Algunas parejas jóvenes se van a vivir juntas desde antes para ahorrar dinero de alquiler

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Para Caroline Li y Colin Wang, irse a vivir juntos tras ocho meses de relación fue una cuestión de serendipia y urgencia.

En otoño pasado, Wang, de 28 años, estaba terminando su último año de medicina general en la Universidad de California, campus Los Ángeles, cuando se enteró de que el departamento de dos habitaciones que compartía con un compañero tenía una infestación de moho. Wang tuvo que mudarse de inmediato, pero le estaba costando trabajo encontrar una nueva vivienda.

"Era muy difícil encontrar algo que estuviera cerca del campus y a un precio razonable, además de que esto fue a mitad del año escolar", relató Wang, que ya había alcanzado el límite de tres años del programa de residencia para estudiantes que ofrece la Universidad de California, en Los Ángeles, el cual le permitía pagar 1425 dólares mensuales de renta en lugar de la tarifa del mercado de 2000 dólares o más.

Al mismo tiempo, Li, una enfermera certificada de 24 años, se enteró de que una de sus compañeras de piso se iba a mudar de su departamento de tres habitaciones y 5000 dólares al mes cerca de Santa Mónica, California, faltando la mitad del plazo de su contrato. Li y Wang se dieron cuenta de que podían resolver sus problemas si Wang se iba a vivir con Li y su compañera de piso.

Li y la otra compañera pagan 1750 dólares mensuales cada una y Wang paga 1500.

"Creo que el plan siempre fue que Colin y yo nos fuéramos a vivir juntos cuando él acabara su residencia, no cuando terminara la carrera de médico general", explicó Li. "Pero supongo que la oportunidad se presentó antes y pudimos conservar este departamento y ahorrar dinero al mismo tiempo".

Li y Wang son una de muchas parejas que deciden vivir juntas en etapas más tempranas de su relación para ahorrar en costos de vivienda y subsistencia. Frente a una oferta escasa de viviendas asequibles, una competencia agresiva entre compradores y arrendatarios, un lento declive en los precios de alquiler y tasas de hipoteca cada vez mayores, jóvenes de todo el país se están viendo obligados a encontrar maneras creativas de pagar una vivienda.

"Las generaciones más jóvenes tienen que buscar maneras de ahorrar y reducir los costos de vivienda, sobre todo en las ciudades grandes donde las rentas siguen siendo muy elevadas y los precios del mercado inmobiliario son altísimos", comentó Hannah Jones, analista sénior de investigación económica para Realtor.com.

De acuerdo con una encuesta reciente de Realtor.com, un 80 por ciento de los encuestados de la generación Z y un 76 por ciento de los milénials que se han ido a vivir con sus parejas dijeron que las finanzas o la logística, o ambas cosas, habían influido en su decisión.

Si bien dividir el costo de la renta tiene sus beneficios, irse a vivir con una pareja temprano en la relación puede crear problemas si aún no conocen bien los estilos de comunicación y las habilidades de resolución de conflictos del otro, mencionó Nicolle Osequeda, terapeuta marital y familiar certificada que reside en Chicago.

"Si hay diferencias significativas y no hay una referencia de cómo hablar de temas difíciles, ya sean finanzas o algo más, entonces se pueden exacerbar algunos de esos puntos de estrés que de todos modos surgen", describió Osequeda, que se especializa en ayudar a adultos y parejas jóvenes a navegar las transiciones de la vida.

Luego de salir durante siete meses, Kaitlin Cadagin, de 26 años, y su novio de 28 años se mudaron a un departamento de una habitación en un edificio alto en el centro de Chicago.

La renta era de 2400 dólares al mes e incluía varios servicios, como un área para perros, una sala de conferencias y un cuarto de lavandería dentro del edificio. La pareja decidió dividirse el costo de la renta en función de sus ingresos: Cadagin, gerente de eventos, paga 1000 dólares al mes, y su novio, un abogado con licencia, paga los 1400 restantes.

"Yo llegué diciendo: 'Puedo costear 1000 dólares como mi parte de la renta'", narró Cadagin, que antes rentaba un departamento de dos habitaciones con una compañera en otra área de Chicago donde cada una pagaba 900 dólares al mes.

Cuando su compañera decidió mudarse, Cadagin contó que llegó a la conclusión, junto con su novio, de que vivir juntos sería más económico para Cadagin que rentar un departamento ella sola. Cadagin comentó que sí podía permitirse vivir sola, pero prefería ahorrar dinero viviendo con alguien más.

"Este año, empecé a ver programas de maestría, así que siempre estoy pensando en mis finanzas", señaló.

La pareja se divide a partes iguales los gastos de los servicios públicos y los víveres. Sin embargo, no siempre llevan una contabilidad perfecta de sus finanzas compartidas, admitió Cadagin.

"Él lleva un control muy estricto de sus finanzas y yo a veces no", reconoció.

El novio de Cadagin, que pidió que no se revelara su nombre por motivos de privacidad, dijo que, aunque no establecieron bien sus expectativas financieras antes de irse a vivir juntos, habían aprendido a definir mejores metas financieras juntos y habían fortalecido su relación.

En general, Cadagin afirmó que vivir con su novio ha sido una experiencia positiva y siente que su relación todavía puede crecer.

"Creo que vivir juntos sin duda ha puesto a prueba nuestra relación, pero también la ha fortalecido mucho, me siento muy cómoda con él", concluyó.

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