BOSTON -- Sentado cerca de una ventana en el hotel Four Seasons de Boston con vista a un estanque lleno de patos en el Jardín Público de la ciudad, Ray Kurzweil sostenía una hoja de papel con una gráfica del crecimiento sostenido en la cantidad de potencia computacional que se ha podido comprar con un dólar a lo largo de los últimos 85 años.
Una línea verde neón se elevaba constantemente en esa página, disparada hacia lo alto cual fuegos artificiales en el cielo nocturno.
Según explicó, esa línea diagonal muestra por qué la humanidad está a solo 20 años de la Singularidad, una hipótesis propuesta hace mucho tiempo sobre el momento en que las personas se fusionarán con la inteligencia artificial y así incrementarán sus capacidades con una potencia computacional millones de veces mayor que la que su cerebro biológico proporciona ahora.
"Si creas algo que es miles o millones de veces más poderoso que el cerebro, no podemos prever qué hará", señaló, luciendo tirantes multicolor y un reloj de Mickey Mouse que compró en Disney World a principios de la década de los ochenta.
Kurzweil, un conocido inventor y futurista que durante toda su trayectoria ha hecho predicciones contrarias a la sabiduría convencional, dijo lo mismo en su libro de 2005 titulado "The Singularity Is Near" (La Singularidad está cerca). Tras la aparición de tecnologías de IA como ChatGPT y proyectos recientes con el propósito de implantar chips computacionales dentro de la cabeza de algunas personas, cree que es el momento perfecto para recordar su predicción. La semana pasada, publicó la secuela: "The Singularity Is Nearer".
Ahora que Kurzweil tiene 76 años y se mueve mucho más lento que antes, sus predicciones parecen más perspicaces. Desde hace mucho tiempo ha dicho que planea experimentar la Singularidad, fusionarse con la IA y, de esta manera, vivir indefinidamente. Pero si la Singularidad llega en 2045, como él dice, nada le garantiza que estará vivo para atestiguarlo.
"Incluso un veinteañero sano podría morir mañana", reconoció.
Pero su predicción no es tan extravagante como parecía en 2005. Ante el éxito del chatbot ChatGPT y de tecnologías similares, muchos científicos informáticos prominentes, ejecutivos de Silicon Valley e inversionistas en capital riesgo han hecho predicciones extravagantes sobre el futuro de la IA y cómo alterará el curso de la humanidad.
Las gigantes tecnológicas y otros inversionistas con recursos abundantes le están inyectando miles de millones de dólares al desarrollo de la IA, gracias a lo cual las tecnologías se están fortaleciendo cada vez más en cuestión de meses.
Muchos escépticos advierten que las predicciones extravagantes sobre la inteligencia artificial podrían desmoronarse ya que la industria batalla con las limitantes de la materia prima necesaria para construir la IA, desde la energía eléctrica y los datos digitales hasta la capacidad computacional y las matemáticas. El optimismo tecnológico también puede parecer un tanto miope y demasiado seguro de su situación privilegiada si se piensa en los muchos problemas que enfrenta el mundo.
"Cuando la gente dice que la IA resolverá todos los problemas, en realidad no consideran cuáles son las causas de esos problemas", comentó Shazeda Ahmed , investigadora de UCLA que explora afirmaciones sobre el futuro de la IA.
Por supuesto, el gran salto es imaginar cómo sería posible fusionar la conciencia humana con una máquina, y las personas como Kurzweil tienen dificultades para explicar con exactitud cómo se lograría.
Nacido en la ciudad de Nueva York, Kurzweil comenzó a programar computadoras cuando era un adolescente, época en que las computadoras eran máquinas que ocupaban habitaciones enteras. En 1965, cuando tenía 17 años, se presentó en el programa de televisión de la CBS "I've Got a Secret", donde tocó una pieza de piano compuesta por una computadora que él había diseñado.
Cuando todavía estudiaba en la preparatoria Martin Van Buren en Queens, intercambió cartas con Marvin Minsky, uno de los expertos en ciencias de la computación que fundaron el campo de la inteligencia artificial en una conferencia a mediados de la década de los cincuenta. Poco después, ingresó al Instituto Tecnológico de Massachusetts y estudió bajo la supervisión de Minsky, que se había convertido en el rostro de esta nueva disciplina académica formada por una mezcla de ciencias de la computación, neurociencia, psicología y casi creencia religiosa de que era posible tener máquinas pensantes.
La IA empezó a mejorar con rapidez a principios de la década de 2010 cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto decidió explorar una tecnología llamada red neural. Era un sistema matemático capaz de adquirir habilidades a partir del análisis de una cantidad inmensa de datos. Después de analizar miles de fotografías de gatos, podía aprender a identificar a un gato.
Era una idea antigua que habían descartado varias décadas antes personalidades como Minsky. Pero fue asombroso cómo empezó a funcionar gracias a la enorme cantidad de datos que el mundo había puesto en internet y a que ya se contaba con el poder de computación necesario para analizar esos datos.
El resultado fue la aparición de ChatGPT en 2022, impulsada por ese crecimiento exponencial en la potencia de cómputo.
Geoffrey Hinton, profesor de la Universidad de Toronto que ayudó a desarrollar la tecnología de la red neural y que podría considerarse más responsable que cualquier otro investigador por su éxito, en alguna ocasión desestimó la predicción de Kurzweil de que las máquinas rebasarían la inteligencia humana antes del fin de esta década. Ahora, cree que fue sagaz.
"Su predicción ya no parece tan absurda. Los avances están ocurriendo mucho más rápido de lo que esperaba", indicó Hinton, que hasta hace poco trabajaba en Google, donde Kurzweil ha encabezado un equipo de investigación desde 2012.
Aunque a Hinton le impresionó la predicción de Kurzweil de que las máquinas se volverían más inteligentes que los seres humanos para el final de la década, no le convence tanto la idea de que el inventor y futurista vaya a vivir para siempre.
"Creo que un mundo dirigido por hombres blancos de 200 años de edad sería un lugar espantoso", comentó Hinton.
Ray Kurzweil en Boston el 3 de mayo de 2024. (Tony Luong/The New York Times)