como si fuera a salvarme un beso perfecto". El mes pasado, en una aparición como invitada en el remix de "Girl, So Confusing", de Charli XCX, Lorde confesó que las fluctuaciones de su peso la habían llevado a mantenerse alejada de la mirada del público. "Durante el último par de años, he estado en guerra con mi cuerpo", canta con sinceridad desgarradora. "Intenté matarme de hambre para adelgazar y luego recuperé todo ese peso".
Durante varios años, las conversaciones sobre el peso en el pop se han centrado en torno a una artista lo bastante valiente como para hablar al respecto y absorber la reacción violenta: Lizzo. En sus letras, en las redes sociales y en su línea de ropa moldeadora, la cantante y rapera ha hecho hincapié en el amor propio, convirtiéndose en el rostro del movimiento de la positividad corporal. A principios de este año, sin embargo, declaró a The New York Times que había "evolucionado hacia la neutralidad corporal". "No voy a mentir y decir que amo mi cuerpo todos los días", afirmó.
Parte del desprecio al que se ha enfrentado Lizzo tiene sus raíces en el racismo, y es imposible divorciar un diálogo sobre la imagen corporal de la raza, y las diferentes formas en que los cuerpos negros, morenos y blancos son diseccionados, denigrados e idolatrados. Latto habló hace poco de cómo las críticas en internet la llevaron a someterse a cirugía plástica a los 21 años para mejorar sus glúteos. El año pasado, la rapera, que es birracial, dijo: "Cuando todavía no me operaba, decían: 'Ah, tiene la forma de su lado blanco'". SZA habló con Elle sobre su propio procedimiento, que fue similar (sobre el que cantó en su exitoso álbum de 2022, "SOS"), y comentó: "No sucumbí a la presión de la industria. Sucumbí a mis propios ojos en el espejo".
Aun así, la delgadez siempre parece trascender todos los demás cánones de belleza. En "Homecoming: A Film by Beyoncé", que retrata la preparación de la superestrella para su aclamado concierto en Coachella, Beyoncé detalló cómo restringió su dieta para perder apresuradamente el peso que había acumulado durante el embarazo de sus gemelos: "Tengo hambre", dijo.
Para las jóvenes cantantes que se enfrentan ahora a uno de los últimos tabúes de la música pop (cantar sobre trastornos alimentarios y dismorfia corporal), la presión para ser delgadas puede ser abrumadora. A primera vista, se trata de un momento musical de poder femenino sin complejos y de romper normas. Pero, al mismo tiempo, es una época en la que los cánones de belleza son especialmente severos, acentuados por el auge de las redes sociales centradas en la imagen, como Instagram y TikTok. En los últimos dos años, a medida que los medicamentos para la diabetes como Ozempic se han convertido en una poderosa herramienta para perder peso, decenas de celebridades y personas influyentes han publicado fotos con un aspecto notablemente más delgado.
Cuando Eilish, ahora de 22 años, saltó a la fama estratosférica en su adolescencia, pareció anticiparse y desviar preventivamente el lujurioso escrutinio que siempre se dirige al cuerpo de una joven estrella del pop. Tanto en el escenario como fuera de él, aparecía sin esfuerzo con ropa holgada, y cuando una cándida foto suya en camiseta de tirantes, tomada por un paparazzi, causó revuelo en internet --tenía solo 18 años--, Eilish respondió con un manifiesto en su segundo álbum titulado "Not My Responsibility". "¿Te gustaría que fuera más delgada?", preguntó a esos ojos hambrientos en un murmullo amenazador. "¿Más débil? ¿Más blanda?".
Eilish alcanzó la mayoría de edad en la era de la alegre positividad corporal (y, por supuesto, de la vehemente y reaccionaria crítica del cuerpo), y esta desafiante confianza podría hacerla parecer la perfecta representante del movimiento. Pero en algunas entrevistas, Eilish ha admitido que ha luchado mucho con la relación que tiene con su cuerpo. En 2021, dijo que tomó pastillas para adelgazar y empezó a comer de forma poco saludable cuando solo tenía 12 años. Ha dicho que recorrió un largo camino desde entonces pero, como cualquier persona, todavía tiene momentos bajos. En una portada reciente de Rolling Stone, se identificó como "alguien con problemas corporales extremos y dismorfia de toda la vida".
El peligro de la "thinspo" (o "inspiración para la delgadez", contenido en línea que fomenta objetivos poco saludables) siempre se cierne sobre nosotros y, como ocurre con cualquier tema controvertido, la línea que separa la representación de la aprobación puede ser difusa y dar lugar a conversaciones polarizadas y emociones acaloradas. Pensemos en el revuelo que se montó en octubre de 2022, cuando Swift estrenó el video de su éxito "Anti-Hero". Dirigido por la propia cantante, el video incluía un plano muy discutido en el que ella se sube a una báscula que muestra el juicio tajante de sus demonios internos en lugar de un número: "Gorda".
Las reacciones no se hicieron esperar. En un tuit viral, la terapeuta Shira Rose criticó la forma en que Swift representó "su lucha con la imagen corporal" y concluyó: "Las personas gordas no necesitamos que se nos reitere una vez más que parecerse a nosotros es la peor pesadilla de todo el mundo". Luego, Swift eliminó esa toma del video, aunque sin ofrecer más comentarios ni explicaciones. La reacción negativa a la báscula de "Anti-Hero" se sintió como una oportunidad perdida para tener un debate más profundo sobre las maneras en que las mujeres --y en particular las mujeres blancas, sin discapacidad-- que luchan con trastornos alimentarios todavía pueden perpetuar la gordofobia, incluso en su proceso de recuperación. Pero el tema parecía radiactivo, todo el mundo se arrinconó y el tabú permaneció.
Sin embargo, en el último año --y especialmente ahora, cuando se escucha el tema veraniego "Lunch" de Eilish en la radio-- algunas de las estrellas femeninas más destacadas del pop han estado explorando el tema con cuidado, utilizando un lenguaje ligeramente diferente, y quizá hasta ahora prohibido, para cantar sobre cómo es sucumbir a los trastornos alimentarios.
"Empecé a saltarme la comida, dejé de comer pastel en los cumpleaños", canta Olivia Rodrigo en "Pretty Isn't Pretty", de su álbum de 2023, "Guts". (Rodrigo dijo a un redactor del Times que esas imágenes estaban inspiradas en sus observaciones en una fiesta a la que había asistido, y calificó los cánones de belleza contemporáneos de una "bestia inagotable").
Siempre resulta tentador creer en una narrativa edificante de progreso lineal y, en muchos aspectos importantes, la popularidad del movimiento de positividad corporal ha llevado a nuestra cultura a un lugar más tolerante, empático e inclusivo en cuanto al tamaño. Hemos recorrido un largo camino desde las supermodelos "heroin-chic" de la década de 1990 o incluso desde la sarcástica moda pop de finales de la década de 2000, cuando una Jessica Simpson de talla cuatro podía ser noticia nacional por usar pantalones de mezclilla de cintura alta.
Sin embargo, las revelaciones de algunas de las estrellas femeninas del pop más exitosas de nuestros tiempos demuestran que aún queda mucho por hacer. Y, como dice Eilish en "Skinny", el apetito de las redes sociales nunca se saciará del todo: "El internet está hambriento del tipo más malvado de diversión", canta. "Y alguien tiene que alimentarlo".
Billie Eilish, Charli XCX y Lorde forman parte de un grupo de mujeres jóvenes que están revelando en su música la presión que han sentido para verse delgadas. (Petra Börner/The New York Times).