Jair Bolsonaro podría enfrentar cargos en Brasil por venta de joyas saudíes

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El expresidente de Brasil podría ser acusado por la apropiación de regalos que recibió de mandatarios extranjeros.

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La Policía Federal de Brasil recomendó que el expresidente Jair Bolsonaro sea acusado penalmente por la venta de joyas que recibió como regalos de líderes extranjeros mientras era presidente, de acuerdo con dos personas cercanas a la investigación, lo que pone a Bolsonaro ante otro gran desafío legal.

La Policía Federal acusó a Bolsonaro y a 10 de sus aliados de haber intentado guardar y vender regalos costosos que recibió de gobiernos extranjeros, explicaron las personas, que hablaron bajo condición de anonimato para describir archivos sellados del caso. La policía está buscando presentar cargos de lavado de dinero y asociación para delinquir contra Bolsonaro y algunos de sus aliados, incluidos antiguos asesores.

En un caso, Bolsonaro y su equipo intentaron ocultar joyas de diamantes por valor de un millón de dólares que el expresidente había recibido del gobierno de Arabia Saudita, de acuerdo con documentos de investigaciones anteriores.

En otro, el equipo de Bolsonaro realizó un intento fallido de vender un juego de joyas de oro de 18 quilates de los saudíes por 50.000 dólares en una casa de subastas de Manhattan durante una venta del Día de San Valentín llevada a cabo el año pasado, según muestran los documentos. En una tercera ocasión, vendieron dos relojes de lujo en un centro comercial de Pensilvania por 68.000 dólares y entregaron parte del dinero a Bolsonaro, según los documentos.

Aunque en portugués la policía brasileña denomina "acusación" a los cargos recomendados, Bolsonaro no ha sido acusado. Ahora, la fiscalía general brasileña debe decidir si acusa a Bolsonaro y le obliga a someterse a juicio. La fiscalía y el Supremo Tribunal Federal señalaron la noche del jueves que aún no habían recibido las recomendaciones de la policía.

El caso forma parte de un creciente riesgo legal para el expresidente de Brasil, a apenas 18 meses de que dejara el cargo.

En marzo, la Policía Federal recomendó cargos contra Bolsonaro por un plan para falsificar sus registros de vacunación contra la COVID-19, aunque los fiscales federales aún no lo han acusado.

En febrero, la policía le confiscó el pasaporte y le ordenó permanecer en Brasil mientras investigaba su participación en lo que las autoridades consideran una conspiración para aferrarse al poder tras haber perdido las elecciones de 2022. Días después, Bolsonaro pasó dos noches en la embajada de Hungría en la capital de Brasil en un aparente intento de solicitar asilo, según muestran las imágenes de las cámaras de seguridad obtenidas por The New York Times.

Si es condenado en alguno de los casos, el expresidente podría ir a prisión. Los juristas consideran que las acusaciones de conspiración golpista son las que tienen más probabilidades de acarrear penas de prisión en caso de ser declarado culpable, mientras que las condenas en los casos de las joyas o las tarjetas de vacunación podrían dar lugar a penas más leves. En Brasil, los expresidentes no son inmunes a los procesos judiciales.

Bolsonaro ha negado las acusaciones y ha calificado las investigaciones de persecución política. Él y su abogado han argumentado que los regalos eran legalmente de su propiedad. "Todos los expresidentes han tenido problemas" con los regalos extranjeros, dijo Bolsonaro al periódico brasileño Estadão el año pasado. "La ley es confusa".

Su abogado se negó a hacer comentarios porque aún no había visto los documentos que recomendaban los cargos.

Durante mucho tiempo, Bolsonaro ha aceptado de buena gana las comparaciones con el expresidente Donald Trump, y aunque los dos hombres comparten estilos políticos combativos y políticas de extrema derecha, otra creciente similitud son los desafíos legales similares.

Trump, quien ha sido condenado en un caso e imputado en otros tres, también ha sido acusado de mal manejo de regalos extranjeros que recibió como presidente. Los demócratas de la Cámara de Representantes acusaron a la Casa Blanca de Trump de no haber registrado adecuadamente más de 100 regalos extranjeros por un valor conjunto de más de 250.000 dólares. Casi todos esos regalos ya han sido contabilizados.

En Brasil, el caso de las joyas comenzó en 2021, cuando un funcionario del gobierno brasileño fue sorprendido cuando regresaba de una visita oficial de Arabia Saudita con joyas de diamantes no declaradas por valor de aproximadamente un millón de dólares. El funcionario dijo a las autoridades que se trataba de un regalo de funcionarios saudíes para Bolsonaro y su esposa, Michelle.

En junio de 2022, el ayudante personal de Bolsonaro, el teniente coronel Mauro Cid, vendió un reloj Rolex de diamantes y un reloj Patek Philippe a una joyería del centro comercial Willow Grove Park de Pensilvania, de acuerdo con los documentos de la investigación. La policía cree que un reloj fue un regalo de Arabia Saudita y el otro un regalo de Bahrein.

En ese caso, la policía recomendó presentar cargos contra Cid. Él había firmado previamente un acuerdo de culpabilidad con las autoridades. Su abogado ha dicho que Cid seguía órdenes de Bolsonaro, cosa que Bolsonaro niega.

La ley brasileña permite que los presidentes conserven algunos regalos si son personales, pero su valor no debe ser alto, explicó Bruno Dantas, el jefe del tribunal de cuentas de Brasil, el auditor del gobierno federal. "Si se trata de una gargantilla de diamantes con el nombre del presidente, no puede tenerla", declaró Dantas al Times el año pasado.

Para decidir qué es propiedad del presidente y qué pertenece al Estado, a veces interviene una comisión nombrada por el gobierno. Ese panel dictaminó que al menos algunas de las joyas que los ayudantes de Bolsonaro pretendían vender eran de carácter personal.

De acuerdo con Paulo Cunha Bueno, abogado de Bolsonaro, eso significa que las joyas pertenecen legalmente a Bolsonaro. "Puede venderlas", dijo Cunha Bueno al Times el año pasado. "Y si muere, los bienes pasan a sus herederos".

El jefe del panel nombrado por el gobierno estaba entre los acusados por la policía de asociación para delinquir. El juez del Supremo Tribunal Federal que supervisa la investigación había dicho anteriormente que algunas pruebas sugerían que Bolsonaro ordenó al panel que dictaminara que las joyas eran de su propiedad.

La policía ha dicho que otras pruebas muestran que Bolsonaro y sus aliados intentaron ocultar sus planes. Por ejemplo, operaban principalmente en efectivo. En un intercambio de WhatsApp, Cid le dijo a un socio que su padre tenía 25.000 dólares para el expresidente. "Él lo entregaría en mano", dijo. "Cuanto menos movimiento haya en la cuenta, mejor, ¿no?".

Luego de que Dantas, del tribunal de cuentas, ordenara a Bolsonaro devolver la joya el año pasado, Frederick Wassef, exabogado de Bolsonaro, voló a Pensilvania y volvió a comprar el Rolex saudí por 49.000 dólares, dijo la policía.

Más tarde, Wassef lo negó a la prensa brasileña. "Nunca he visto ese reloj", dijo al sitio de noticias brasileño G1 el año pasado. "Los desafío a que lo demuestren".

Entonces, los sitios de noticias publicaron el recibo con su nombre.

La policía recomendó esta semana que Wassef fuera acusado también de blanqueo de dinero y asociación para delinquir.

Wassef dijo esta semana que Bolsonaro no le pidió que comprara el Rolex. Aseguró que lo hizo por su propia iniciativa durante un viaje a Estados Unidos para devolverlo al gobierno federal, como los tribunales habían solicitado. "Estoy pasando por todo esto únicamente por ejercer la abogacía en defensa de Jair Bolsonaro", dijo.

Paulo Motoryn colaboró con reportería desde Brasilia.

Jack Nicas es el jefe de la corresponsalía en Brasil, con sede en Río de Janeiro, desde donde lidera la cobertura de gran parte de América del Sur. Más de Jack Nicas

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